Podredumbres

Parece mentira pero, de repente, en la Argentina se pasó a discutir la posibilidad de que uno de los más encumbrados personajes del gobierno haya mandado a matar a tres personas. No sé si tomamos verdadera dimensión del hecho (porque la tendencia a naturalizar realidades horribles se ha hecho algo común en la Argentina) pero estamos hablando de la planificación y ejecución de un triple asesinato.

Hay dos testimonios que coinciden en que alguien apodado “la morsa” fue quien dio la orden de las ejecuciones y, a su vez, hay otros indicios que coinciden en señalar que “la morsa” es Aníbal Fernández.

El jefe de gabinete, actual precandidato a gobernador por Buenos Aires, ex senador por el oficialismo y ex ministro de justicia y seguridad, dijo que todo es una maniobra de sus adversarios en las elecciones, es decir el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez. La presidente mandó secretamente a callar a Fernández para que no siguiera con esas conjeturas públicas, pero el ministro no le hizo caso.  Continuar leyendo

Una adhesión mística al populismo

El papa Francisco en su reciente gira latinoamericana tuvo una sugestiva parada en Bolivia, en donde fue recibido por el primer presidente indígena de América, Evo Morales. Francisco visitó La Paz y Santa Cruz de la Sierra, ciudades en las que pronunció varios discursos.

En una ceremonia que fue trasmitida por televisión el presidente boliviano le regaló a Su Santidad un crucifijo hecho con la forma de la hoz y el martillo. El papa lo recibió con gentileza, pero con aparente sorpresa (aun cuando luego en declaraciones públicas dijo que no se había sentido ofendido por el presente, mientras el presidente dijo que había sido hecho desde el amor hacia el “papa de los pobres”).

El crucifijo era una réplica del que había hecho el padre Luis Espinal Camps, un cura izquierdista que fuera asesinado en La Paz en 1980 por un escuadrón de la muerte afín al Gobierno.

Desde que asumió el Gobierno, Morales elevó la figura de Espinal Camps como uno de los principales impulsores de la llamada teología de la liberación, el ala más radicalizada de la curia católica. Continuar leyendo

Explosiones de cinismo

La Presidente tiene una enorme facilidad para decir en público todo lo contrario de lo que hace. Ayer en Santiago del Estero presentó la idea de “empezar a pensar” el traslado de la Capital al interior del país -ella dijo, “¿por qué no Santiago del Estero, madre de ciudades?”- y en ese acto, sin perder ocasión para darle un palo a alguien, aprovechó para decir que estas ideas de avanzada había que llevarlas adelante más allá de lo que dijeran las encuestas.

“Estoy segura que mañana ya van a aparecer las encuestas diciendo que esto es impracticable, pero los líderes deben llevar adelante las ideas que benefician al país más allá de lo que dicen las encuestas… Estoy segura de que si San Martín hubiera sometido a una encuesta el cruce de los Andes le habría dado negativo..”

Más allá de que la referencia pendenciera era completamente inútil porque nadie la había atacado, el concepto, cuando se lo contrasta con las realidades con las que el gobierno se mueve, es completamente falso.

Si hay un gobierno que en decisiones fundamentales se ha guiado por las encuestas, ese gobierno es el de los Kirchner. Recuerden lo que los documentos prueban de su postura respecto de los derechos humanos. No existe un solo registro que pruebe la preocupación de Néstor o Cristina por el tema, mientras transcurrían los años de plomo en la Argentina e incluso luego, en democracia, cuando ya Alfonsín había puesto el drama sobre la mesa.

Fueron las encuestas las que torcieron aquel protagonismo y lanzaron al matrimonio a hacerse pasar por los adalides de esa la lucha.

Del mismo modo ocurrió con el proyecto de ley de matrimonio igualitario. La Sra de de Kirchner tenía una postura fuertemente contraria a su implementación. Lo mismo que su esposo. Fue Vilma Ibarra quien, desde Nuevo Encuentro, había presentado la idea y a quien le habían sugerido sutilmente que la abandonara. La diputada no se amilanó y presentó el proyecto. A partir de su conocimiento comenzaron a conocerse encuestas que le daban un amplio apoyo. Los Kirchner cambiaron en el acto, a tal punto que ese voto fue el único que emitió Néstor mientras fue diputado. La presidente tuiteó: “Sin Kirchner no habría matrimonio igualitario”.

