Una vez más, la tendencia general en el mundo libre es a malinterpretar la esencia y el alcance del atentado fundamentalista islámico perpetrado en París este miércoles contra la revista Charlie Hebdo que arrojó una docena de muertos, heridos y una tremenda humillación moral para la libertad y la democracia. Las declaraciones de los gobiernos de las principales potencias, la reacción del periodismo mundial y la actitud mayoritaria de la opinión pública en las redes sociales, se centraliza en razonamientos típicamente occidentales sobre la libertad de prensa que, de repente, es agredida por semejante clase de intolerantes capaces de matar sin compasión a periodistas y a empleados inocentes de una sala de redacción. Esta visión y el repudio por la agresión es un hecho comprensible, pero presentados de este modo, ingenuo y limitado, desde el enfoque y valores de un habitante de Europa o Estados Unidos, impide entender el por qué del accionar terrorista, por qué esta modalidad operativa aquí y ahora, por qué Francia, y además no ayuda a encontrar la salida a la guerra en curso de desarrollo y que se insiste en negar desde la comodidad y desesperación pacifista a cualquier precio, tanto europea como norteamericana. Continuar leyendo