El sueño imposible de financiar el gasto con deuda externa

Es peligrosamente unánime el criterio de que el país tome deuda externa con fines múltiples. Partiendo desde lo más obvio, el pago a los holdouts, se llega a la aplicación de tales recursos a la financiación del plan Belgrano y otras obras, y se corona con la utilización de esos ingresos para atender parte del gasto público. Esa unanimidad de criterio no es técnica, sino que responde a la conveniencia y a los intereses de todos los factores, incluyendo al gran pueblo argentino en su mayoría, que reclama a gritos el ajuste, pero sólo de todo aquello que no le afecte.

Es importante que se analicen las consecuencias y los efectos de cada una de estas posibles decisiones, cosa que trataré de hacer sin apelar a fórmulas ni curvas ni terminología complicada, aunque utilizando los principios ortodoxos.

Las estimaciones del endeudamiento en 2016-2017 oscilan entre cuarenta y cincuenta mil millones de dólares, supuestamente en plazos que van desde 5 a 30 años, si el mercado lo permite. Estas cifras no contabilizan totalmente la emisión de nueva deuda provincial, que todavía no se ha sincerado.

Comencemos por analizar la deuda que se tomará para el pago a los holdouts, supuestamente 5 mil millones en esta etapa y otro tanto en una segunda, para cancelar el total existente en todo el mundo y en cualquier estadio de litigio. Esos montos no están considerados hoy en la información de deuda del país, ni en su valor original ni en el acrecido. Continuar leyendo

Cambiemos (si podemos)

Hay quienes empiezan a sentir que el Gobierno de Cambiemos los ha desilusionado. No siento lo mismo: lo que ocurre, o no ocurre, era previsible. Nadie debió ilusionarse, en primer término. Las razones son varias.

La más evidente es la convicción de que el sistema democrático que nos rige es una estafa a la voluntad popular. Y ni siquiera hablaré de fraude. La lista sábana anula toda posibilidad de que los diputados tengan voluntad propia. El cambio del infame Pacto de Olivos que entronizó a los partidos en la Constitución lo convalida y graba a fuego. Con los senadores ocurre algo similar, aunque más constitucional. Son herramientas de los gobernadores en su búsqueda incesante de fondos.

En esas condiciones, las herramientas de negociación son la caja, los cargos, la obra pública y la deuda. El mismo sistema que se usó en Ciudad Autónoma de Buenos Aires para gobernar en minoría. Imposible creer que de ese sistema surgirá alguna reforma profunda en ningún orden.

La segunda convicción sobre el sistema democrático es más profunda. Tengo serias dudas de que tanto en Argentina como en cualquier otro lado la mayoría quiera minimizar el Estado, ceder lo que considera sus derechos adquiridos o simplemente sus derechos divinos. No es cierto que la gente se venda por un pancho: se vende por un plan, un subsidio, una dádiva, un permiso para delinquir, un puesto, un sistema educativo que otorgue títulos sin esfuerzo ni talento. Continuar leyendo

Más deuda para financiar subsidios

Como no soy político ni lo quiero ser, cumpliré mi promesa de adivinar lo que harán los presidenciables si tienen la suerte, o el sino, de ser elegidos. Como siempre, seguimos analizando rubro por rubro lo que proponen y lo que inferimos de cada propuesta.

Avancemos hoy con el tema subsidios. Es parte de la política sobre el gasto (es hora de que haya alguna), pero tiene sentido considerarlo como un rubro aparte por sus implicancias.

La tentación de bajarlos de un golpe alcanza a los principistas liberales y a los gradualistas. Unos porque comprenden el daño de un método que promueve el consumo de bienes escasos, otros porque un sablazo a este rubro les permitiría no tener que hacer cirugía mayor en el gasto, lo que no saben cómo hacer. Ni quieren.

Aquí Daniel Scioli y su grupo están pensando en un sinceramiento muy rápido en las tarifas y más gradual (¿cien años?) en los transportes, aunque el nuevo presupuesto del actual Gobierno no prevé una eliminación drástica en ningún rubro.

Mauricio Macri declama la necesidad de reducirlos, pero salva a los más carenciados. Su posición es aún algo vaga. Tampoco está agitando un cambio instantáneo. El esquema que usó en la ciudad de Buenos Aires no es buen presagio.

Sergio Massa también es gradualista. No ha sido contundente en este punto. Pero hace la concesión casi religiosa de mantenerlos para los más pobres. Defina “pobres”. En este aspecto, como en todos, sus programas son estéticos, no para llevarlos a la práctica. Continuar leyendo

Argentina no es Grecia

Con motivo de la epifanía populista e irresponsable de Alexis “Zorba” Tsipras, que amenaza con borrar del mapa a Grecia con más eficiencia que la ira de Zeus, se ha incurrido en el recurso simplista de comparar a Grecia con Argentina.

