La República, trampa de Cristina para Macri

Tal como prometí en mi última nota en que me ocupé del optimismo mágico, querría que analizáramos la situación en que se encontraría el otro candidato, Mauricio Macri, si fuera electo presidente. (Suponiendo que pudiera superar la maniobra de pinzas múltiples que le está haciendo el kirchnerismo).

El obstáculo más evidente es que tendría ambas cámaras legislativas en contra. El Senado por una cuestión matemática y Diputados porque con cualquier resultado esperable se compondría más de un tercio de kirchneristas y afines y luego el otro peronismo, el radicalismo en todos sus formatos, el PRO, los socialismos y demás deudos.

Como ya hemos dicho, el arreglo de la deuda y toma de deuda nueva, el presupuesto, los impuestos, los tratados, la designación de jueces, los juicios políticos y muchas cuestiones que tienen que ver con la reducción del gasto pasan por el Congreso. Continuar leyendo

Las minas de Cristina

Se ha hecho común decir que la Señora de Kirchner deja una bomba de tiempo al próximo gobierno y por supuesto a todos los argentinos. Como una encaprichada hada maléfica de cuento infantil, no conforme con haber sacrificado una década llena de oportunidades, parece disfrutar planificando la manera de perpetuar el mal que ha hecho e impedir su remisión.

Por supuesto que el análisis frío hace comprender que ese proceder no es un capricho, sino un modo de quedarse con cartas de negociación para garantizarse un futuro sin demasiadas persecuciones ni visitas a tribunales, lo más lejano posible del 10 de diciembre.

Pero si he de utilizar un término bélico, prefiero sintetizar el futuro inmediato que deberemos encarar con la figura de un campo minado, un símil que considero más adecuado a la problemática que recibirán los nuevos optimistas que nos gobiernen durante el próximo período.

En la  primera línea de minas, está, por supuesto, el cepo cambiario. Trampa mortal para los que armaron el explosivo y para quienes intenten desarmarlo. Lo sigue el arreglo de la deuda, que ya hemos analizado y que volveremos a analizar desde un ángulo político en breve, una mina que va aumentando su potencia y riesgo con cada nueva barbaridad del aprendiz de ministro de economía y los aprendices de política internacional que nos han tocado. Continuar leyendo

Y cuando Cristina se haya ido, ¿qué?

Venimos tratando de imaginar el futuro sin Cristina Kirchner, si Dios quiere, o dicho con más propiedad, de intentar discernir los caminos económicos que podría recorrer el próximo gobierno.

Ya propusimos fijar primero una misión, una meta a mediano plazo, y luego, descendiendo a las urgencias, hablamos del cepo y el modo de salir de él en un solo día, con un mercado libre de cambios, sin el Central. Esto, para escándalo de los liberales locales, que temen a la libertad y sus horribles efectos.

Si quiere leerlas están ahí, son las dos primeras a la derecha de su pantalla, Señora. Continuar leyendo

¿Quiénes bajarán el gasto a sangre y fuego?

Hasta aquí hemos venido hablando de en qué y dónde bajar el gasto. Empecemos ahora a hablar de los quiénes y los cómo.

La organización humana empieza con el siguiente nombramiento:                                                         

Auditor General del Presupuesto

1. El Presidente de la Nación designará al Auditor General del Presupuesto, quién le reportará directa y exclusivamente.

2. Durará cinco años en su cargo y será inamovible, con las mismas condiciones que rigen para un senador o para el Presidente del Banco Central. Continuar leyendo

Cómo bajar la parte más difícil del gasto público

En todo lo que hablamos hasta ahora hemos atacado sólo la parte más simple del gasto, con buenos ahorros potenciales, pero la más fácil de bajar. Ahora vamos a lo que llamaremos el presupuesto general. Si se toma el caos actual acumulado de partidas y conceptos y se intenta cortar algunos rubros desde esa base, la confusión es tal que lo hace imposible, cuando no peligroso. Y por eso no se puede usar el actual presupuesto. Usarlo como base es caer en una trampa.

La ignorancia del contenido y funcionamiento del presupuesto por funcionarios de cualquier partido y cualquier administración es cómplice de los ladrones públicos y del populismo. Nadie sabe lo que hay adentro. Y ésa es la idea central. Que nadie sepa nada. Por eso hay que tirar a la basura el presupuesto actual.

