Durante esta semana se publicó un informe de la organización no gubernamental Intermón Oxfam titulado “Gobernar para las élites. Secuestro democrático y desigualdad económica” en las vísperas del Foro Económico Mundial (FEM), cuya celebración se hizo en estos días en la ciudad de Davos, Suiza. En dicho informe, la ONG comparte el análisis realizado previamente por el FEM que posiciona al incremento de la desigualdad en los ingresos como la segunda mayor amenaza mundial de los próximos meses.
Al comienzo del informe, Oxfam parte del principio ideológico según el cual la existencia de un cierto grado de desigualdad económica es fundamental para estimular el progreso, el crecimiento y los talentos de aquellas personas que han hecho esfuerzos necesarios para el desarrollo de sus propias habilidades y que tienen la ambición necesaria para innovar y asumir riesgos empresariales.
A pesar que esta idea individualista no tiene asideros en la realidad (excluye total e intencionadamente relaciones sociales entre los distintos actores, desconociendo el mayor económico y simbólico de unos sobre otros), la ONG detalla que la desigualdad económica extrema es perjudicial y preocupante por varios motivos: moralmente cuestionable, repercute negativamente en el crecimiento económico, agrava problemas sociales y políticos. Como resultado, se genera un debilitamiento y/o destrucción del sistema democrático, de la cohesión social y de la igualdad de oportunidades.