Estoy sorprendido por la virulencia de las críticas que diversos voceros del poder financiero internacional están realizando a nuestro país por estas horas.
No son casuales las repercusiones en los medios locales de la reciente nota descalificatoria sobre Argentina del periódico The Wall Street Journal y de los nuevos resultados del “Índice de Libertad Económica” que anualmente realiza la ultraconservadora Heritage Foundation.
En ambos casos, se traduce una intolerancia por parte del lobby financiero mundial al camino de heterodoxia económica que viene llevando nuestro país desde el 2003.
Ni los voceros mediáticos del sistema financiero, como The Wall Street Journal, ni los “think tank” del neoliberalismo, como la Heritage Foundation, criticaban a nuestro país cuando los modelos económicos condenaban a los argentinos a la desocupación, la exclusión social y la indigencia.
Es muy curioso: en el año 2002 la Argentina estaba en el puesto 38 del ranking de “Libertad Económica”, cuando teníamos un 24 % de desocupados, un 57 % de pobres y un 35 % de indigentes. Ahora, con una desocupación del 7 % y una pobreza menor a los dos dígitos, la Heritage Foundation ubica a la Argentina en el puesto 166.
Esto deja a las claras que los intereses de estos sectores financieros no son los mismos del pueblo argentino, por más que algunos dirigentes y medios de comunicación opositores pretendan mezclar las cosas.
Hay una clara intencionalidad de diversos sectores económicos, con la complicidad de ciertos medios de comunicación, para reinstalar en la Argentina los criterios de evaluación de los modelos económicos vigentes durante el Consenso de Washington.
A la Argentina nunca le fue bien cuando siguió las recetas de los “think tank” del neoliberalismo. Al contrario: la enorme mayoría del pueblo terminó postrado en la exclusión social mientras que una minoría vinculada a los intereses del poder financiero mundial terminaba enriqueciéndose.