El trabajo consiste en establecer cuál debería ser el verdadero nivel de gasto adecuado para cumplir con las políticas públicas diseñadas. Esto es lo que se conoce como presupuesto de base cero. Imaginemos entonces un diseño de políticas públicas en cada ministerio, (Tras determinar a su vez que el ministerio es relevante) Luego se establecen las necesidades de gastos para cumplir esas políticas. Las universidades tendrían una magnífica oportunidad de contribuir y al mismo tiempo desarrollar conocimiento sobre el funcionamiento del estado.

Esta técnica se usa en todas las grandes empresas del mundo -algunas casi comparables a Argentina- cada, por ejemplo, siete años, para obligar a repensar el presupuesto. Aquí es imprescindible.

Al completarse esta etapa, se tendrá un prototipo de presupuesto que en definitiva mostrará los gastos en que se debe incurrir para hacer lo mismo que se hace en la actualidad, con igual cantidad y calidad de prestaciones. Quienes hayan participado tendrán una cantidad de información sobre los excesos e irregularidades contenidas en los presupuestos actuales, a la vez que serán una fuente muy rica de ideas para otra futura etapa superadora.

Dos Presupuestos

Tendremos en ese momento dos presupuestos: el vigente, determinado a dedo, como se hace habitualmente, y el presupuesto modelo recién confeccionado. No hace falta mucha elaboración para comprender que las diferencias serán notorias y muy trascendentes. En ese momento, la sociedad debe ser informada de cuánto costaría el manejo de la cosa pública de utilizarse el nuevo criterio, y de cuáles serían los efectos impositivos, cambiarios y económicos en caso de aplicarse. Ese nuevo presupuesto deberá publicarse y discutirse.

¿Cuál sería el objeto? Que la ciudadanía advierta el enorme desperdicio contenido en las cuentas actuales. La terrible diferencia entre lo que se paga de impuestos y lo que la comunidad recibe de retorno. Esa diferencia es la que nos permitiría uno de dos caminos, o una mezcla de ambos:

-Bajar la presión impositiva liberando así recursos para el crecimiento y la inversión.

-Mejorar en serio la equidad vía prestaciones adicionales a los sectores que lo justifiquen. Y aquí ni siquiera se abre juicio sobre ideología alguna.

A partir de ese momento, empieza el proceso, (que es una técnica) de pasar del presupuesto de hoy al nuevo presupuesto. Eso implica una dura tarea que no se podrá realizar de un día para otro, pero que tiene que tener un paso firme y continuo.
Para ello no sólo hace falta una política de Estado, sino que la ciudadanía, con los mecanismos que hemos propuesto y con nuevos mecanismos que la comunidad imponga, vía su opinión y las redes sociales y otras acciones Nada de eso ocurrirá si no hay una convicción en la sociedad de la necesidad del cambio. La sola diferencia monetaria entre el presupuesto actual y el nuevo presupuesto puede ser un incentivo muy valioso. Por eso la persuasión y comunicación a la sociedad, además de leyes que deben ser promovidas y forzadas por la sociedad, serán vitales para este proceso.

La persuasión

Todo lo escrito vuelve a poner sobre la mesa la dificultad para bajar el gasto. Los mismos que hoy claman por su baja inmediata dirán que este camino es estrambótico y larguísimo. Sigo pidiendo que se propongan ideas alternativas, o que se hagan modificaciones a este trabajo que lo mejoren, pero que no se declamen proclamas de reducción de gasto o de déficit sin aportar ideas concretas y precisas.

Cuando Ricardo López Murphy propuso su modesto recorte al presupuesto, que le costó el cargo a él y al país el default, lo hizo vía la eliminación de un incremento previsto en el presupuesto universitario. Sin enjuiciar la procedencia de ese incremento, su intento fue desesperado, justamente por la imposibilidad, dada la urgencia, de entrar en el presupuesto en profundidad, una empresa imposible sin un Van Helsing ad hoc

Quien haya encarado en la práctica este tipo de tareas, siempre rehuídas también en el ámbito privado, sabe que el desafió requiere técnicas, perseverancia, firmeza y constancia. Y algo de inteligencia. Y principalmente, el apoyo de la población. Por eso la necesidad de ser capaces de persuadir, que no significa empaquetar, como rápidamente traducimos los argentinos. Persuadir es además tomar compromisos, fijarse metas, rendir cuentas a la sociedad. En una palabra, hacer el trabajo que deben hacer quienes pretenden ser funcionarios públicos. O sea, mejorar la calidad de la pobre democracia local.

Ya escucho al lector diciendo: “¿pero quién va a hacer todo este laburo? Este tipo se volvió loco”. La próxima semana explicamos quiénes y cómo harán esto.

