Pureza forsteriana

Los aportes que regularmente hace el Secretario para el Pensamiento Nacional a la comprensión del núcleo duro del kirchnerismo son insustituibles. Basta recordar al respecto que nadie es más kirchnerista que Forster y nada es más nacional que el kirchnerismo. Semejante consideración debería por sí misma poner coto a quienes se la pasan expresando diatribas contra la necesidad de la creación de la Secretaría en general y la designación de este Secretario en particular. Decimos esto a modo de explicación, innecesaria por lo demás, de por qué caemos nuevamente en la tentación de comentar la nota con la cual despidió el año el Secretario para el Pensamiento (Kirchnerismo: un nombre para cambiar la historia). 

Todo aquel que lee al Secretario para el Pensamiento queda embelesado por lo que podríamos denominar su notoria preocupación por el lenguaje, la cual nos compele a hablar de cierta “pureza forsteriana”, quizás inspirados por aquella famosa escena de “Tienes un email” entre Frank (Greg Kinnear), el intelectual pareja de Kathleen (Meg Ryan), y su entrevistadora (Jane Adams) (ver video o, a continuación una transcripción): Continuar leyendo

La querella de los historiadores

Cuándo no, los medios opositores, como si ello fuera posible, se han propuesto desprestigiar a uno de los grandes think tanks nacionales y populares, ni más ni menos que al Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego (a partir de ahora INRHAIMD, para ganar espacio), a esta verdadera academia de inigualable excelencia, y todo a raíz de un par de dimes y diretes, a pesar de que estos últimos son constitutivos de toda institución venerable, sobre todo si alberga a personalidades tales como Pacho O’Donnell y Felipe Pigna, entre otros.

En efecto, estos mismos medios jamás hicieron referencia alguna, por ejemplo, a otras discusiones que han tenido lugar en el seno de instituciones similares al INRHAIMD. ¿Cómo sabemos que Aristóteles no dejó la Academia de Platón por desavenencias personales? ¿Y qué decir de la discusión que sacudió a laAcadémie française en 1687 con motivo de la así llamada querella de los Antiguos y los Modernos, todo por el poema de Charles Perrault sobre el “Siglo de Luis el Grande”?

La bella antigüedad fue siempre venerable
Pero yo no creí jamás que ella fue adorable.
Yo veo a los Antiguos sin plegar la rodilla [le genou]:
Ellos son grandes, es verdad, pero son hombres como nosotros [comme nous];
Y se puede comparar, sin miedo de ser injusto,

El Siglo de Luis con el bello siglo de Augusto».

Sin embargo, nadie se mofa de la Academia de Platón ni de la prestigiosa Academia Francesa (ni tampoco de Racing, mal que nos pese). Y así como los miembros de la Academia hacían pública su lealtad a Luis XIV, es más que comprensible que el INRHAIMD haya publicado una solicitada en la que repudian la falta de “lealtad a Cristina” por parte de aquellos miembros que, como el Señor Víctor Ramos, no tuvieron mejor idea que recurrir “a la prensa hostil al gobierno” para ventilar los trapos sucios, como si Ramos no supiera que semejante conducta “no es otra cosa que complicidad con los intereses más concentrados y corporativos, con los fondos buitres y los enemigos históricos del pueblo argentino”. Ni qué hablar si alguien compusiera un poema sobre “La Década de Cristina la Grande” y se atreviera a compararla con nuestro Augusto.

Además, el Sr. Ramos, nuevo Catilina si los hay, ha denunciado que “La Cámpora se viene comportando como la Policía Política de la Secretaría de Cultura, analiza los historiales de persona por persona, cuestiona a los docentes que considera que no están en ‘la línea’ como el caso del calumniado profesor Mario Casalla. Y ahora revisa la renovación de los contratos, uno por uno, Franco Vitali [Secretario de Políticas Socioculturales del Ministerio de Cultura] personalmente”. Según Ramos, increíblemente, “nuestros peores enemigos” no son “Luis Alberto Romero, ni Beatriz Sarlo”, sino que se trataba de “lacras” que “estaban adentro”.

