“Enchufados” de un país desenchufado

Mucho hemos hablado de los enchufados y sus grandes fortunas en todas partes del mundo. Lujos, carros deportivos y una opulencia que, lejos de ser ocultada por necesidad, ha sido dada a conocer a los cuatro vientos, amparados por ese gran axioma venezolano que es la impunidad. Y es que no necesitaron ni las empresas offshore para ocultar sus fortunas. La corrupción nos ha pegado una cachetada en la cara, a plena luz del día, para luego dejarnos en penumbra.

Esta es una diplomacia de mafiosos. “Usted roba, váyase con sus millones a un consulado”. “Usted es ineficiente, tome esta embajada y viva tranquilo por unos cuantos años”. “Usted es profundamente patriota-revolucionario y además sostiene un cargo público, pues es el momento preciso para montar una estética en Miami, por ejemplo”. Ni hablar de los ministros “quita y pon”, que van dejando una estela de pobreza, corrupción, hambre y miseria sólo superada por el nepotismo y la negación.

Mientras tanto, Venezuela vive una de sus peores épocas en toda su historia. En un país dividido en dos, el mediático-gubernamental que hace de todo una novela, una dramatización en los géneros de ficción, suspenso y drama, y otro país más terrenal, aterrizado, ese que se despierta con el corte de luz y que llega a casa siempre y cuando la “buena voluntad” del malandro así lo quiera. Continuar leyendo

Autoengaño chavista

Casi como si se tratara de una nueva cultura político-religiosa, el oficialismo venezolano lanzó una campaña en el sistema nacional de medios públicos digna del análisis de estudiantes de sociología, psicología y comunicación social en el campo de la semiótica. Se trata de una mujer y su niña adolescente —tomando en cuenta el matriarcado producto de la irresponsabilidad masculina— hablando de la realidad del país, bajo una premisa falaz, reflejo del autoengaño del propio chavismo.

Parecería que la inspiración para realizar esta pieza audiovisual surgió, en buena medida, de aquella frase irresponsable, desacertada e impertinente, esa que expresó el presidente Nicolás Maduro en una oportunidad al referirse a los crecientes problemas del país, cuando se atrevió a afirmar “Dios proveerá”, como si se tratase de un acto más divino que humano. Suscribió de alguna manera la opinión sobre la incapacidad del Estado venezolano para resolver sus propios problemas.

De esta incapacidad, esa que durante tanto tiempo ha sido cubierta por el propio órgano de propaganda roja, se desprende uno de los factores que más ha criticado la sociedad venezolana, la negación. Por ello, la entrada del video en cuestión da paso a un argumento tardío de un problema que vive el país y que no puede ser ocultado de ninguna manera. Continuar leyendo

El silencio, el argumento falaz y el escándalo

Un axioma que se ha hecho costumbre en el estamento político del Gobierno venezolano es el silencio. Las autoridades “revolucionarias”, muy a su estilo, se acostumbraron a esquivar la mirada, a evadir las preguntas y a callar las respuestas.

Esa palabra extraoficial que molesta tanto a lectores como a periodistas fue reemplazada progresivamente por una frase aún peor: “No negó ni confirmó la información”, por lo tanto desconocemos si el año pasado murieron dieciocho mil o veintiocho mil venezolanos. Tampoco sabemos si la inflación acumulada llegó a los cuatro dígitos, si el desabastecimiento ronda el 80% de los productos, o cómo los sobrinos de Cilia Flores obtuvieron los pasaportes diplomáticos a los que hace referencia Estados Unidos.

Junto a tal silencio, falaz es el único y desgastado argumento que sostiene el régimen: la culpa externa, la crisis inducida, la quinta columna en el mejor de los casos. Tan falso como aquella afirmación relativa a que gracias a Hugo Chávez el precio del petróleo pasó de siete dólares el barril a más de cien dólares. Es increíble la capacidad para crear amenazas, para afirmar que todo, absolutamente todo es culpa de factores externos, casi asumiendo como un karma que sólo el Gobierno rojo podría haber soportado, por su alto grado de humanismo socialista, ese que construyó la plataforma para que luego de recibir más de novecientos mil millones de dólares en diecisiete años no se encuentre ni papel de baño, ni una aspirina para el dolor de cabeza. Continuar leyendo

La malcriadez gubernamental

El Gobierno venezolano se ha encargado de romper sus propios récords. Sólo en lo que va de este año destituyó a una ministra con apenas 15 días en funciones, desconoció a la Asamblea Nacional en dos oportunidades, en plena declaración de Memoria y Cuenta el presidente Nicolás Maduro obvió mencionar la cifra oficial de fallecidos a causa de la violencia que según el Observatorio Venezolano de Violencia asciende a 28 mil muertos únicamente en el 2015. Además, se destapó el escándalo de los trescientos mil dólares que presuntamente fueron sustraídos en una de las residencias del presidente del Banco Central, Nelson Merentes, ministros no asistieron a comparecencia ordenada por el propio Poder Legislativo y se generaron decenas de declaraciones donde se desconoció completamente la realidad del país o, peor aún, se desestimó la responsabilidad de la máxima dirigencia nacional.