 

Cortando el gasto: cuchillo entre los dientes y mucho management

Siguiendo con  mi nota anterior, sostengo que bajar el gasto no debe ser una reacción histérica y prepotente, sino una tarea profesional y técnica.  No ya de técnica económica, sino de Gerenciamiento de proyectos y presupuestos, más la utilización de profesionales en políticas públicas, tarea para las que existe formación académica en el país, cuyos frustrados egresados tienen poca o ninguna salida laboral.

Todo lo detallado enmarcado en una política de estado de reducción del gasto, y la aplicación de las políticas públicas correspondientes.

Urgido por la realidad,  usted, lector,  ya me está diciendo que estoy loco porque no se puede esperar tanto tiempo, que hay que cortar de un tajo. Permítame que le retruque: ¿Por qué se cree que nunca se bajó el gasto? Porque siempre hemos pensado de ese modo y al final no hicimos nada.

Para que se quede tranquilo, vamos a establecer una diferencia en la metodología y en la velocidad de las medidas a tomar, según el tipo de gasto. Lo explicaré en seguida. Pero primero querría salir al cruce de un pensamiento facilista, que podríamos describir así: «echemos a todos esos vagos empleados públicos, y que se vayan a laburar al sector privado»

Puede que el método sea rápido, pero ofrece, como decíamos en la nota anterior, el problema de que se corren riesgos muy serios de inequidades e ineficiencias de todo tipo. Con  el  peligro de dejar lo peor dentro de los presupuestos. De todas maneras, cabe una pregunta: ¿qué va a hacerse con los que sobren? Porque el sector privado, por muchos años, no podrá ofrecer ninguna cantidad relevante de empleos.

Como no estamos empezando el mundo de cero, como dije, todos los ajustes deben hacerse, pero no al voleo. Eso no significa que no hay que hacerlo, sino que hay que hacerlo bien, y eso lleva tiempo y estudios serios.

 

Todo el análisis de baja del gasto debe arrancar al mismo tiempo

 

Si bien existen varios tipos de gasto, se debe comenzar toda la tarea al mismo tiempo, con diferentes equipos, aceptando que algunas tendrán resultados más rápidos dado su conformación y otras más lentos dada su complejidad. Será importante que se muestre a la sociedad esos resultados rápidamente y  se apliquen los cambios, como un modo de reforzar el compromiso y de empezar a producir ahorro  lo  antes posible donde efectivamente pueda hacerse.

Haciendo esa salvedad, detallamos los rubros o grupos donde más rápido se podrán obtener resultados.

 

Por dónde empezar a cortar

Estos son los rubros por dónde se podrá empezar la reducción,  los que más fácil resultan de detectar y eliminar, y los que mayor sustento ético tienen. Aún sabiendo que ofrecen flancos jurídicos que hay que resolver, habrá que enfrentarlos, pelearlos y ganarlos. Y hay modos. Empezando por un juicio penal por cada caso de corrupción que se encuentre.

 

Contratos, tercerizaciones, concesiones, sistemas de subsidios y «Sociedades Anónimas» del Estado

Cada uno de los contratos y sus prórrogas de cualquier índole o formato, concertado por el método que fuese, será analizado por un equipo multidisciplinario, (explicaremos el modo) en su génesis, su razonabilidad, sus costos y los reclamos generados. Se elevará a juicio cualquier contrato irregular. Se hará un seguimiento de vencimientos para evitar las prórrogas automáticas. Se anularán los contratos irregulares con procedimientos legales. Se adecuarán las leyes  para evitar la industria del juicio y se implementará un sistema de workflow para evitar la caída deliberada de los plazos procesales, viejo truco indio para hacerse millonario a costa de nosotros.

Se identificará a los titulares reales de todas las empresas que contraten con el estado, lo que está ya legislado actualmente. Todo contrato o concesión con empresas sin identificación de sus accionistas EN EL MOMENTO de la contratación, será pasible de ser anulado. Toda transferencia de titularidad de un contrato o de las acciones de un contratista, deberá contar con la aprobación del estado.

Se pondrá  énfasis en los servicios de consultoría de toda índole, no sólo apuntando a detectar los despropósitos contenidos, sino a su eliminación.

En este rubro se prevén rápidos éxitos y resultados. La ciudadanía deberá ser informada rápidamente de los hallazgos, los juicios y los ahorros producidos. El efecto Ciccone debe permear a toda la sociedad.

