Diciembre de 2015: ya tendremos nuevo Presidente. Probablemente durante la campaña electoral nos haya explicado la manera en que piensa encarar la pléyade de problemas a solucionar una vez asumida su trascendental responsabilidad.
Seguramente, aproximándose las elecciones ya habrá pasado de la vacía fórmula “hay que solucionar los problemas de la gente” a explicarnos “cómo” afrontar dichos problemas, entre otros: la inflación, la inseguridad, los problemas de empleo, el negocio de las drogas, los que no estudian ni trabajan, la distorsión de los precios relativos, el déficit fiscal, la sobrevaluación del peso, el estrangulamiento de la balanza de pagos; todos ellos relevantes en el corto plazo.
Es ya más difícil que se haya referido al “modelo” de país a construir y mucho menos probable que haya hecho referencia a nuestra baja competitividad, aspectos difíciles de abordar electoralmente pero cruciales en lo que hace a nuestras perspectivas futuras. Continuar leyendo