Nada más lejano a la realidad. Argentina no es Grecia. Tiene políticos y gobernantes payasescos parecidos, no solo el kirchnerismo, para ser justos. Pero tiene mucho más corrupción empresarial que los helenos. Me refiero, además de a las industrias protegidas prebendarias, a los ladrones directos colgados del gasto público que robaron, roban y seguirán robando cientos de millones de dólares.

Basta poner un ojo en lo que está pasando en la industria del petróleo para retirarse asqueado por las negociaciones secretas y directas entre la mafia petrolera y el Estado, vía contratos anulados o incumplidos, y otras patrañas. Mafia privada, no ya YPF.

Mientras en Grecia se habla del enorme costo social de bajar los empleos públicos y las jubilaciones, entre nosotros se podrían obtener ahorros impresionantes si simplemente se echara a los buitres del presupuesto. Diferencia no menor. Continuar leyendo

Trasladar las esperanzas para el 2016

¡Feliz 2016! Hace varios días que en mi cuenta de Twitter vengo posteando esta salutación. El significado es obvio. Por lo menos en los aspectos económicos, (de los políticos no me ocupo por ahora) no parece que 2015 vaya a ser un año que permita augurios esperanzados ni demasiados brindis.

Argentina es un país con escasa innovación y como tal, de escaso nivel de ventajas competitivas en sus productos. Depende entonces de dos clases de bienes para exportar: las materias primas, en las que no es formador de precios, y los productos industriales, en su mayoría fuertes demandantes de insumos importados y con precios internacionales que no permiten demasiada flexibilidad a la suba del precio.

Está claro que para los bienes agrícolas, el productor se verá fuertemente afectado por la suba de los costos internos y del lado de los ingresos, por un tipo de cambio con un peso muy sobrevaluado. Eso presagia menor actividad, y seguramente menores niveles de empleo.

En cuanto a los bienes manufacturados, como ya se está observando, han comenzado a reducirse las ventas porque los compradores del exterior, empecinados en no querer comprender las ventajas del modelo de redistribución con inclusión social, se niegan a pagar por nuestros productos más caro que lo que le cobra el resto del mundo por ellos. Esto también agregará desempleo a la ecuación.

Este doble escenario no tiene por qué sorprendernos. Un tipo de cambio retrasado y congelado reajusta siempre por desempleo. Ya lo vivió Menem al final de la convertibilidad, en definitiva un sistema de retraso cambiario frente al aumento del gasto.

Ocurre que los costos internos se componen exclusivamente de costo salarial, impuestos y costo del capital, o interés. Esa suma hay que divirla por el tipo de cambio oficial para obtener el costo de producción. Sin necesitar de estudios especiales, es fácil notar que con impuestos crecientes, (incluyo inflación) costo salarial generoso y escaso crédito barato, el costo de producción será muy alto en pesos, y al dividirse por un tipo de cambio falsamente barato, la producción nacional será muy cara en términos internacionales.

Cualquier otro país devaluaría, o permitiría una devaluación, aunque fuera como medida cortoplacista. La experiencia nos dice que eso no pasará aquí. Nos hemos transformados en especialistas en “no hacer lo que hay que hacer”. Un paso aún más adelante que “hacer lo que no hay que hacer”.

Además de que luego de tanto atraso, de tanto gasto y de tanta emisión una devaluación pondría presión sobre la inflación, hoy falsamente controlada, (es un decir) el gobierno quiere ganarle al mercado. El resultado en el corto plazo es previsible: no habrá devaluación, por lo menos en la medida conveniente.

Como tampoco bajará el gasto, (ni siquiera dejará de subir), ni se ampliará el crédito a tasas razonables, ni bajarán las presiones salariales, y además se prevé subir las cargas sociales y ventajas laborales, la ecuación se alterará necesariamente para peor. El desempleo tomará características preocupantes.

En un año electoral, con un gobierno populista, sería irreal pensar en un plan integral para bajar la inflación, el gasto y los impuestos, lo que hace también impensable una devaluación sin sufrir serias consecuencias.

Nada que no hayamos dicho todos varias veces en los últimos meses, pero que hay que volver a decir para explicar que 2015 será, en el mejor de los casos, otro año en blanco.

Algunos colegas respetables sostienen que 2016 también será duro porque allí se deberá practicar el ajuste que ahora se elude irresponsablemente. Pero ese ajuste contendrá una esperanza que es imposible de concebir y soñar en 2015.

Todo este panorama estará fuertemente matizado por la imposibilidad de importar, dada la mala situación de reservas, lo que agravará la recesión y el desempleo. La amenaza de aumentar el valor de las indemnizaciones en nuevas leyes en estudios, puede precipitar despidos y conflictos.

Aún cuando no fuese la solución ideal, un gobierno sensato trataría de conseguir divisas auténticas para incorporarlas a las reservas, y aún para (desesperadamente) poder pagar insumos vitales. También descarto que se vaya a ir por ese camino.

