Por: Maximiliano Ferraro
Proteger los espacios donde se genera cultura en la ciudad es una forma de democratización cultural, de preservar el derecho a la cultura y, al mismo tiempo, muchísimas fuentes de trabajo para gestores, técnicos, productores, docentes y artistas.
Cuando hablamos de cuidar el patrimonio cultural de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, nos referimos a trabajar para que el patrimonio intangible, es decir, los hábitos que hacen a la tradición porteña, sigan funcionando y no desaparezcan instituciones, teatros, espacios sociales y culturales donde los ciudadanos ejercen sus costumbres, tejen contenidos sociales e identitarios.
Hoy, ante la suba de las tarifas de los servicios, centros culturales y teatros independientes se encuentran en claro riesgo de dejar de funcionar o desaparecer. Muchos de estos espacios forman parte de lo que hoy se llaman industrias culturales (que expresan el sector más dinámico de la producción cultural). Son sectores que expresan creación y producción de bienes y servicios basados en contenidos intangibles o simbólicos.
Según las últimas estadísticas del Observatorio de Industrias Creativas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (2015), la participación de las industrias culturales en la creación de puestos de trabajo en la Ciudad se ha mantenido estable en los últimos tres años, en el orden del 9%, y el empleo total de las industrias culturales en 2014 fue de 142.213 puestos de trabajo.
Entre 2003 y 2014 la participación de las industrias culturales promedió 8,2% y alcanzó para los últimos tres años el 8,9%, participación que superó en 2014 a otras actividades de trabajo intensivas, como hotelería y restaurantes (5,6%), construcción (5,4%), intermediación financiera y otros servicios financieros (4,8%), servicios sociales y de salud (6,7%), y enseñanza (5,6%).
Por estas razones, apoyamos y acompañamos a más de 150 teatros independientes, centros culturales, clubes de música y milongas, que vienen realizando diferentes acciones en reclamo por la implementación de una tarifa diferenciada de servicios públicos debido al incremento de las tasas que pagan por la luz y el agua.
En una de las últimas sesiones de la Legislatura porteña, con el voto de todos los legisladores presentes, aprobamos una norma para que la Ciudad de Buenos Aires adhiera a la ley nacional n° 27098, que instituye el régimen de promoción de los clubes de barrio y de pueblo, destinado a fortalecer su papel comunitario y social con el objeto de generar inclusión social e integración colectiva. Así, se busca paliar el efecto que produjeron los últimos aumentos tarifarios de servicios públicos en estas asociaciones barriales, ya que el Gobierno nacional anunció que quienes adhieran a esa ley federal podrán tener acceso a tarifas sociales.
Pero debemos ir más allá y trabajar en la elaboración de leyes locales que ayuden a resolver los problemas económicos que afrontan centros culturales y teatros independientes. Por eso, pedimos compromiso de parte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para que de inmediato logremos tener una norma con respuesta concreta a estos espacios, que generan más de dos mil espectáculos al año, puestos de empleo y están insertos en el emprendedurismo cultural.
En abril de este año enviamos notas a los ministros de Energía y Cultura de la Nación, Ing. Juan José Aranguren y Lic. Pablo Avelluto, respectivamente, para solicitarles que arbitren las medidas necesarias para generar un esquema de tarifas diferenciadas en los servicios públicos de gas y electricidad para teatros y centros culturales independientes. Al mismo tiempo, presentamos en la Legislatura porteña un proyecto de ley que propone otorgar a centros culturales, salas de cine, teatros independientes y centros de jubilados que realicen manifestaciones artísticas y sociales un subsidio mensual equivalente como mínimo al 50% del valor de las tarifas de los servicios de electricidad, gas natural y agua corriente que correspondan al uso de sus instalaciones. De esta manera, hasta que el Gobierno nacional implemente un cuadro tarifario diferencial, se contaría con un subsidio de carácter excepcional.
Creemos que la comprensión social, la asistencia y el esfuerzo financiero por parte de los distintos Estados, tanto de la Ciudad de Buenos Aires como del Estado nacional, son necesarios y urgentes ante la coyuntura.
Los espacios que generan cultura tiene un valor estratégico en el desarrollo de la ciudad, porque, a diferencia de otras industrias, además de su dimensión económica y social, tienen la particularidad, como ya dijimos, de expresar el capital simbólico de la sociedad, y esta es una fuerza transformadora muy importante. Muchas ciudades del mundo han puesto su eje en lo cultural, no es una idea descabellada.
Vamos a acompañar y generar acciones, proyectos y todos los pedidos pertinentes para que se visibilice la problemática producida por el aumento de las tarifas.
Buscamos una pronta solución consensuada por todos los sectores políticos. Creemos que las políticas públicas, tanto locales como nacionales, deben acompañar el crecimiento de las propuestas culturales independientes y autogestivas. Así se genera desarrollo y se protege el patrimonio simbólico de los ciudadanos y la nación.