Combustible subsidiado: un lujo que los pobres no pueden permitirse

El sufrimiento de Venezuela muestra por qué los subsidios a los combustibles deben acabarse (y por qué ahora es el momento perfecto). Esta semana, Venezuela aumentó el precio de la gasolina seis mil por ciento, la primera vez que el país ha aumentado los precios del combustible en dos décadas.

Después de un aumento tan drástico de la noche a la mañana, ¿por qué algunos observadores dicen que la subida de precios no fue suficiente? Parte de la respuesta es que Venezuela todavía tiene los precios de gasolina más bajos del mundo.

Cuando la gasolina cuesta menos que el agua o la cerveza, sabes que su precio aún no es el adecuado. Ofrecer gasolina barata es una buena política a corto plazo, pero una medida económica terrible a largo plazo.

Por otra parte, los subsidios a los combustibles fósiles hacen que sea más barato usar la energía, lo que significa más contaminación del aire, más dióxido de carbono y más automóviles que congestionan las calles. Continuar leyendo

La ayuda climática falló: un estudio de caso

En mis recientes columnas  escritas desde la Cumbre del Clima en París, he criticado a activistas y participantes por su fijación con la ‘ayuda climática’. He argumentado que esto no es lo que quieren o necesitan los pobres del mundo.

Sobre este punto, resulta interesante examinar un ejemplo de la vida real. El sitio web de Greenpeace, Dharnai Live, tiene un ejemplo de ello. Con fotos de gente sonriente en la India, vistas de ojos de drones sobre techos cubiertos de paneles solares, está diseñado para hacernos sentir satisfechos por dentro. Después de “30 años de oscuridad”, afirman en el sitio web, la energía verde vino al rescate.

Pero si echamos un vistazo a este artículo de la revista Scientific American tendremos una verificación aleccionadora de la realidad. Continuar leyendo

Objetivos eficaces para el desarrollo

Esta semana, entre el 25 y el 27 de septiembre, los líderes mundiales se reunirán en Nueva York para decidir sobre las prioridades más importantes del mundo para los próximos 15 años.

Están en juego 2,5 billones de dólares en ayuda al desarrollo e incontables miles de millones en presupuestos nacionales. Desafortunadamente, debido a la politiquería y un deseo de complacer a todos, este enorme presupuesto logrará cuatro veces menos beneficios de lo que podría.

Se espera que los jefes de Estado respalden una imposible larga lista de 169 objetivos de desarrollo elaborada por los embajadores de las Naciones Unidas, que abarca desde la reducción de la malaria y el aumento de la educación hasta la mejora de la biodiversidad y la eliminación de la desigualdad.

Estos objetivos reemplazarán a las 18 metas claras que formaron los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que tuvieron un éxito considerable en la concentración de los recursos para la lucha contra los desafíos globales desde el cambio de siglo.

El principal problema con la nueva larga lista de objetivos es que tratar de priorizar 169 cosas es muy similar a no priorizar nada. Continuar leyendo