 

Subsidios

El sistema de subsidios de cualquier tipo debe ser modificado en la planificación para propugnar su cambio en la realidad. Cualquier tipo de subsidio será entregado directamente al beneficiario, en una cuenta de ahorro, caso por caso.

A esta altura de la tecnología y el espionaje, es absolutamente fácil determinar quién es pobre, cuántos hijos tiene, consumo eléctrico, calidad de vivienda, etc. Entonces, distribuir subsidios entregándoselos a empresas, punteros, Milagro Sala u otras ONG’s, es no solo ineficiente sino una fuente de corrupción y desperdicio. Las tarifas deben ser únicas, y los problemas de equidad resolverse con subsidios directos.  De paso, el mecanismo evitará los beneficios repetidos, como los abusos en los planes, asignación universal por hijo, gas, electricidad, etc.

Una tarjeta y registro único de beneficiarios de subsidios es vital para la equidad, la eficiencia y el contralor. No es difícil y será muy útil. El reflejo de esta política en el presupuesto será muy notorio.

Una reflexión. Deben descartarse de planos los planteos del tipo «Habiendo tantos otros gastos y robos que cortar, ¿por qué cortar justamente esto?» Tal pensamiento es paralizante y minimizante. Siempre habrá otros gastos, prebendas y robos que cortar, menos el que le conviene a cada uno.

 

Personal designado en los últimos 6 años por sobre ciertos niveles salariales mínimos

Se pondrá en revisión con iguales sistemas todos estos casos. La diferencia será que se dejará de abonar  de inmediato estos salarios por encima de los mínimos en cualquier formato que se hubiera contratado. También en este caso se promoverán acciones penales contra los funcionarios y los beneficiarios, cuando no surja claramente la razón del pago excepcional.

Este procedimiento se realizará tanto en las reparticiones del estado como en cualquiera de las sociedades con cualquier formato que dependan del estado. Se harán públicos los nombres de los beneficiados con este otro truco indio.

 

Jubilados con regímenes excepcionales sin aportes

Si bien es cierto este rubro no forma parte de lo que se conoce como gasto, cuando se genera un déficit debe ser absorbido de algún modo.  Se incluyen aquí los 3000,000 de jubilados sin aportes beneficiados por regímenes especiales en los últimos 7 años. Se analizarán todos los casos y se establecerá un régimen para el futuro que no ponga en igual nivel las actualizaciones de estas jubilaciones con las de quienes cumplieron con todos sus aportes. También se revisarán en igual sentido las jubilaciones de privilegio concedidas en este período.

Es posible pensar en tomar un grupo significativo de casos piloto para analizar si efectivamente correspondió el otorgamiento del beneficio dentro de la normativa vigente. Si de ese test surgiera  un resultado alto de incumplimiento, tendrá sentido pensar en ampliar el estudio para anular toda jubilación mal concedida.

En términos de carga impositiva total, no es descabellado pensar que se pueden obtener ahorros que permitan reducir el costo laboral.

 

Tarifas desactualizadas o políticas en  todos los servicios públicos y privados

Se trata del valor de las tarifas, no de los subsidios, que están tratados por aparte más arriba. En un lapso de tres años estas tarifas deben ser gradualmente adecuadas a la realidad y por vía de subsidios individuales debe resolverse la situación de los carenciados o necesitados.

Este paquete de componentes del gasto indirecto será la primera etapa a cumplir. La idea es obtener rápidos resultados, un fuerte apoyo de la población, y dar una base ética importante a los ajustes al gasto en general.  Si bien es cierto todo este grupo de gastos NO ES tan relevante como el resto del presupuesto, el global sí lo es, y además el ahorro porcentual puede ser muy grande por las barbaridades contenidas.

Por  otra parte, las tarifas son fundamentales en los casos de energía para estimular la producción, razón primordial de la pérdida del autoabastecimiento energético.

Estas tareas, como en el resto de los casos, se realizarán tanto en el presupuesto nacional como en los provinciales y municipales.

Los dejo masticando todo esto que hay que hacer, que es un poco más difícil, laborioso y técnico que simplemente decir: «hay que bajar el gasto», no?

Al mismo tiempo, analizando estos temas, se verá la gran oportunidad que se presenta de analizar desde cero todas las políticas públicas, su procedencia, importancia y costo. Si somos inteligentes, en vez de efectuar un mero trabajo de corte de gastos, podemos transformar esta instancia en un proceso refundacional del estado y consecuentemente  del sistema impositivo y toda la economía.

Eso sigue la semana próxima. Duro, espero que útil.