Otro tanto sucedió con la AUH que, cuando era un proyecto de la diputada Carrió, recibía las críticas de la Presidente bajo el argumento de que se trataba de una iniciativa “asistencialista”. Bastó que las encuestas lo endosaran para que el gobierno girara sobre su propio eje y se apropiara de la idea.

Qué decir del cambio copernicano frente al Papa Francisco. De la frialdad más absoluta de “estamos contentos porque hoy tenemos un Papa latinoamericano” a convertir a Bergoglio practicamente en su confesor personal.

Y, más recientemente, en la cuestión de los buitres, la Presidente se envalentonó cuando las encuestas que le llevaban a su escritorio demostraban que una porción mayoritaria de la sociedad convalidaba su postura combativa.

Sin embargo, ayer la Sra de Kirchner la emprendió contra las encuestas bajo el argumento de que “los grandes líderes” no se deben dejar llevar por ellas. En fin…

Pero yendo al fondo de la cuestión del traslado de la Capital, la idea ha sido fomentada por el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Dominguez que también ha lanzado su candidatura a Presidente.

Escuchar a Dominguez hoy profundizar sobre los fundamentos de su iniciativa le hace a uno preguntarse si nos están cargando, si en el gobierno existen cauces complemente contradictorios y sus protagonistas hacen como que no los ven para cuidar su puestito detrás de un liderazgo monolítico al que no se le animan, o si lo que prima es un cinismo excelso que hasta podríamos llamar “profesional”.

Preguntado el Presidente de los Diputados sobre las razones que lo llevaron a presentar la idea dijo que si uno estudiaba las principales inversiones de los últimos años y el flujo de negocios regional, llegaba a la conclusión de que era el norte del país donde todo ese movimiento se concentraba, por lo que era estratégico mudar el centro de las decisiones políticas más cerca de donde todo eso pasaba y que en particular Santiago del Estero reunía muchas de las condiciones que se precisaban para aprovechar esas ventajas. Una de ellas era la cercanía al Pacifico, al que definió como el “centro de los negocios y del comercio del mundo de hoy”. Dominguez también dijo que el país debía aprovechar esta ola y convertirse en una máquina de exportar para “salir a comerse la cancha…”

Uno se restrega los oídos y dice, ¿pero es verdad lo que estoy escuchando?, ¿qué está diciendo este señor? La razón de la incredulidad estriba en que todo el discurso ideológico del gobierno al que Dominguez pertenece es completamente contrario a esas ideas. Por empezar, la noción general de “mundo” es una idea aborrecida por el núcleo duro del cristinismo. La Presidente es la líder de una corriente aislacionista que persigue descolgar a la Argentina del mundo; “del flujo de intercambio”, en palabras del presidente de la Cámara de Diputados. El modelo que Kicillof y la Presidente representan odian los “flujos de intercambio”. Al contrario, promueven el encierro y el “vivir con lo nuestro”. ¿Desde cuando el ala que tiene la sartén por el mango en el gobierno promueve la integración global, y el “salir a comerse la cancha”?

Dominguez se refiere al “centro de los negocios y al comercio del mundo de hoy”, ¡pero si la usina central del pensamiento económico decisivo del gobierno aborrece los “negocios” y el comercio! Lo dijo Kicillof en el Congreso: “Hay dos conceptos que odio: la seguridad jurídica y el clima de negocios”.

Sin ir más lejos la propia Presidente acaba de lanzar en la Bolsa de Comercio la idea de generar un mercado de capitales propio con independencia del mundo, precisamente para no depender de él y para seguir encerrados en nuestras propias fronteras. ¿Cómo se compatibiliza eso con la idea de Domínguez de “salir a comerse la cancha”, si el mismísimo concepto de “salir” está mal visto?

En sus ensoñaciones, el presidente de los diputados salió a hablar de avalanchas de exportaciones, cuando la realidad es que decenas de industrias se han fundido por las prohibiciones de exportar, empezando por la industria láctea y la ganadería. Y otras miles se debaten entre mil trabas ridículas que seguramente se extrapolarán a la enésima potencia cuando la Cámara que él preside -y probablemente con sus ingentes esfuerzos personales para lograrlo- convierta en ley el proyecto de abastecimiento.

