El mismo gobierno fanatizado que no puede juntar mas de 2.000 militantes en un patio de la Casa Rosada, o tal vez 20.000 en un acto con conjuntos músicales, choripaneros y planeros, cree que 500.000 personas en silencio, la mayoría bajo la lluvia, no son representativas de nada, ni siquiera existen.
El kirchnerismo, una exaltación de los desvalores de la concepción maquiavélica de conseguir y conservar el poder por el poder mismo, cree que los únicos que pueden expresarse son los políticos. El pueblo, los vasallos, tiene por eso necesariamente que declarar un objetivo político en cualquier protesta o reclamo, para poder ser catalogado entre los amigos o los enemigos.
De lo contrario, no juega el papel que le corresponde en la farsa democrática y antirepublicana en la que la ciudadanía está atrapada. Su opinión sólo vale en la forma anónima y masiva del voto y sólo para nombrar a un rey, o reina. Una vez que cumple esa función casi zoológica, debe silenciarse y obedecer. Jamás protestar. Lo contrario es golpismo. Continuar leyendo