En ocasión de cumplirse cinco años de la asunción de Néstor Kirchner como primer secretario general de la Unasur, la Presidente -o mejor dicho el aparato de propaganda y difusión del gobierno- llevaron a cabo un acto inverosímil en el llamado salón de los “patriotas” latinoamericanos, en el que la Sra de Kirchner colgó un cuadro de su esposo y otro de Chávez.
Lo primero que llama la atención de esta extravagancia es la desconexión entre la pretendida unción que se le quiso dar al acto con los logros propios de la Unasur, una organización que ha pasado -y pasa- sin pena ni gloria por la vida política internacional del continente y del mundo.
En efecto no puede anotarse un solo logro entre sus cometidos. Y la única misión aparente es agrupar a naciones latinoamericanas con el objetivo de producir una grieta hemisférica que las separe de los Estados Unidos. Continuar leyendo