La Suprema Corte de los Estados Unidos (SCOTUS) anunció su decisión de no reabrir el caso de Argentina versus los acreedores que no aceptaron la restructuración de la deuda, los así llamados “holdouts” o, en la terminología popular, fondos buitres. Esta decisión, que ha tomado de sorpresa a muchos, confirma tres puntos fundamentales. El primero es la fuerte y clara independencia de poderes, y particularmente de la SCOTUS, dentro de los Estados Unidos.