Finalmente Mauricio Macri juró como presidente. El protocolo estuvo adelantado a los horarios de la agenda durante todo el día. Ojalá ese haya sido un elemento simbólico de lo que viene: eficiencia, respeto, previsibilidad, falta de veleidades.
El discurso ante la Asamblea Legislativa fue un discurso con los ojos puestos en el futuro, básicamente convocando a la unidad y al trabajo en conjunto. Sólo se anunció una medida: la universalización de las asignaciones por hijo. Después, no hubo anuncios concretos de política económica ni mucho menos de medidas operativas. Los bancos funcionaron sin feriado cambiario, lo mismo que ocurrirá mañana. El mando se trasmitió en un día laborable, sin asueto de ningún tipo, en otro indicio de que el país necesita trabajar sin parar para salir del desastre económico al que fue conducido.
No obstante, una multitud voluntaria, ajena a los micros y a los punteros, se juntó en la Plaza de los Dos Congresos, a lo largo de la Avenida de Mayo y, sobre todo, en la Plaza de Mayo.
Macri saludó desde el balcón de la Casa Rosada en la que esperamos que sea su única aparición en ese lugar propio de imágenes no modernas de la política. Continuar leyendo