Que el gobernador Daniel Scioli haya viajado en plena inundación del territorio que gobierna no es lo grave (de hecho, como bien dice su jefe de gabinete Alberto Pérez, el ex motonauta suele estar presente donde hay problemas), pero que lleve casi 8 años de gobierno y no haya solucionado ninguno de los problemas estructurales de la provincia de Buenos Aires, sí lo es.
Lo primero que se le dice a quien cursa alguna materia de economía en cualquier carrera terciaria o universitaria es que los recursos son escasos, por lo que la asignación y prioridad en el uso de los mismos marca la impronta del gobierno. Es relevante también la organización y planificación de las obras que se prometen realizar, como también la eficacia y eficiencia con la que se desarrollan. Es cierto, como aclaran en el gobierno provincial, que los recursos hídricos que necesitan cauce en la ciudad de Buenos Aires son muchos menos que sus “pares” de la provincia, pero de lo que puede sacar chapa el gobierno porteño es que, habiendo explicado desde un principio que hasta que no se terminaran las obras en los arroyos Vega y Maldonado, la ciudad iba a seguir sufriendo con las tormentas, finalmente las obras se terminaron o marchan en los tiempos estipulados y la ciudad resiste con mayor solvencia los temporales que la azotan. Continuar leyendo