Mucho se ha dicho acerca de qué sería de la vida de los militantes de La Cámpora sin los recursos del Estado. “Viejos” peronistas no K los han ridiculizado al compararlos socarronamente con los antiguos militantes de la juventud peronista (JP). Ellos sienten que los han estigmatizado, y en algún punto tienen razón cuando vemos que no solamente a La Cámpora le cuesta su supervivencia estando fuera de la maquinaria estatal, sino que es el kirchnerismo en su totalidad lo que tambalea. De hecho es quizá la agrupación juvenil el único sostén político que aún conserva la ex presidente Cristina Kirchner. La imagen de estos jóvenes y aquellos ex funcionarios está tan deteriorada que no podrían migrar hacia ningún otro espacio político. Las opciones son ostracismo o kirchnerismo y por ahora están tratando de pelearla en el espacio que transitaron durante doce años, temen que quizás el ostracismo venga acompañado de prisión, creen tal vez que la batalla en el imaginario público aún pueda ayudarlos a frenar el nuevo ímpetu de los jueces. Continuar leyendo