A estas penurias sumémosle las que devendrán del juicio perdido con los holdouts y sus correlativas, y de otros que perderemos, más sanciones adicionales que recibiremos.

Esto, matizado por nuevas leyes vengativas de parte del ejecutivo, a veces con propósitos más o menos claros y despreciables, y otras veces de pura venganza, simplemente.

A menos que algún psicólogo de renombre me explique que se ha encontrado un súbito tratamiento contra las psico y socipatías que parecen afectar al gobierno, perdónenme si no tengo la suficiente hipocresía para desearles felicidades en un año que ya se que será penoso para el país y su gente.

Permítanme entonces trasladar el augurio y las esperanzas a 2016.

Un burócrata amenazante es un impotente con un sello de goma

En 1985 visité la URSS comunista. No me impresionaron ni la opresión, ni la dictadura, ni las restricciones policiales a la libertad.  Me impresionó el peso tremendo y el accionar de la burocracia.  Colegí que era lo peor del comunismo, la mayor restricción a la libertad y la peor dictadura que se podía imponer a una sociedad.

A mi regreso escribí varias notas sobre ese tema y lo comenté en algunas de mis columnas en radio y TV.  Treinta años después encuentro en mi país lo mismo que en la URSS.

Cuando despotricamos contra el gasto público lo hacemos en general por el sobrepeso económico que pone sobre el sector productivo y el efecto redistributivo injusto que tiene en la sociedad. Pero gasto público es también sinónimo de burocracia, ya que inexorablemente se traduce en aumento de personal en las administraciones públicas. Continuar leyendo

Cómo sacarle el gasto de entre los dientes al tiburón político

Hablamos hasta ahora de dónde, cómo, cuándo y con quiénes cortar el gasto público. Veamos ahora cómo logramos quitárselo de las mandíbulas a los políticos–tiburones.

Comunicación a la sociedad

Internet será el medio de difusión viral y de comunicación, con un sitio web muy potente donde se expliquen los planes, plazos y resultados y se reciban ideas, voluntarios, opiniones. Será la base para el uso de las redes sociales y la cantera donde, por algún sistema de VPN, se acceda al trabajo en cooperación y a la gestión de proyectos.

Tendrá una doble función: la comunicación y cooperación interna, y la comunicación/interrelación con los ciudadanos. Tendrá un sector de denuncias y seguimiento que cumplirá un papel sumamente activo para evidenciar los excesos, errores y prácticas indeseadas de la administración.

Esta sitio, al explicar y debatir cada uno de los temas y casos importantes, cumplirá también una función formativa y, vía sus opiniones y colaboraciones, se irán destacando los líderes, no sólo de opinión, sino los futuros gestores y administradores.

Al fin y al cabo, ¿cuánto falta para una democracia apoyada fuertemente en Internet, con líderes políticos nacidos de Internet?

 Cómo reclutar a quienes harán la tarea                     

Como en cualquier otro caso. Convocándolos. El aviso del Tío Sam diciendo I need you, pidiéndole a la gente que se dejase matar por la causa de la libertad pareció bastante efectivo. Aquí se necesita un poco menos de sacrificio.

Hay que contar con la emulación, la necesidad de participar, el hecho de que habrá rápidamente resultados y de que mucha gente joven y no tanto, necesita participar. Se trata de una tarea que puede considerarse re-fundacional, contará con el soporte de las redes y muchos líderes y twitter stars, con enormes inquietudes y talento.

Internet será vehículo de reclutamiento de profesionales, que agregarán orgullosamente  a su curriculum que han trabajado en estos proyectos. La publicidad de los resultados tendrá un efecto potenciador trascendente y tarde o temprano, devendrá en un sistema de compulsa para elegir desde allí a los nuevos líderes. La idea central de colocar como líderes formales a los líderes informales.

Modo de presionar a los políticos   

La tarea de bajar el gasto debe estar enmarcada en la ley y en la política definitivamente. Esto crea diversos problemas. El primero es que los argentinos no tenemos confianza en los políticos ni en su respeto a la ley, que tampoco nosotros respetamos mucho.  Parte de esa deficiencia será cubierta por la particular estructura que describimos, que no es nada más que la larga mano de la ciudadanía metiéndose a auditar el gasto.

Pero se necesita para este proyecto una voluntad política que lo abrace y lleve adelante, y un grupo de leyes que soporten y legalicen la transición y el cambio de paradigma. Nuestras leyes están hoy alineadas con el sistema de rapiña al Presupuesto, y son rápidamente torcidas o tergiversadas para que se adecuen a las necesidades de los cuervos presupuestarios, ya que no los buitres.