Por todo esto uno se pregunta ¿en manos de quien estamos?; ¿tiene esta gente una noción global, compatible y coherente sobre el set de ideas que quiere aplicar? Ni siquiera discutimos si estamos o no de acuerdo con esas ideas. Lo que preguntamos es algo previo: si tienen alguna idea enhebrada seriamente para presentarle al país. 

Da la sensación de que muchos personajes importantes del gobierno tienen una desconexión muy grande entre sus ideas, sus tácticas y hasta sus conveniencias personales. En el caso de Dominguez, por ejemplo, si este es su pensamiento real, debería estar peléandose con medio mundo en el gobierno, empezando por hacerlo con la propia presidente. Pero sus conveniencias políticas le indican lo contrario. Y Dominguez prioriza esas pequeñeces antes de salir a defender aquello en lo que cree. A veces cuando sale en público y manifiesta sus verdaderas convicciones estratégicas no tiene otro remedio que echar mano del cinismo, porque solo ese arte, pariente de la hipocresía, torna posible seguir perteneciendo al gobierno y decir todo lo contrario a lo que el gobierno hace.

El ofensor ofendido

Uno se refriega los ojos frente a las declaraciones. Vuelve a leerlas para ver si no leyó mal. Pero no. Todo está bien leído. No hay errores. Lo dicho fue dicho.

“Cuando se habla de una Argentina violenta se quieren reeditar viejos enfrentamientos”, fueron las palabras de la Sra. de Kirchner en la inauguración del mural de Carlos Mugica para referirse al documento de la Iglesia sobre la “enfermedad de la violencia” que padece la Argentina.

“¿Se quieren reeditar?”, ¿quién los quiere reeditar? O mejor dicho, ¿quién los quiso reeditar? O mejor aún ¿quién los reeditó ya?

A la presidente le convendría repasar el fraseo de algunos “cantitos” de La Cámpora, o de algunos de sus ministros, legisladores, funcionarios y allegados oficiosos al gobierno. O incluso el contenido de más un discurso suyo.

¿Quien convocó públicamente por primera vez a odiar, sino Luis D’Elía?, ¿quién sino Juan Carlos Molina habló de “ellos” y “nosotros”, para decir que “para ‘ellos’, ‘nosotros’ somos basura, chorros, negros…”?, ¿quién es el que crea enfrentamientos allí?¿quién trajo a la Argentina ese idioma clasista y racial tan ajeno a nuestra tradición?

¿Quienes son los que hablan de “cipayos”, “gorilas”, “oligarcas”?, ¿quienes son los que, aquí y allá, andan metiendo esos rótulos en la frente de la gente?

¿Quiénes fueron los que empapelaron la ciudad con los nombres, apellidos y las fotos de ciudadanos argentinos bajo el título “Estos son los que te roban el sueldo”? ¿Quién elogió a los barras como la “pasión del fútbol”?

¿Quién revolvió el pasado como quien urga en la materia fecal pensando encontrar allí algo que le convenga a sus intereses?, ¿quiénes parecen justificar la violencia delincuencial vendiéndola como una consecuencia de la tarea “excluyente” que la sociedad burguesa habría hecho deliberadamente con anterioridad?

¿Quién inventó Tecnópolis para oponerse a La Rural?, ¿quién el Encuentro Federal de la Palabra para oponerse a la Feria del Libro?, ¿quién en Centro Cultural Nestor Kirchner para oponerse al Teatro Colón?, ¿quién repiqueteó con un nuevo revisionismo histórico cuyo último objetivo era defenestrar a algunos argentinos?

La presidente en uno de sus inefables tuits dijo que algunos que visitan a Francisco en Roma deberían leerlo más. ¿Lo ha leído ella? ¿Quién se ausentó de todos los Tedeums presididos por Bergoglio en la Catedral de Buenos Aires mientras el hoy Papa era Cardenal de la Argentina?

