El caso Carlos García Muñoz, hasta ayer funcionario de la Secretaría de Derechos Humanos, prueba dos cosas: que haber sido víctima del terrorismo de Estado no otorga idoneidad para defender los derechos humanos y que no hay articulación ni control de políticas en el Estado kirchnerista.
Idoneidad y Militancia. García Muñoz cumplió su condena en España, no se pide que la repita en Argentina. Sería incluso injusto que se lo condene por algo que ya pagó. Pero resulta poco “idóneo” que alguien que arrasó con los derechos humanos de su esposa e hijos, y de su hija que tenía el derecho a ser elegida en la concepción en lugar de ser “hija de una violación”, esté como asesor en la secretaría de DDHH. Continuar leyendo