Suscribo la idea de algunos expertos de establecer constitucionalmente límites al endeudamiento, el gasto, el déficit, la emisión y los impuestos. Con observaciones. La primera es que todas las mediciones deben ser hechas por entes supervisados por las estructuras que hemos propuesto para bajar el gasto, con participación directa de la gente. Poner normas constitucionales para burlarlas vía una oficina de cuarta es darle la razón a Tácito: «en un país corrupto se dictan infinidad de leyes

Pero, ¿cómo hacer que los políticos acepten cortar su mayor fuente de ingresos, manipulación, negociación y enriquecimiento personal como es el gasto público? ¿Cómo evitar que los partidos, en vez de formar futuros funcionarios y líderes, sean el piso de la Bolsa donde se negocia cada cargo público, cada favor, cada prebenda, cada licitación, cada partida?

De la única manera que los políticos entienden. Presionándolos, asustándolos, negociándoles el voto, repudiándolos, exponiéndolos, sacudiéndolos. (Si esto parece duro, recuérdese que en otras épocas de la historia les hacían cosas peores)

Y aquí otra vez las redes. El cacerolazo fue apenas una demostración de lo que se puede hacer. Recabar un compromiso firmado por los principales candidatos antes de las elecciones puede ser un mecanismo de presión importante, según cómo y cuánto trabajemos en ello. Redactar un modelo de compromiso incluyendo estos puntos y la promesa de designar los funcionarios ad-honorem con la anuencia popular, para luego exigir la adhesión de los políticos es un primer paso. Y quien no lo firme será expuesto a la opinión pública.

Democracia y participación directa

Una digresión previa. ¿A cuánto estaremos de una forma de participación directa de la ciudadanía en estos paupérrimos sistemas democráticos, – y no hablo sólo de Argentina- que nos han transformado en meros rehenes o vasallos con derecho a voto?

Pues bien, hagamos de la ciudadanía el auditor de nuestro gasto. Que se imbrique en este sistema de control, de modo orgánico, por algunos de los mecanismos explicados más arriba. Con datos que obtenga formalmente, o con datos que consiga del modo que fuere, y que exponga y haga públicos, de modo  orgánico o no.

Una especie de Greenpeace del presupuesto que concientice a la ciudadanía y presione al Estado y a los políticos y partidos, obligándolos a firmar compromisos de honor, de modo que si son electos, deban aplicar las recomendaciones de este trabajo o similares, y que sepan que serán despreciados y expuestos si no lo hacen.

Las mentes viejas leerán estas líneas con una sonrisa. Les respondo con una carcajada ante el desprecio de la capacidad de las fuerzas, la creatividad, la pujanza y la perseverancia de los jóvenes, particularmente los que tienen formación de redes. Después estas mentes obsoletas se admiran de los Amazons, Facebooks, Twitters y tantos otros emprendimientos, que son fruto esencialmente de la perseverancia que los ancianos mentales ya no ejercen.

Para bajar el gasto, hace falta esas perseverancia, talento y coraje. Ha hecho más por las libertades WikiLeaks que billones de dólares gastados con ese fin por los burócratas ancianos de todos los regímenes.

Propongo que esos movimientos de redes tomen un papel preponderante, no sólo ya en la lucha contra el gasto, sino en toda la vida democrática nacional, actualmente de una mediocridad y calidad desilusionante.

La presión de esos grupos sobre el sistema, no sólo impondrá el cambio, sino que removerá todos los obstáculos que se pongan por delante de las reformas.

Las alternativas propuestas sonarán al menos raras. No serán menos raras que un cacerolazo o una marcha inútiles convocados por las redes. Los argentinos nos quejamos de los políticos con toda razón, y nos acusamos por haberlos votado. Pero no nos damos cuenta de que nos han quitado todo mecanismo razonable de elección. Esos derechos que hemos perdido a manos de los partidos, ahora dueños del sistema electoral y de la propia Constitución Nacional, deben recuperarse vía la presión ciudadana.

Los derechos se han conseguido siempre enfrentando al rey, al poder, al Estado. Tenemos mecanismos colosales para hacerlo sin violencia y con una enorme eficacia. El pacto social siempre fue firmado por los reyes bajo el miedo. El de Juan sin Tierra, cuando firma su Carta Magna, no es una excepción. ¿Queremos usarlos o queremos seguir quejándonos y votando por 20 desconocidos?

Este tipo de proyectos será bandera en las redes o no tiene sentido hablar más de bajar el gasto. Hay que resignarse a la expoliación. Y tampoco tendrá sentido hablar más de las redes, si sus usuarios no son capaces de entender su misión.

Copiamos los sistemas políticos de los países centrales, pero no la acción de sus ciudadanos para lidiar con los políticos. Un grupo tenebroso, machista, belicoso, con lobby corrupto como la National Riffle Association, influye fuertemente en la elección del presidente norteamericano. Nosotros ponemos hashtags y cambiamos nuestros nicknames, como máximo.

Tal vez es hora de hacer más. Así ayudaremos a nuestra economía personal,  a la del país y seguramente a esta manoseada democracia.

El robo en los presupuestos es tan grande, que su sola detección y eliminación cambiaría el nivel de bienestar. Habrá que vencer todos los obstáculos falsos apilados por los propios políticos, los  sindicatos, los tercerizados, los prebendarios. Las huelgas, los reclamos de derechos adquiridos, (derechos que se burlaron cuando consiguieron las prebendas).

