La condición natural del ser humano es la pobreza y, desde que el hombre es hombre, sólo cuenta con el trabajo para mejorar su condición y su calidad de vida. Frédéric Bastiat y otros notables economistas ilustraban de manera simple los procesos necesarios para incrementar el rendimiento y la productividad del trabajo.
Imaginemos un náufrago que debe asignar una jornada completa para obtener los cuatro pescados necesarios para su subsistencia diaria. Si se propone restringir su consumo diario (ahorro) a sólo tres pescados durante cuatro días, estará en condiciones para invertir un día entero en la fabricación de una red de pesca. La red significa capital, es decir, un elemento que hace de apoyo al trabajo para aumentar su rendimiento. Ahora el náufrago, provisto de la red, obtendrá la misma productividad en menor tiempo que cuando no contaba con la red. De esta manera, el incremento de la productividad que le proporciona la nueva herramienta de pesca lo libera el resto del día para atender sus necesidades de abrigo, reparo de las inclemencias del tiempo u otro aspecto que considere prioritario en su escala de necesidades.
Los recursos son escasos y las necesidades son ilimitadas. No se pueden asignar todos los recursos para todas las necesidades en un mismo momento. Sería una irrealidad que el náufrago de nuestro ejemplo, en la situación precaria en la que se encuentra y con mínima capacidad de ahorro, pretenda, al mismo tiempo, obtener la red para pescar, vestimenta, calzado, una barca y una casa de dos plantas con agua caliente. El ahorro que supone dicha inversión está, al momento, fuera de su alcance. Continuar leyendo