La próxima función del circo itinerante de la OEA será en Panamá. El gobierno de ese país ha hecho un gran esfuerzo por tener la fiesta en paz, pero no es seguro que lo consiga. La vicepresidente y canciller, Isabel Saint Malo, que ha montado la carpa, tiene experiencia y es una persona seria y competente, pero no puede hacer milagros.
El número clave será el abrazo entre Barack Obama y Raúl Castro. Poco antes, tal vez el lunes 6 de abril, se anunciará que los Estados Unidos y Cuba elevan sus relaciones diplomáticas a la categoría de embajadas. Se trata de un fenómeno simbólico más que real. Hasta ahora, y durante cuarenta años, han sido “oficinas de intereses”. Es cuestión de cambiar los letreros y desempolvar los trajes de etiqueta. Continuar leyendo