Un capítulo aparte podríamos dedicar al ataque frontal hacia la Asamblea Nacional, uno de los cinco poderes nacionales, que, a la fecha, sigue siendo blanco de toda la artillería chavista, que sin temor ha forzado la barrera en múltiples oportunidades, hasta llevarnos a un peligroso estado de ingobernabilidad. Es cierto, parecería que esta inflexión no es nueva y que, en todo caso, se agrava según pasan los días; aun cuando se supone que las autoridades venezolanas deberían estimar todos los esfuerzos para fomentar la paz, el entendimiento y el consenso. Continuar leyendo

Ahora o nunca

Un nuevo tiempo se siente en Venezuela. El país con la mayor reserva petrolera en el mundo vive uno de los momentos más críticos de su historia contemporánea, pero también un renacer de su democracia a partir de las últimas elecciones para escoger a los 167 diputados a la Asamblea Nacional. El país depende ahora del comportamiento de un Poder Legislativo finalmente independiente, luego de 17 años de chavismo.

El 6 de diciembre hubo elecciones en Venezuela. ¿Y qué pasó? La oposición ganó los dos tercios de la Asamblea Nacional, un hecho histórico y extremadamente importante por cuanto, al tener la mayoría calificada, se podrán aprobar y derogar leyes, investigar a las autoridades venezolanas y hasta solicitar un referéndum revocatorio para el presidente Nicolás Maduro. Es el momento perfecto para revisar lo ocurrido en esta elección y lo que se espera en Venezuela a partir de estos inéditos resultados. Continuar leyendo

¿Despertar latinoamericano?

Es temeraria esta afirmación. Lo sé. Sin embargo, este año ha sido atípico para una América Latina que se suponía que caminaba con cierta firmeza hacia un socialismo caribeño, improvisado pero con un peso específico en el continente, producto de una chequera que dio para todo y para muchos durante más de cinco lustros.

En efecto, el declive no obedece a los últimos meses, sin duda tiene su origen en múltiples factores que con el paso del tiempo, en algunos casos más largo que en otros, terminaron desgastando la paciencia de las sociedades latinoamericanas sedientas de justicia, de inclusión y de futuro.

Lo que se suponía que sería un bloque monolítico latinoamericano, ese sujeto de poder que haría cierto contrapeso en el mundo, se fue desmoronando producto de las propias incapacidades de sus gobernantes y de una de las mayores desgracias que han acompañado a nuestros pueblos por generaciones: la corrupción.

Salvo contadas excepciones, como la de José Mujica en Uruguay, los Gobiernos de izquierda contemporáneos han ido quedando atrás, estigmatizados por sus propias miserias, las cuales empobrecieron profundamente al pueblo, pese a haber aumentado el gasto público en términos de inversión social. Paradójica e incomprensible realidad, dado que con los recursos que se manejaron y sobre todo con la buena voluntad de los pueblos, se hubiera podido lograr cosas inimaginables. Pero claro, el nepotismo, el abuso gubernamental, la falta de separación de poderes, la politización de las fuerzas militares y la corrupción hicieron un contrapeso tan fuerte que lograron reventar la piñata, coloquialmente hablando. Continuar leyendo

Psicoanálisis del Gobierno venezolano

Al Gobierno venezolano hay que tratarlo como lo que es, como un paciente psiquiátrico. En su errático accionar ha demostrado con creces profundos trastornos que, sin pretender actuar como un experto de la psicología, por cuanto no lo soy, son tan evidentes que podemos hacer un juego mental para identificar qué elementos esconde o muestra, a partir de sus modos y su comportamiento.

Sí, un psicoanálisis debe hacerse en un estricto orden individual, pero también es cierto que en los ejercicios organizacionales podemos ver a una institución como a un ser vivo, con personalidad, con cualidades, con características que sumadas entre sí podrían recrear el perfil de una persona en toda su extensión.

