Por: Bjørn Lomborg
En mis recientes columnas escritas desde la Cumbre del Clima en París, he criticado a activistas y participantes por su fijación con la ‘ayuda climática’. He argumentado que esto no es lo que quieren o necesitan los pobres del mundo.
Sobre este punto, resulta interesante examinar un ejemplo de la vida real. El sitio web de Greenpeace, Dharnai Live, tiene un ejemplo de ello. Con fotos de gente sonriente en la India, vistas de ojos de drones sobre techos cubiertos de paneles solares, está diseñado para hacernos sentir satisfechos por dentro. Después de “30 años de oscuridad”, afirman en el sitio web, la energía verde vino al rescate.
Pero si echamos un vistazo a este artículo de la revista Scientific American tendremos una verificación aleccionadora de la realidad.
En 2014, bajo el lema “Acceso simplificado a la energía”, Greenpeace proporcionó a Dharnai una “micro-red” alimentada con energía solar – una red eléctrica que no está conectada a la red central de la India.
Greenpeace escribe que “Dharnai se negó a ceder ante la trampa de la industria de los combustibles fósiles”. Esa es una paráfrasis algo floja de lo que las personas que vivían allí querían para sí mismas.
Allá por 2010, los habitantes de Dharnai habían recaudado US$680 con la esperanza de incorporarse a la red energética, que en la mayor parte de la India es suministrada por centrales de energía alimentadas a carbón. Cuatro años más tarde, todavía sin electricidad, Greenpeace se precipitó al rescate con un sistema solar.
El día que la electricidad se encendió, las baterías agotaron su energía en unas pocas horas. Un chico de Dharnai recuerda que quería hacer su tarea temprano en la mañana antes de salir a trabajar en los campos, pero no había suficiente energía para la única lámpara de la familia.
Hoy en día, la energía del sistema solar cuesta hasta tres veces más que la energía de la red eléctrica central y también requiere el uso de bombillas eléctricas de bajo consumo, que cuestan 66 veces más que las bombillas normales.
Pero afortunadamente para el pueblo de Dharnai, hoy la ciudad está conectada a la red eléctrica central.
Greenpeace invitó al Ministro en Jefe del Estado a la inauguración del sistema solar para que pudiera encontrarse con los habitantes agradecidos. Sin embargo, cuando se presentó, fue recibido por una gran multitud de personas, usando símbolos y canciones para exigir “electricidad real” (la que puede utilizar para hacer funcionar el horno y el refrigerador también, o la que sus hijos pueden utilizar para hacer sus tareas por la mañana) y no “la electricidad falsa” (es decir, la energía solar).
Una semana después de protestar ante el ministro y las cámaras de televisión, se instaló un transformador de 100 kWh, y Dharnai recibió electricidad moderna.
Hoy en día, dos tercios de los hogares receptores originales han optado por el esquema de panel solar, y el resto lo utiliza principalmente como una reserva de seguridad cuando falla la red eléctrica central.
Esta es una parte de la historia que no escuchará de Greenpeace – pero demuestra por qué es necesario cuestionarse cuando personas bien intencionadas nos dicen que debemos darles energía a todos, con la tecnología verde ineficiente de hoy.