Concentración de riqueza

Antes he escrito a raíz del libro de Thomas Piketty sobre las estructuras de capital en este siglo que corre y también sobre otro de sus libros que alude a las desigualdades. Dejo de lado las enormes y acaloradas controversias estadísticas que suscitaron las expuestas en el primer libro mencionado, principalmente desarrolladas, explicadas y severamente criticadas por Jean-Philippe Delsol, Hunter Lewis, Rachel Black, Anthony de Jasay, Robert T. Murphy, Daniel Biery y Louis Woodhill.

En esta nota periodística circunscribo mi atención a dos aspectos cruciales. En primer lugar, es importante subrayar que en un mercado abierto las desigualdades de ingresos corresponden a las preferencias de los consumidores. Si el oferente da en la tecla respecto a los gustos y las necesidades de sus congéneres, obtendrá ganancias y si yerra, incurrirá en quebrantos. Por esto es que la llamada redistribución de ingresos se traduce inexorablemente en consumo de capital, puesto que la correspondiente asignación de los siempre escasos factores de producción se destina a campos distintos de los preferidos por la gente. Redistribuir significa volver a distribuir por la fuerza lo que pacíficamente ya habían distribuido los consumidores en el supermercado y afines. Continuar leyendo

Otro libro de Piketty

Afortunadamente esta vez son solo 190 páginas en la edición argentina del Siglo Veintiuno Editores y no el mamotreto de su obra más conocida que comentamos en su oportunidad junto a muchos otros reviews críticos y favorables. Esta vez se titula La economía de las desigualdades. Como implementar una redistribución justa y eficaz de la riqueza. Repite aquí mucho de lo ya dicho pero conjeturo que el editor lo ha estimulado al autor para publicar dado el momento de su éxito en librerías (lo debe haber conminado en el sentido de now or never).

El lenguaje que Thomas Piketty utiliza en este nuevo trabajo es más directo y provocativo (y si se quiere panfletario) respecto a su obra anterior por lo que nosotros también recurrimos a expresiones más contundentes y menos sofisticadas de las que empleamos en nuestro estudio del libro anterior. Continuar leyendo