La memoria en lugar de la historia: esa es la clave a la que apeló el kirchnerismo —una coalición integrada también por los líderes de los organismos de derechos humanos— para referirse a la dictadura y, en un plano más general, a la violencia política durante los setenta.
Fue una “época en la que tanto los hombres de izquierda como de derecha eran capaces de acciones apocalípticas, que implicaban a veces el asesinato masivo”, según explicó el periodista Jon Lee Anderson al diario Página 12 en 2009.
Anderson es un prestigioso periodista progresista que entrevistó al ex dictador chileno Augusto Pinochet. Lo cité varias veces en mi libro Disposición Final con la pretensión —vana— de que mis colegas k entendieran la importancia de entrevistar a Jorge Rafael Videla para reconstruir cómo había sido la dictadura y, en especial, qué había pasado con los desaparecidos.
Ahora, la edición definitiva de ese libro muestra por qué Videla no podía morirse sin confesar todo lo que había hecho. Por ejemplo, que encabezó un plan sistemático para matar y hacer desaparecer los cuerpos del “número grande de personas que había que eliminar para ganar la guerra contra la subversión”, según admitió. Continuar leyendo