Por si esto fuera poco, Ramos acusa a la Señora Ministra de Cultura, Teresa Parodi, de haber discriminado al Dorrego para beneficiar al otro gran think tank kirchnerista, la SECOESPENAC (Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional): “Ricardo Forster y Carta Abierta no tuvieron problemas de vientos ni tempestades y mucho menos de flujos financieros para todas sus actividades y su esplendoroso y promocionado: Congreso Argentino y Latinoamericano”. Finalmente, Ramos defiende al “espíritu crítico” y cree que “la diversidad no debilita, sino lo contrario”. Después de todo, quienes politizan hasta las multas de tránsito no pueden indignarse por un poco de política en el INRHAIMD. Faltaba solamente que Ramos dijera que al lado de Cristina, Luis XIV parece Jürgen Habermas, a juzgar al menos por cómo tomaba sus decisiones consultando con su Corte, y que la democracia no se agota en el gobierno de la mayoría.

Como era de esperar, uno de los miembros más prestigiosos—si no el más prestigioso—del INRHAIMD, Hernán Brienza, ha salido a la palestra, aunque de modo renuente. En efecto, ya había alertado “en forma privada sobre esta situación hace unos meses”, pero infructuosamente. Ahora no tuvo otra alternativa ya que no tiene “interlocutores válidos ni siquiera ante la ministra de Cultura”. En otras palabras, Brienza se ve forzado a llevarle a la Presidenta otro “dolor de cabeza como los injustificables e innecesarios desafíos por parte de alguno de los miembros a la flamante ministra de Cultura, Teresa Parodi”.

Auto-crítico como de costumbre, Brienza hace su mea culpa: “Quienes integramos el Instituto de Revisionismo Histórico Manuel Dorrego no hemos cumplido con las expectativas de la presidenta de la Nación. Incluso, le hemos llevado alguno que otro dolor de cabeza como los injustificables e innecesarios desafíos por parte de alguno de los miembros a la flamante ministra de Cultura, Teresa Parodi”.

Sin embargo, Brienza generosamente no se reserva la crítica para sí mismo y le lleva un nuevo dolor de cabeza a la Presidenta, aunque esta vez justificable y necesario: “un necesario futuro liderazgo debería estar a cargo de alguien con la capacitación intelectual y académica necesaria para llevar adelante esa empresa”. En otras palabras, Brienza tiene la valentía de denunciar a quien designó el liderazgo anterior, i.e. a la mismísima Presidenta de la República.

Y si bien tiene un genuino desafecto por lo que él llama “internas palaciegas” (¿no así por las “intrigas palaciegas”?), él nos advierte que si por ventura Ana Jaramillo, “actual rectora de Lanús”, fuera designada al frente del Instituto, Brienza se “vería en la obligación de renunciar al Instituto, no por ella, claro, sino por algunos de sus mezquinos laderos”. Quienes detectaran aquí cierta contradicción deberían agregarle el hecho de que Brienza ya había renunciado al Instituto. Quizás sea éste un homenaje de Brienza a aquella boutade de Groucho Marx: “Me gustaría que trabajara para mí, así podría despedirlo”.

Ojalá que nuestros intelectuales nacionales y populares sigan adelante con proyectos tales como el INRHAIMD y la SECOESPENAC, sin caer en las garras del tonto prejuicio según el cual semejantes empresas no son sino veleidades burguesas y elitistas. Nuestra Historia y nuestro Pensamiento no podrían estar en mejores manos.