En consecuencia, imaginemos por un momento al Gobierno venezolano como a una persona, como un individuo que en sus manos maneja el destino de más de treinta millones de personas y que comparte con ellas sus buenos y sus malos momentos, incluyendo alegrías, tristezas, rabias, depresión, entre otros. Continuar leyendo

Mi Venezuela discapacitada

A principios de septiembre me tocó la nada agradable tarea de ver cómo mis padres despedían a su último hijo, el menor, con la simple esperanza de sentirlo seguro, de saberlo vivo en otras fronteras. Ya son miles de kilómetros los que separan físicamente a la familia, inclusive continentes. Los nietos ya hablan otros idiomas, tienen otros acentos y se despiertan a horas que obligan a sus abuelos a tener toda una logística para verlos virtualmente una que otra vez por semana, siempre y cuando la estatal CANTV se los permita, cosa que no sucede muy a menudo.

Nos convertimos a los trancazos en ciudadanos del mundo, porque estamos repartidos en cada rincón del planeta aún sin haberlo pedido, sin haberlo querido.

Cuando tengo oportunidad de conversar con colegas y amigos sobre el tema, siempre llegamos a la misma conclusión. El amor de la familia es tan grande que se está dispuesto a separarla, a desmembrarla, inclusive sin esperanzas del reencuentro, siempre y cuando el futuro se pinte mejor. El sacrificio es máximo, definitivamente.

Mis amigos cubanos reiteran lo que digo, con conocimiento de causa, puesto que muchos de ellos fueron quedándose sin familia, en la medida que el tiempo pasaba y se los arrancaba de la mano. Mucho peor, también se quedaron sin patria, porque el tiempo se detuvo, porque no fueron capaces de reaccionar, porque la negación se convirtió en su peor discapacidad. Continuar leyendo

Guatemala nos muestra sus pantalones largos

Lo que está ocurriendo en Guatemala es ejemplarizante, sobre todo para los países con linaje en el mundo de la corrupción. Su presidente, Otto Pérez Molina, está siendo investigado a fondo por el caso “La Línea”, nombre adoptado para el modus operandi que tenía su seno en el propio Ejecutivo nacional.

Se habla de millones de dólares en comisión que fueron a parar a las arcas del gabinete de Pérez Molina, incluyéndolo en un caso de corrupción aduanera sin precedentes en este país. Pero más allá del tema concreto de la defraudación, lo que me llama la atención luego de tantas muestras de poca o nula separación de poderes en nuestra América, con Venezuela, México y Argentina a la cabeza, es ver cómo los órganos del Estado guatemalteco, las organizaciones no gubernamentales, los investigadores y los docentes universitarios y hasta la Iglesia Católica suenan a una sola voz: Piden la renuncia del primer mandatario para facilitar la investigación.

Pérez Molina ha dicho que no va a renunciar y que no tiene nada que ver con este tema, al mejor estilo Blatter en la FIFA: “La FIFA no es corrupta, no hay corrupción en el fútbol, es con la gente, la gente es corrupta. No se trata de la institución…”, había afirmado previamente.

Pero el Presidente no tuvo en cuenta que entre los que piden la renuncia se encuentra nada más y nada menos que la propia Contraloría General de Guatemala, quien además instó al mandatario a que “presente de manera inmediata su renuncia al cargo para evitar mayores incidentes con consecuencias insospechables”, secundando a la Procuraduría General de la Nación, que solicitaba lo propio “para evitar la ingobernabilidad del país centroamericano”, según informa el diario La Nación. Continuar leyendo

¿Cuándo llegará la escasez de plomo?

¿Será que la pólvora tiene algún tipo de subsidio por parte del Gobierno? ¿O que la industria de las municiones compra a 6,30? ¿Quizá esta será una de las pocas producciones venezolanas que tiene suficiente mercado como para sortear la profunda crisis económica? Qué dilema, sinceramente.

Hablar de violencia en Venezuela es hablar de tres cosas básicas: balas, asesinos e impunidad. Para el año 2014, según el Observatorio Venezolano de Violencia, teníamos la segunda tasa de muerte por violencia del mundo, ubicándonos en 82 asesinados por cada cien mil habitantes. Ecuador, México, El Salvador, Colombia y Brasil son bebés de pecho al compararse con nosotros.

Las cifras podrían ser mucho más dramáticas, por cuanto ya van once años sin obtener información oficial sobre este tema. La censura gubernamental hace que hasta el más valiente se asuste, dando paso a toda clase de mitos y leyendas para sortear el bloqueo informativo en este tema. Un bloqueo profundamente irresponsable e insostenible.

No son números, son almas. Solo el año pasado se registraron 24.980 fallecidos por violencia en el país más chévere del mundo. Son 25 mil personas con sueños, familia, esperanzas y sentimientos. Mucho peor cuando hablamos de la cifra de asesinatos desde 1999 hasta la fecha. Son más de 160 mil personas las que han muerto por causa de la violencia en Venezuela, mucho más que las que fallecieron en Japón a causa de la bomba atómica en Hiroshima, la cual cobró la vida de 140 mil personas, según las cifras oficiales de la ciudad. Continuar leyendo