Habrá que pensar y conseguir aprobar leyes para permitir el cambio, ya que detrás de la ley se escudan los que la violaron serialmente para conseguir su libra de carne en el gasto.

En esta tarea, la ciudadanía debe tener un solo modo de pensar: es mejor hacer este cambio fundacional con el estado, con los políticos y con los partidos. Pero si lo tiene que hacer sin ellos, lo hará. Y si lo tiene que hacer contra ellos, también.

Así rescataremos la democracia de la hipocresía, la corrupción, la mediocridad y la rapiña en que se ha convertido, recuperando con la acción directa la condición de ciudadanos, trocada hace mucho por la de siervos por la asociación ilícita entre el poder mayoritario y minoritario, los empresarios, los ladrones públicos (perdón por la redundancia) y los vagos.

No es tarea de pocos meses, y habrá que resolver de otra manera las urgencias presupuestarias en el corto plazo. Es una tarea ongoing que, como práctica republicana, no debe cesar nunca. Y se debe ampliar a toda la gestión del estado, no sólo a la economía.

El Estado ha usado la tecnología y las redes para espiar, subyugar, controlar, dominar, burocratizar, esclavizar y someter al ciudadano. Es hora de que el ciudadano reaccione en el sentido inverso. Los líderes mediáticos de medios tradicionales y de las redes, deben abandonar su postura seudodesinteresada y comprometerse en proyectos como éste. O si no serán cómplices. No se puede desperdiciar el liderazgo sin abogar por las grandes causas.

Las redes han hecho de todos los líderes, periodistas. Y como dijera Joseph Pulitzer, un periodista debe estar siempre a favor de los necesitados y siempre en contra de los ladrones públicos.

Acostumbrados a pensar en 140 caracteres, nos cuesta trabajo bajar aunque sea sólo un nivel en la tarea de desarrollo del pensamiento. Por eso todas las ideas son apenas esbozos que raras veces avanzan a más de eso: ideas esbozadas en un plumazo.

Tareas refundacionales complementarias

Por supuesto que hay algunas tareas de fondo que son necesarias para tener un país razonablemente serio y posible.

Una reformulación del sistema de coparticipación.  Otros prefieren un federalismo furioso. Imitando modestamente a Alberdi, creo que no se puede aplicar de golpe sin dejar un tendal de sancionados por una generación.

Una reformulación del sistema tributario. Para ello es condición previa que el nivel de gasto sea lógico y adecuado. De lo contrario estaremos simplemente cambiando el pagador de la factura.

Una reformulación de la política del Estado y su participación en la economía. Casi no merece comentarios por su obviedad.

Cito estos temas como una forma de reconocer su necesidad, pero no es el intento de este trabajo abarcarlos. Sí sería posible usar algunos de los conceptos aquí ensayados para encarar esas tareas.

Estamos proponiendo limitarle al Estado el control de la economía, de nuestra economía personal y de la economía de la sociedad.Para ello, utilizar sistemas organizados de la sociedad y de las redes sociales  en general, que obren como contralores de la ciudadanía sobre el estado, los políticos y sus funcionarios.

Es evidente que los políticos y aún la democracia vilmente desfigurada por ellos, los partidos y los ladrones públicos, nos han defraudado y han entronizado una ineficiencia e ignorancia cómplice en todos los presupuestos.

Como en toda la historia, la ciudadanía debe elegir entre reaccionar y retomar su poder, o resignarse a la esclavitud y el servilismo. Hay una oportunidad en el gigantesco sobregasto, cuya eliminación permitiría resultados espectaculares sin sacrificios que afectan siempre a las clases más desprotegidas.

Abro esa discusión, aun sabiendo que recibiré la ironía- (sistema de discusión de los ineptos- y la burla ante lo que se percibirá como idealismo anticuado. Idealismo viene de ideas. Hay que tener coraje para defenderlas. Nadie nos regalará la libertad, ni económica ni de ninguna otra clase. La libertad se gana con coraje. Ese coraje comienza por exponerse.

Podemos seguir pidiendo a gritos la baja del gasto, sin explicar cómo, ni dónde, ni de qué modo. En tal caso, y para ser políticamente correctos a full, sugiero que, además de la baja del gasto, pidamos por la vacuna del sida, la lucha contra la trata, y sobre todo, la paz universal.

Se escuchan ofertas.

Un modesto homenaje a Ricardo López Murphy, que inmoló su carrera por proponer una baja concreta del gasto.

¿Quiénes bajarán el gasto a sangre y fuego?

Hasta aquí hemos venido hablando de en qué y dónde bajar el gasto. Empecemos ahora a hablar de los quiénes y los cómo.

