No hay dudas de que el de Mauricio Macri es un gobierno vertiginoso. No hay un día en que las noticias permitan correrlo del centro de la escena. Con buenas y malas, el Presidente y su equipo producen novedades o reciben impactos que los ponen en la mira.
En cuarenta días hábiles de gobierno hay para todos los gustos. Desde la apertura incruenta del cepo hasta la detención de Milagro Sala (que no fue generada por el Gobierno de Macri, pero sí por un aliado suyo y también de Sergio Massa, hay que decirlo, a cuya agrupación pertenece nada menos que el vicegobernador de la provincia y en la que el renovador se adjudicó el triunfo como candidato a presidente); desde el carnavalesco acampe en Plaza de Mayo hasta arreglar con los bonistas italianos y proyectar un mínimo no imponible de ganancias superior a cuarenta mil pesos, el Gobierno de Cambiemos ha sido cualquier cosa menos neutro.
Se ha metido con cuestiones grosas: la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA) y la Autoridad Federal de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (AFTIC), los cuadros de Hugo Chávez y Néstor Kirchner, los ñoquis militantes de la administración estatal, las tarifas eléctricas, las paritarias, el déficit innombrable de Aerolíneas Argentinas, Radio Nacional y la TV pública, el enfoque de las relaciones exteriores… Continuar leyendo