El nueve de marzo de 1812 desembarcaba en Buenos Aires el Teniente Coronel don José de San Martín. Lo acompañaban jefes militares que habían combatido en España a las fuerzas de ocupación francesas y que luego de cuatro años veían agotadas sus esperanzas. No quedaba espacio en la península para los ideales del Siglo de las Luces. España se sumergía en el caos de una guerra popular dirigida por bandoleros que, como Espoz y Mina o el Empecinado, sembraban la muerte por gusto, por inclinación: “Queremos matar a alguien, (decían) ellos (por los franceses) nos han matado a los nuestros y nosotros no queremos quedar atrás”
En ese teatro de venganzas, robos y crímenes, estos jóvenes oficiales americanos, educados en la férrea disciplina militar, partieron rumbo a Inglaterra. Daban por perdida a España. Planificaron, entonces, desde Londres la creación de una nueva patria en América bajo los principios de libertad, orden y Constitución. Continuar leyendo