Yoani Sánchez visita Miami. Es la escala más difícil de su largo periplo. En todas partes, como los toreros consagrados tras una buena faena, ha salido en hombros de la multitud. En Florida también triunfará, pero le costará un poco más de trabajo.
Me da la impresión de que la inmensa mayoría de los cubanos la quiere y respeta –estoy entre esos admiradores–, pero no faltan los que la adversan por distintas razones, con frecuencia totalmente irracionales.
Yoani ha dado docenas de charlas, concedido cientos de entrevistas, y se ha enfrentado muy exitosamente a las turbas de simpatizantes de la dictadura castrista enviadas por la embajada cubana en cada sitio donde ha sido invitada a hablar. En más de medio siglo de tiranía, nadie ha sido más eficaz en la tarea de desmontar los mitos del régimen y mostrar la miserable forma de vivir de los cubanos.