Con un rotundo triunfo del No (OXI en griego) con el 61,5% de los votos contra el 38,5% del Sí (NOI) el pueblo griego se pronunció contra el acuerdo propuesto por las “instituciones”.
El triunfo electoral fue contundente en las treces regiones en las que Grecia se divide. De los casi diez millones de ciudadanos en condiciones de votar se presentó el sesenta y dos por ciento, lo que implicó que más de tres millones y medio de griegos votaron contra la propuesta de la ex Troika. Las instituciones, nuevo eufemismo para denominar a la Comisión Europea, el FMI y el Banco Central Europeo, son efectivamente la ex Troika y en esta película sin duda fueron presentados como los malos.
La particularidad de este referéndum al que llamó el primer ministro Alexis Tsipras es que se no sabe exactamente lo que implicará el No. Que un gobierno llame a una consulta y al mismo tiempo esté en contra de la propuesta que se ofrece a la consideración no tiene muchos antecedentes.
Pero, ¿qué puede significar el No? Los más moderados señalan que el gobierno de Syriza tendrá mejores condiciones para negociar la deuda. Concretamente, piden una reducción del 30% en la deuda y un plazo de veinte años para su pago. Para los más pesimistas el NO, más que el rechazo a las políticas de austeridad implicaría el abandono de la Unión Europea, y la restitución del dracma como moneda nacional. Luego de conocerse los primeros resultados, el primer ministro griego en su comparecenci instó a mantener el lugar de Grecia en Europa.
Los más pesimistas toman el ejemplo histórico de la Argentina para sostener sus consideraciones. En diciembre de 2001 el gobierno de Fernando De la Rúa instaura el llamado “corralito” con la finalidad de frenar la salida masiva de los depósitos bancarios. Por este motivo se prohibió a los ahorristas retirar de los bancos una suma mayor a 250 pesos/dólar. La excusa del momento fue que se buscaba conseguir un mayor uso de los medios de pago electrónico, eliminando así la evasión impositiva y estimulando la bancarización de la población. Se debe recordar que si bien Argentina no integraba un bloque con una moneda común como Grecia en la UE, la convertibilidad, ataba el valor de la moneda al dólar, el inolvidable 1 a 1, y limitaba la expansión de la base monetaria.
En medio de caos social, con represión y muerte en las calles, el 20 de diciembre de 2001 De la Rúa renuncia a la presidencia. La Asamblea Legislativa nombra el día 23 a Adolfo Rodríguez Saá como presidente por el término de noventa días, pero sólo se mantiene en el cargo por siete días. Ese escaso tiempo le alcanzó para proclamar no pago de la deuda externa, que hay que recordar, medida muy reclamada y festejada en su momento.
Hasta aquí, la instauración del corralito y el no pago de las obligaciones externas son las similitudes entre Grecia y Argentina. La crisis en Argentina se devoró a La Alianza (UCR y Frente Grande), en Grecia se devoró a los socialdemócratas del PASOK, que ganara gran parte de las elecciones desde los años ochenta, pero también al derechista de Nueva Democracias de Samarás.
El efecto aprendizaje del caso argentino seguramente influyó en la decisión de Alexis Tsipras para llamar a un referéndum. Argentina no hizo esto, por el contrario Eduardo Duhalde, elegido por la Asamblea Legislativa en enero de 2002, rompe con la Convertibilidad, instaura el “corralón”, es decir, la pesificación compulsiva de los depósitos que estaban mayormente en dólares, y devalúa la moneda llevándolo al 1,40 pesos el dólar, pero la devaluación real llevaría a la moneda norteamericana a los cuatro pesos.
¿Puede evitar el gobierno griego este derrotero marcado por la Argentina?
Las cifras que muestra la economía griega no habilitan más medidas de austeridad. La caída del PBI del país báltico es del orden del 35% desde 2008, el desempleo se estacionó en el 26,6% y el desempleo juvenil llega a casi la mitad de su población joven. La deuda pública como también pasó en Argentina asciende al 177,10 del PBI, que paradójicamente se incrementa no sólo por los intereses, sino por la reducción del PBI.
Syriza, la organización política que hoy gobierna Grecia, es un frente de diez partidos políticos de izquierda. Era, hasta 2012, un espacio político minoritario que no superaba el 5%. Sin embargo, en las legislativas del 2012 queda como primera minoría con el 27% de los votos y en 2015 llegan por primera vez al gobierno con el 36,4%, es decir un total de 2.245.139 votos. Como se observa, los resultados del referéndum del domingo resultan un respaldo importante para el gobierno de Tsipras, más allá de no tener influencia en la composición del Parlamento.
Ningún plan de acción parece ser aceptable. Cualquier mejora de las condiciones de la deuda podrá ser solicitado al FMI y acreedores privados por otros países con abultada deuda como España, Italia, Portugal, o incluso en otras latitudes como Puerto Rico o el propio Japón. Finalmente, la posible salida del Euro por parte de Grecia pondría a la Unión Europea frente a una situación inédita, que Francia y Alemania deberían evitar a toda costa.
La última consideración es que la decisión de Grecia de abrir las discusiones tan decisivas a la consideración popular está lejos de la modalidad habitual de las elites que gobernaron en Europa y en otras partes del mundo desde la posguerra mundial. Dicha decisión tendrá consecuencias a futuro que va más allá del problema griego en particular.
Será interesante conocer si las clases dirigentes tomaron nota de esto.