La organización humana empieza con el siguiente nombramiento:                                                         

Auditor General del Presupuesto

1. El Presidente de la Nación designará al Auditor General del Presupuesto, quién le reportará directa y exclusivamente.

2. Durará cinco años en su cargo y será inamovible, con las mismas condiciones que rigen para un senador o para el Presidente del Banco Central. Continuar leyendo

Cómo bajar la parte más difícil del gasto público

En todo lo que hablamos hasta ahora hemos atacado sólo la parte más simple del gasto, con buenos ahorros potenciales, pero la más fácil de bajar. Ahora vamos a lo que llamaremos el presupuesto general. Si se toma el caos actual acumulado de partidas y conceptos y se intenta cortar algunos rubros desde esa base, la confusión es tal que lo hace imposible, cuando no peligroso. Y por eso no se puede usar el actual presupuesto. Usarlo como base es caer en una trampa.

La ignorancia del contenido y funcionamiento del presupuesto por funcionarios de cualquier partido y cualquier administración es cómplice de los ladrones públicos y del populismo. Nadie sabe lo que hay adentro. Y ésa es la idea central. Que nadie sepa nada. Por eso hay que tirar a la basura el presupuesto actual.

El trabajo consiste en establecer cuál debería ser el verdadero nivel de gasto adecuado para cumplir con las políticas públicas diseñadas. Esto es lo que se conoce como presupuesto de base cero. Imaginemos entonces un diseño de políticas públicas en cada ministerio, (Tras determinar a su vez que el ministerio es relevante) Luego se establecen las necesidades de gastos para cumplir esas políticas. Las universidades tendrían una magnífica oportunidad de contribuir y al mismo tiempo desarrollar conocimiento sobre el funcionamiento del estado.

Esta técnica se usa en todas las grandes empresas del mundo -algunas casi comparables a Argentina- cada, por ejemplo, siete años, para obligar a repensar el presupuesto. Aquí es imprescindible.

Al completarse esta etapa, se tendrá un prototipo de presupuesto que en definitiva mostrará los gastos en que se debe incurrir para hacer lo mismo que se hace en la actualidad, con igual cantidad y calidad de prestaciones. Quienes hayan participado tendrán una cantidad de información sobre los excesos e irregularidades contenidas en los presupuestos actuales, a la vez que serán una fuente muy rica de ideas para otra futura etapa superadora.

Dos Presupuestos

Tendremos en ese momento dos presupuestos: el vigente, determinado a dedo, como se hace habitualmente, y el presupuesto modelo recién confeccionado. No hace falta mucha elaboración para comprender que las diferencias serán notorias y muy trascendentes. En ese momento, la sociedad debe ser informada de cuánto costaría el manejo de la cosa pública de utilizarse el nuevo criterio, y de cuáles serían los efectos impositivos, cambiarios y económicos en caso de aplicarse. Ese nuevo presupuesto deberá publicarse y discutirse.

¿Cuál sería el objeto? Que la ciudadanía advierta el enorme desperdicio contenido en las cuentas actuales. La terrible diferencia entre lo que se paga de impuestos y lo que la comunidad recibe de retorno. Esa diferencia es la que nos permitiría uno de dos caminos, o una mezcla de ambos:

-Bajar la presión impositiva liberando así recursos para el crecimiento y la inversión.

-Mejorar en serio la equidad vía prestaciones adicionales a los sectores que lo justifiquen. Y aquí ni siquiera se abre juicio sobre ideología alguna.

A partir de ese momento, empieza el proceso, (que es una técnica) de pasar del presupuesto de hoy al nuevo presupuesto. Eso implica una dura tarea que no se podrá realizar de un día para otro, pero que tiene que tener un paso firme y continuo.
Para ello no sólo hace falta una política de Estado, sino que la ciudadanía, con los mecanismos que hemos propuesto y con nuevos mecanismos que la comunidad imponga, vía su opinión y las redes sociales y otras acciones Nada de eso ocurrirá si no hay una convicción en la sociedad de la necesidad del cambio. La sola diferencia monetaria entre el presupuesto actual y el nuevo presupuesto puede ser un incentivo muy valioso. Por eso la persuasión y comunicación a la sociedad, además de leyes que deben ser promovidas y forzadas por la sociedad, serán vitales para este proceso.

La persuasión

Todo lo escrito vuelve a poner sobre la mesa la dificultad para bajar el gasto. Los mismos que hoy claman por su baja inmediata dirán que este camino es estrambótico y larguísimo. Sigo pidiendo que se propongan ideas alternativas, o que se hagan modificaciones a este trabajo que lo mejoren, pero que no se declamen proclamas de reducción de gasto o de déficit sin aportar ideas concretas y precisas.

