Proteger los espacios donde se genera cultura en la ciudad es una forma de democratización cultural, de preservar el derecho a la cultura y, al mismo tiempo, muchísimas fuentes de trabajo para gestores, técnicos, productores, docentes y artistas.
Cuando hablamos de cuidar el patrimonio cultural de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, nos referimos a trabajar para que el patrimonio intangible, es decir, los hábitos que hacen a la tradición porteña, sigan funcionando y no desaparezcan instituciones, teatros, espacios sociales y culturales donde los ciudadanos ejercen sus costumbres, tejen contenidos sociales e identitarios.
Hoy, ante la suba de las tarifas de los servicios, centros culturales y teatros independientes se encuentran en claro riesgo de dejar de funcionar o desaparecer. Muchos de estos espacios forman parte de lo que hoy se llaman industrias culturales (que expresan el sector más dinámico de la producción cultural). Son sectores que expresan creación y producción de bienes y servicios basados en contenidos intangibles o simbólicos.
Según las últimas estadísticas del Observatorio de Industrias Creativas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (2015), la participación de las industrias culturales en la creación de puestos de trabajo en la Ciudad se ha mantenido estable en los últimos tres años, en el orden del 9%, y el empleo total de las industrias culturales en 2014 fue de 142.213 puestos de trabajo. Continuar leyendo