¿Quién trasmitió la idea del campo como la última basura de la Argentina?, ¿quién estigmatizó a Roca, a Alberdi a Sarmiento y a otros tantos argentinos que fueron importantes para muchos argentinos?, ¿quién la emprendió contra ciudadanos privados para tratar de vincularlos artificialmente con la dictadura militar?, ¿quién creó aquella imagen tremenda de la gente que “secuestró los goles”, como antes secuestraba personas?, ¿quién ha llamado “zánganos” a los opositores?, ¿y quién “papagayos” a los defensores de la seguridad jurídica y del clima de negocios?

Pero lo más inaudito de todo es que estos procedimientos no fueron una consecuencia inadvertida e indeseada de una política sino la aplicación consciente y perseguida de un plan pensado y llevado a cabo de acuerdo a las enseñanzas divisionistas de Laclau.

¿Quién creo “Justicia Legítima” para llevar la grieta también al seno de la Justicia el enfrentamiento de la calle?, ¿quién martilló cuatro años con el latiguillo “Clarín miente” y con la idea de que había que crear un conglomerado de medios partidarios (fondeado con dineros de todos los argentinos) para contrarrestar aquella “influencia”?, ¿quién pronunció, con la cara llena de furia, la frase “vamos por todo”, como si nada debiera quedar en pie de lo que perteneciera a todo aquel que no fuera kirchnerista?, ¿quién ha trasmitido la idea de que todo el mal que sufren algunos argentinos se debe a la “culpa” de los otros argentinos?, ¿quién ha estimulado la bronca de unos contra otros?

El reguero de división, de rencor -en muchos casos de odio directo- que se ha creado en estos años solo puede ser comparado al tiempo de Rosas o a los últimos años del Perón de los 50.

Es tan incontrastable la realidad que ha ocurrido desde el punto de vista de la división social en la Argentina en los últimos años que la pretensión de la presidente de endilgarle también esa culpa a los demás raya con el cinismo. El mismo que cualquier podía advertir en D’Elía pidiendo amor luego de convocar al odio.

Dicen que la presentación de los abogados de Apple en su millonario juicio contra Samsung fue muy sencilla. Parado frente al jurado, el abogado de la “manzanita” dijo: “Seré muy breve: solo voy a limitarme a preguntar cómo era un teléfono Samsung antes del iPhone”

En este caso en que la presidente pretende echar un manto de dudas sobre quién creó el clima de enfrentamiento en la Argentina, también sería muy útil responder la simple pregunta: ¿Como era el clima social de la Argentina, hace 15, 18 o 20 años? ¿Cómo era antes de los Kirchner?

La Argentina antes de los Kirchner tenía muchos inconvenientes. Pero con gran esfuerzo iba dejando que el tiempo opere sobre sus viejas heridas y apostando a que un pasado negro quedara definitivamente atrás. La prédica de las Bonafini de este siglo enterró aquel intento de paz. Ese odio repugnante, visceral, intransigente triunfó. A los codazos se hizo espacio en los huecos elevados del poder y desde allí se enseñoreó en el rencor, en la rabia y en la negativa a cualquier reconciliación. En esas almas solo reside una inconmensurable sed de venganza y una incontenible vocación por no dar el brazo a torcer.

El documento de la Iglesia no es ningún descubrimiento. La violencia de la Argentina actual no es algo opinable: es la triste realidad, un puerto de llegada al imperio de una terminología, de una postura, de una propuesta frente a la vida. El gobierno no quiso tenderle la mano a nadie que no fuera propio. Bajó desde las alturas un lenguaje de intolerancia a la diferencia que es tan evidente como las mentiras económicas. Ningún discurso que convierta en ofendido al ofensor borrará esa realidad que todo argentino imparcial y de sentido común conoce y sufre todos los días, desde hace 11 años.

Ahora, vivir sin odio

Resulta difícil entender a la Presidente. Salvo que estemos frente a un caso médico, la única explicación posible a algunas de sus intervenciones es el ejercicio de un cinismo sin límites.

Concentrémonos solo en tres frases. Por la primera de ellas la señora de Kirchner llamó “a no vivir con odio”. Obviamente resulta plausible que la Presidente entregue semejante invitación. No hay dudas de que el aura con la que debe haber vuelto del Vaticano ha operado verdaderos milagros en su persona.

Continuar leyendo