Cuando Ricardo López Murphy propuso su modesto recorte al presupuesto, que le costó el cargo a él y al país el default, lo hizo vía la eliminación de un incremento previsto en el presupuesto universitario. Sin enjuiciar la procedencia de ese incremento, su intento fue desesperado, justamente por la imposibilidad, dada la urgencia, de entrar en el presupuesto en profundidad, una empresa imposible sin un Van Helsing ad hoc

Quien haya encarado en la práctica este tipo de tareas, siempre rehuídas también en el ámbito privado, sabe que el desafió requiere técnicas, perseverancia, firmeza y constancia. Y algo de inteligencia. Y principalmente, el apoyo de la población. Por eso la necesidad de ser capaces de persuadir, que no significa empaquetar, como rápidamente traducimos los argentinos. Persuadir es además tomar compromisos, fijarse metas, rendir cuentas a la sociedad. En una palabra, hacer el trabajo que deben hacer quienes pretenden ser funcionarios públicos. O sea, mejorar la calidad de la pobre democracia local.

Ya escucho al lector diciendo: “¿pero quién va a hacer todo este laburo? Este tipo se volvió loco”. La próxima semana explicamos quiénes y cómo harán esto.

 

Cortando el gasto: cuchillo entre los dientes y mucho management

Siguiendo con  mi nota anterior, sostengo que bajar el gasto no debe ser una reacción histérica y prepotente, sino una tarea profesional y técnica.  No ya de técnica económica, sino de Gerenciamiento de proyectos y presupuestos, más la utilización de profesionales en políticas públicas, tarea para las que existe formación académica en el país, cuyos frustrados egresados tienen poca o ninguna salida laboral.

Todo lo detallado enmarcado en una política de estado de reducción del gasto, y la aplicación de las políticas públicas correspondientes.

Urgido por la realidad,  usted, lector,  ya me está diciendo que estoy loco porque no se puede esperar tanto tiempo, que hay que cortar de un tajo. Permítame que le retruque: ¿Por qué se cree que nunca se bajó el gasto? Porque siempre hemos pensado de ese modo y al final no hicimos nada.

Para que se quede tranquilo, vamos a establecer una diferencia en la metodología y en la velocidad de las medidas a tomar, según el tipo de gasto. Lo explicaré en seguida. Pero primero querría salir al cruce de un pensamiento facilista, que podríamos describir así: «echemos a todos esos vagos empleados públicos, y que se vayan a laburar al sector privado»

Puede que el método sea rápido, pero ofrece, como decíamos en la nota anterior, el problema de que se corren riesgos muy serios de inequidades e ineficiencias de todo tipo. Con  el  peligro de dejar lo peor dentro de los presupuestos. De todas maneras, cabe una pregunta: ¿qué va a hacerse con los que sobren? Porque el sector privado, por muchos años, no podrá ofrecer ninguna cantidad relevante de empleos.

Como no estamos empezando el mundo de cero, como dije, todos los ajustes deben hacerse, pero no al voleo. Eso no significa que no hay que hacerlo, sino que hay que hacerlo bien, y eso lleva tiempo y estudios serios.

 

Todo el análisis de baja del gasto debe arrancar al mismo tiempo

 

Si bien existen varios tipos de gasto, se debe comenzar toda la tarea al mismo tiempo, con diferentes equipos, aceptando que algunas tendrán resultados más rápidos dado su conformación y otras más lentos dada su complejidad. Será importante que se muestre a la sociedad esos resultados rápidamente y  se apliquen los cambios, como un modo de reforzar el compromiso y de empezar a producir ahorro  lo  antes posible donde efectivamente pueda hacerse.

Haciendo esa salvedad, detallamos los rubros o grupos donde más rápido se podrán obtener resultados.

 

Por dónde empezar a cortar

Estos son los rubros por dónde se podrá empezar la reducción,  los que más fácil resultan de detectar y eliminar, y los que mayor sustento ético tienen. Aún sabiendo que ofrecen flancos jurídicos que hay que resolver, habrá que enfrentarlos, pelearlos y ganarlos. Y hay modos. Empezando por un juicio penal por cada caso de corrupción que se encuentre.

 

Contratos, tercerizaciones, concesiones, sistemas de subsidios y «Sociedades Anónimas» del Estado

Cada uno de los contratos y sus prórrogas de cualquier índole o formato, concertado por el método que fuese, será analizado por un equipo multidisciplinario, (explicaremos el modo) en su génesis, su razonabilidad, sus costos y los reclamos generados. Se elevará a juicio cualquier contrato irregular. Se hará un seguimiento de vencimientos para evitar las prórrogas automáticas. Se anularán los contratos irregulares con procedimientos legales. Se adecuarán las leyes  para evitar la industria del juicio y se implementará un sistema de workflow para evitar la caída deliberada de los plazos procesales, viejo truco indio para hacerse millonario a costa de nosotros.

Se identificará a los titulares reales de todas las empresas que contraten con el estado, lo que está ya legislado actualmente. Todo contrato o concesión con empresas sin identificación de sus accionistas EN EL MOMENTO de la contratación, será pasible de ser anulado. Toda transferencia de titularidad de un contrato o de las acciones de un contratista, deberá contar con la aprobación del estado.

