Poco ha trascendido en los medios de comunicación la muerte, en Palo Alto, California, a los 98 años de edad, por neumonía, del historiador George Robert Conquest. Tuvo una vida intensa, política, académica y amorosamente. Pero fue, junto con George Orwell y Arthur Koestler, uno de los primeros que corrió el velo sobre el estalinismo soviético, con datos muy precisos de las purgas brutales y la aniquilación en la década del treinta, que incluyeron entre 15 y 30 millones de humanos.
Mientras sus compañeros escribieron sobre la vida cotidiana en el mundo comunista y sus vicisitudes en un sistema político totalitario, Conquest juntó la mayor cantidad de información sobre las persecuciones y la explotación en los campos de concentración en Siberia (el Gulag) y presentó un libro en 1968 que generó un gran batifondo. Su título: El Gran Terror.
Hasta ese momento, en todo el mundo y en gran parte de Europa pesaba la admiración entre intelectuales, dirigentes de distinto tipo y académicos por los “logros” de la Unión Soviética. Conquest describió 12 años después del discurso revelador de Nikita Kruschev, casi en el momento de la invasión rusa a Checoslovaquia, en 1968, a un Stalin asesino siniestro. Los seguidores se resistieron a ver la realidad.
Por ejemplo, que toda la represión a los opositores (los “blancos”, los campesinos, los de cualquier color, los “burgueses”, los sacerdotes, los excamaradas y muchos más) empezó con decisiones concretas de Lenin para torturar y matar en manos de una organización previa a la KGB a todo aquel sospechoso de no simpatizara con el pensamiento del Moscow Kremlin tomado por los bolcheviques en octubre de 1917. Continuar leyendo