El problema no es la energía, el turismo, los autos o los ahorros en dólares, el problema es la competitividad
Desde hace ya varios años nuestra moneda se está devaluando aceleradamente respecto a la gran mayoría de los bienes. Uno de los pocos grupos de bienes frente a los cuales “menos” se devaluó nuestra moneda son las divisas. Como la sociedad percibe relativamente mas baratas y seguras a las divisas, quien puede, trata lógicamente de comprar el bien más barato y más seguro. Primero el gobierno intentó no sincerar el tipo de cambio (ajuste por precio), y se vio obligado a implementar el cepo cambiario (ajuste por cantidades), y como es su costumbre trató de buscar la culpa en otro lado. Ahora decidió ajustar de manera más acelerada el tipo de cambio nominal, pero en la medida que no resuelva el excedente de pesos de nuestra economía, el gobierno corre el riesgo de que devaluaciones nominales no se reflejen en mejoras del tipo de cambio real.
En lugar de reconocer que hay un problema con el tipo de cambio, el gobierno buscó culpables en quienes quieren ahorrar en dólares, en las importaciones de energía, en el turismo, en las compras por internet o en los autos importados. La propia presidenta instaló, por ejemplo el “problema” de las importaciones de energía en una apertura de sesiones ordinarias del Congreso. Muchos sectores opositores también atribuyen a la energía el problema de la caída de las reservas.