Se pondrá  énfasis en los servicios de consultoría de toda índole, no sólo apuntando a detectar los despropósitos contenidos, sino a su eliminación.

En este rubro se prevén rápidos éxitos y resultados. La ciudadanía deberá ser informada rápidamente de los hallazgos, los juicios y los ahorros producidos. El efecto Ciccone debe permear a toda la sociedad.

 

Subsidios

El sistema de subsidios de cualquier tipo debe ser modificado en la planificación para propugnar su cambio en la realidad. Cualquier tipo de subsidio será entregado directamente al beneficiario, en una cuenta de ahorro, caso por caso.

A esta altura de la tecnología y el espionaje, es absolutamente fácil determinar quién es pobre, cuántos hijos tiene, consumo eléctrico, calidad de vivienda, etc. Entonces, distribuir subsidios entregándoselos a empresas, punteros, Milagro Sala u otras ONG’s, es no solo ineficiente sino una fuente de corrupción y desperdicio. Las tarifas deben ser únicas, y los problemas de equidad resolverse con subsidios directos.  De paso, el mecanismo evitará los beneficios repetidos, como los abusos en los planes, asignación universal por hijo, gas, electricidad, etc.

Una tarjeta y registro único de beneficiarios de subsidios es vital para la equidad, la eficiencia y el contralor. No es difícil y será muy útil. El reflejo de esta política en el presupuesto será muy notorio.

Una reflexión. Deben descartarse de planos los planteos del tipo «Habiendo tantos otros gastos y robos que cortar, ¿por qué cortar justamente esto?» Tal pensamiento es paralizante y minimizante. Siempre habrá otros gastos, prebendas y robos que cortar, menos el que le conviene a cada uno.

 

Personal designado en los últimos 6 años por sobre ciertos niveles salariales mínimos

Se pondrá en revisión con iguales sistemas todos estos casos. La diferencia será que se dejará de abonar  de inmediato estos salarios por encima de los mínimos en cualquier formato que se hubiera contratado. También en este caso se promoverán acciones penales contra los funcionarios y los beneficiarios, cuando no surja claramente la razón del pago excepcional.

Este procedimiento se realizará tanto en las reparticiones del estado como en cualquiera de las sociedades con cualquier formato que dependan del estado. Se harán públicos los nombres de los beneficiados con este otro truco indio.

 

Jubilados con regímenes excepcionales sin aportes

Si bien es cierto este rubro no forma parte de lo que se conoce como gasto, cuando se genera un déficit debe ser absorbido de algún modo.  Se incluyen aquí los 3000,000 de jubilados sin aportes beneficiados por regímenes especiales en los últimos 7 años. Se analizarán todos los casos y se establecerá un régimen para el futuro que no ponga en igual nivel las actualizaciones de estas jubilaciones con las de quienes cumplieron con todos sus aportes. También se revisarán en igual sentido las jubilaciones de privilegio concedidas en este período.

Es posible pensar en tomar un grupo significativo de casos piloto para analizar si efectivamente correspondió el otorgamiento del beneficio dentro de la normativa vigente. Si de ese test surgiera  un resultado alto de incumplimiento, tendrá sentido pensar en ampliar el estudio para anular toda jubilación mal concedida.

En términos de carga impositiva total, no es descabellado pensar que se pueden obtener ahorros que permitan reducir el costo laboral.

 

Tarifas desactualizadas o políticas en  todos los servicios públicos y privados

Se trata del valor de las tarifas, no de los subsidios, que están tratados por aparte más arriba. En un lapso de tres años estas tarifas deben ser gradualmente adecuadas a la realidad y por vía de subsidios individuales debe resolverse la situación de los carenciados o necesitados.

Este paquete de componentes del gasto indirecto será la primera etapa a cumplir. La idea es obtener rápidos resultados, un fuerte apoyo de la población, y dar una base ética importante a los ajustes al gasto en general.  Si bien es cierto todo este grupo de gastos NO ES tan relevante como el resto del presupuesto, el global sí lo es, y además el ahorro porcentual puede ser muy grande por las barbaridades contenidas.

Por  otra parte, las tarifas son fundamentales en los casos de energía para estimular la producción, razón primordial de la pérdida del autoabastecimiento energético.

Estas tareas, como en el resto de los casos, se realizarán tanto en el presupuesto nacional como en los provinciales y municipales.

Los dejo masticando todo esto que hay que hacer, que es un poco más difícil, laborioso y técnico que simplemente decir: «hay que bajar el gasto», no?

Al mismo tiempo, analizando estos temas, se verá la gran oportunidad que se presenta de analizar desde cero todas las políticas públicas, su procedencia, importancia y costo. Si somos inteligentes, en vez de efectuar un mero trabajo de corte de gastos, podemos transformar esta instancia en un proceso refundacional del estado y consecuentemente  del sistema impositivo y toda la economía.

Eso sigue la semana próxima. Duro, espero que útil.