Dos décadas perdidas (1996-2016)

La devaluación fue una mala idea. Fue la peor salida de la convertibilidad que se pudo imaginar. No sólo se quebraron los contratos y se debilitaron las instituciones, sino que además se dejó al país en una profunda crisis económica y social, de la que después de 20 años apenas logramos recuperarnos, pero no superar.

El punto de inflexión fue quizás esa carta de renuncia que Ricardo López Murphy tuvo en su bolsillo por unos pocos días entre el 5 y el 20 de marzo de 2001, antes de que retornara Domingo Cavallo al frente del Ministerio de Economía. Ricardo López Murphy fue quien tenía un diagnóstico apropiado y quien explicó con claridad a la sociedad y a la dirigencia las consecuencias de abandonar la convertibilidad. Fernando de la Rúa le dio la espalda y el peor escenario se hizo realidad. Domingo Cavallo partió de un diagnóstico equivocado: “El problema no es el déficit, es la competitividad”. Y con aquella frase y una mala idea de una canasta de monedas inició una gradual salida de la convertibilidad que ocasionó una fuga de capitales fenomenal. Ya sin reservas, y con Eduardo Duhalde en la Presidencia, que siempre se le fue esquiva en el proceso electoral, Argentina se entregó nuevamente a una enorme intervención estatal, con mucha propaganda política y con ello vinieron las dos décadas perdidas en materia de crecimiento económico. Continuar leyendo

De Lavagna a Kicillof, un único modelo

Ante el ya evidente fracaso de la política económica populista del kirchnerismo en los diez años que van desde 2003 a 2013, surge cierta literatura que busca rescatar a algunos responsables directos de los acontecimientos actuales.

Eduardo Duhalde intentó rescatar por ejemplo a su ministro de Economía, Roberto Lavagna, al punto de candidatearlo como una persona de experiencia para resolver la situación actual. Martín Redrado o Martín Lousteau escriben decenas de columnas críticas en las que intentan separarse del actual gobierno, cuando hace unos pocos años acompañaron el proceso. Es cierto, se podrá decir que desde 2007 Cristina Fernández de Kirchner se ocupó personalmente de profundizar ese mismo populismo que “nació” post-convertibilidad, pero cada uno de estos tres economistas tuvo su responsabilidad en la actual situación que sufrimos.

Para empezar, diré que la salida de la convertibilidad fue la peor que se podía haber diseñado. Eduardo Duhalde acusa al gobierno actual de improvisación, cuando él mismo prometió devolver dólares a quienes depositaron dólares, y sólo unos días después pesificó todos los depósitos y fue el responsable de la mayor estafa al pueblo argentino de las últimas décadas. En segundo lugar, hay que ser claros en que esa devaluación, que implicó el abandono de la convertibilidad y que hoy es vista como el comienzo de la “década ganada”, en realidad nos dejó con otra “década perdida”. Es cierto que entre 1998 y 2001 la economía estaba estancada y con alto desempleo, pero la devaluación convirtió esa crisis en una profunda depresión que hizo caer el PIB más del 10 % en 2002, además de destruir el Estado de Derecho.

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Cómo subdesarrollar a la Argentina en diez lecciones

Hasta 1935 EEUU, Canadá, Australia y Argentina tenían un desarrollo y un PIB per cápita similar, en torno a los 5.000 dólares, lo cual les permitía ser cuatro de los países más ricos del mundo. Para explicar tal estado de situación, uno encuentra ciertos factores comunes en estos países, tales como la riqueza natural de sus recursos, la gran extensión de territorio, los marcos constitucionales, la apertura económica, un modelo eminentemente agroexportador, la inmigración europea, un Estado muy pequeño, escasas regulaciones y la estabilidad monetaria.

Pero en los siguientes 75 años el desarrollo de Argentina se torna mucho más lento y débil que el de los otros tres países. La inestabilidad política y las políticas económicas tomadas por diversos gobiernos —como el modelo de sustitución de importaciones— fueron exitosas en mantener al país subdesarrollado, lejos de los estándares de otros países con características similares. La lección clave que el lector encontrará en este artículo es que evitar el desarrollo e incrementar la pobreza implica colocar todo tipo de trabas sobre las fuerzas creativas de los empresarios, evitando el ahorro y con ello la inversión local y extranjera.

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