El artículo apareció originalmente en el blog de Andrés Rosler, La Causa de Catón

Pensamiento masónico nacional

En medio de tanta discusión efímera sobre la economía, es refrescante que en dos entrevistas recientes, el Secretario para el Pensamiento Nacional, quizás sin proponérselo, haya revelado la estructura masónico-trinitaria de su pensamiento. En efecto, es fácil de advertir la manera en que el Secretario apela frecuentemente a la trinidad para revelar su pensamiento. Por ejemplo, tomemos una reciente entrevista en Página/12 (los corchetes son nuestros):

- “El nombre [de la Secretaría] [1] tocó sensibilidades, [2] movilizó ciertos fantasmas, [3] provocó reacciones”.
- “‘Pensamiento nacional’ es un nombre [1] polisémico, [2] equívoco, [3] complejo”.
- “Lo nacional hoy en la Argentina es muy difícil de categorizar desde una sola perspectiva. ¿A Borges cómo lo colocamos? [1] ¿Como un escritor cosmopolita sin raíces? [2] ¿Como un escritor del criollismo vinculado a su Palermo natal o a los relatos de Guillermo Hudson o de Güiraldes, o lo vinculamos con su descubrimiento de Herder, de Keats, de Whitman o de Schopenhauer? [3] ¿O es todas las cosas al mismo tiempo?”
- “Lo que hay son [1] giros, [2] invenciones, [3] sentidos en disputas y eso nos plantea la dificultad de pensar la Argentina”.

Por supuesto, cualquiera puede tener un día triádico, y quizás las respuestas en esta entrevista hayan sido sólo una casualidad. Pero hete aquí que en otra entrevista (click) reaparece la estructura masónica, la cual a la sazón, es la misma que la del vals y sobre todo del pericón nacional (un, dos, tres):

- “Darle a la cultura ese lugar de gabinete ministerial permite una serie muy poderosa de [1] acciones, de [2] reconocimientos y de [3] legitimidad”.
- “Esto implicaría dejar afuera a todos aquellos modos de la creación cultural [1] que no son inmediatamente rentables, [2] que no son un negocio, [3] que no están en el ‘main street’ de la creación cultural”.
- “Un Ministerio de Cultura básicamente protege… a aquellos que con enorme esfuerzo sostienen esa trama de la creación cultural y que no tienen como objetivo [1] el negocio, [2] la construcción mercantil o [3] la rentabilidad”.
- “La verdad que las actividades que estamos planeando son [1] diversas, [2] múltiples y [3] con mucha intensidad”.
- “Yo creo que el nombre que decide desde la Presidencia de la Nación para esa Secretaría tiene esa potencia. Porque es un nombre que produce [1] escozor, que produce [2] interrogación, que produce [3] rechazo también”.

Por si esto fuera poco, Forster nos ha legado una frase para reflexionar -no sería la primera vez que el Secretario nos deslumbra con su sutileza- como respuesta a la pregunta acerca de por qué “la derecha mediática atacó” la creación de su Secretaría:

“Se combinan dos cosas. A veces los nombres tienen dos posibilidades: o pasar desapercibidos, no producir ningún efecto; o tener la potencia de generar efectos. Y yo creo que el nombre que decide desde la Presidencia de la Nación para esa Secretaría tiene esa potencia. Porque es un nombre que produce escozor, que produce interrogación, que produce rechazo también”.

En otras palabras, (1) que los nombres producen efectos o no lo hacen a primera vista parece ser una obvia tautología, algo así como decir que el mundo se divide entre los que conocen al Gallo Claudio y los que no lo conocen, pero no lo es porque Forster sutilmente, casi de manera inadvertida, califica su aserto mediante el adverbio “a veces”. En cambio, las tautologías se cumplen necesariamente: la división que provoca el Gallo Claudio tiene lugar siempre.

Y (2) la respuesta según la cual la Secretaria es rechazada porque produce rechazo, no es otra tonta tautología como parece, sino una velada referencia a aquella virtus dormitiva de Molière, que tiene la virtud de producir sueño porque precisamente da sueño, y da sueño porque tiene la virtud de dar sueño. En otras palabras, se trata de otra muestra del fino sentido del humor que caracteriza al Secretario y que tanto bien le hace al pensamiento.

Finalmente, quisiéramos aprovechar esta ocasión para insistir en que, como bien dice Forster en Página/12, su Secretaría no es nazi, y no lo es por una muy sencilla razón: los nazis no tuvieron una secretaría para el pensamiento. A Heidegger le habría hecho mucha gracia semejante idea.