La nueva Guerra Fría

Para Beatrice Rangel, que me puso sobre la pista

 

Tal vez fue una casualidad, pero coincidieron en el tiempo. En abril de 1990, durante el Gobierno de George Bush (padre), pocos meses después del derribo del Muro de Berlín, cuando era evidente que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y el comunismo se hundían, Washington comenzó a planear su próxima batalla en nombre de la seguridad nacional.

Fue entonces cuando se creó el Financial Crimes Enforcement Network (FinCen), una dependencia del Departamento del Tesoro que habitualmente contrasta y complementa sus informaciones y sus actividades con el FBI, la DEA, la CIA, la NSA y otras agencias de inteligencia.

Originalmente, el nuevo enemigo era mucho más difuso, extendido y, al mismo tiempo, limitado: los traficantes de drogas. La estrategia era seguirle la pista al dinero por los vericuetos financieros hasta descubrir y asfixiar a los grandes capos. Al fin y al cabo, una masa de plata de ese volumen no se podía esconder en el colchón. Había que invertirla. Continuar leyendo