Y cuando Cristina se haya ido, ¿qué?

Dardo Gasparre

Venimos tratando de imaginar el futuro sin Cristina Kirchner, si Dios quiere, o dicho con más propiedad, de intentar discernir los caminos económicos que podría recorrer el próximo gobierno.

Ya propusimos fijar primero una misión, una meta a mediano plazo, y luego, descendiendo a las urgencias, hablamos del cepo y el modo de salir de él en un solo día, con un mercado libre de cambios, sin el Central. Esto, para escándalo de los liberales locales, que temen a la libertad y sus horribles efectos.

Si quiere leerlas están ahí, son las dos primeras a la derecha de su pantalla, Señora.

 

El gasto    

Vamos ahora a hablar del gasto. Basta con mencionar la palabrita para que miles de enardecidos economistas, algunos sumamente respetables y otros solamente “economistas exitosos” – no se si me entiende- empiecen a retorcerse de ira y a exhibir sus recetas, que siempre contienen en destacado el adverbio “drásticamente”.

Después de décadas de escuchar lo mismo sin resultado de ninguna clase, todo lo que sea drástico me suena a solución de coronel. He escrito en este mismo sitio cinco notas sobre el gasto, que también están ahí, Señor, a la derecha de la pantalla, si tiene ganas de aburrirse.

De modo que no argumentaré, sino resumiré mis ideas:

-          El gasto debe bajarse en términos absolutos, no porcentualmente a nada.

-          Se debe crear una estructura ad honorem para atacar el gasto, presidida por una suerte de Fiscal ad hoc elegido de un modo especial, con independencia y continuidad.

-          El presupuesto debe ser analizado en su totalidad, y preparar un presupuesto en base cero, algo que jamás se ha hecho, no por imposibilidad técnica sino porque los corruptos no quieren que se haga.  Esta es una tarea fundacional.

-          Se deben encarar varias instancias de revisión, todas al mismo tiempo, aunque algunas darán resultado más rápidamente que otras.

-          La corrupción de los contratos empresariales de todo tipo, escondida hace décadas en todos los presupuestos, es un objetivo primordial, por ética, por los montos involucrados y por la velocidad con que  se puede proceder. El ahorro potencial alcanza y sobra.

-          Los subsidios requieren varias acciones. La primera es dejar de darlos a las empresas para otorgarlos a los usuarios. Eso ahorrará cómodamente de un día para otro 3% del presupuesto. Haga el cálculo, y verá que si bien en porcentaje es poco, el monto es impactante.

-          Luego hay que hacer un plan para retirar gradualmente los subsidios a quienes no deben gozarlos. (Esto va unido a cambios en el sistema impositivo y otros) y a la baja de la inflación.

-          Hay una confusión, aún para expertos, entre subsidios y tarifas salvajemente baratas en Capital y GBA.  Por una cuestión de costos y de est+imulo a la producción, las tarifas deben ser prontamente normalizadas. De lo contrario el subsidio se volverá crónico y la producción y calidad tenderán a cero.

-          Fútbol Para Todos, los subsidios y créditos del INCAA, y otras actividades similares. deben eliminarse de inmediato. (Acabo de perder a todos mis amigos)

-          Empresas como Aerolíneas, Enarsa, YPF y similares, deben ser escudriñadas despiadadamente por especialistas, y cortar sus gastos de todo tipo, empezando por los contratos, subcontratos, tercerizaciones, acuerdos de mantenimiento etc.

-          Hablemos ahora de la gente. De los empleados públicos. Por supuesto que hay que revisar las designaciones y aumentos salariales de los últimos años, tanto en la Administración como en las seudo empresas privadas con que nos estafan.  Algo tan simple como ordenar los sueldos por monto decreciente, puede dar resultados muy trascendentes. Esos nombramientos, en especial los altos sueldos, deben ser dejados sin efectos, y enfrentar cualquier clase de juicio que surgiere, sabiendo que el beneficiario también será procesado por estafa al Estado.

-          Sin embargo, sería prudente y estudiaría mucho antes de aplicar medidas draconianas sobre las plantillas de personal común. Es cierto que suena bien en los livings la frase “hay que rajar a todos esos vagos”,  pero “esos vagos” suman varios millones de personas. El país no tiene trabajo para darles. 

-          Pensar en dejar sin ingresos a esa masa de gente suena a suicida o a estalinismo. Aunque los liberales teóricos bufen de rabia. Esa tarea debe ser gradual, planificada, y debe acompasarse con la generación de empleos. Hay muchos lugares dónde ahorrar. Y muchos billonarios conocidos viviendo del gasto.

-          Sería además irresponsable echar gente sin un estudio serio de las funciones y prestaciones de cada uno y de las necesidades que cada uno está cubriendo. Echar desde un escritorio frente a una planilla excel, será cómodo y no obliga a ensuciarse las manos, pero no es el camino serio y técnico recomendable. Calma liberales.

Con placer debato todos estos conceptos, pido que en tal caso lea mis notas en este mismo sitio para evitarme volver a explicar. Decir que se va a eliminar a millones de empleados públicos es no sólo peligroso, sino que meramente se cambiaría la asignación de partidas.

La lucha contra el gasto requiere un plan con metas y etapas, comunicarlo a la sociedad y dar cuenta de los resultados y logros sistemática y periódicamente, con un gran compromiso de los funcionarios. Empezando por el Presidente. Esta lucha es, por otra parte, continuada, permanente e inclaudicable.

 

La acción anticorrupción 

Como compañera inseparable del gasto, la corrupción merece varias consideraciones. También he propuesto varias ideas en mis notas previas, a la derecha de la pantalla, joven argentino.  Pero me concentro en dos:

-          Declarar imprescriptible el delito, tipificarlo más abarcativamente y aumentar las penas.

-          Incorporar el mismo tratamiento para los particulares involucrados en actos de corrupción que para los funcionarios, tanto en la investigación sobre su patrimonio y en la obligación de justificar su enriquecimiento, como en las penas.  No se puede seguir creyendo que los empresarios” colgados del gasto  son unos inocentes que  sólo intentan maximizar su utilidad.

 

Sistema legal       

La lucha contra el gasto requerirá varios cambios en los paquetes legales. Tanto en el tratamiento de los derechos de los trabajadores, huelgas, despidos, escalafones, categorización, premios, sanciones, etc. como en la eliminación o condicionamiento de los supuestos derechos adquiridos de los zares del gasto, que expolian el erario público desde hace décadas.

También para sancionar con duras penas a los abogados y funcionarios que pierdan deliberadamente juicios  o dejen caer los plazos procesales, viejo truco de la corrupción presupuestaria de los privados.

 

Reducción de la intervención  e intromisión del Estado 

Paralelamente, se deben revisar todas las leyes y normas que han ido dando protagonismo exagerado al estado, en detrimento de la actividad privada y a veces creando enormes obstáculos para las empresas, en especial las Pyme.

Esta tarea es imprescindible, por una cuestión de costos, pero también para liberar las fuerzas creativas de los auténticos empresarios, paralizados en una maraña de normas intervencionistas y controladoras. De paso,  en muchos casos se producirán ahorros importantes en el presupuesto.

Entran en este rubro desde la Ley de Abastecimiento a la Ley de Medios, que, independientemente de su uso político, retroceden décadas con su intervencionismo minucioso y persecutorio.

Basta pensar en el daño que ha hecho la intervención estúpida del Estado en el agro y la exportación para comprender la importancia de una revisión total a todo el paquete legislativo intervencionista, incluyendo normas reglamentarias, formularios, permisos previos y demás obstáculos.

Los controles de precios deben dejarse sin efecto de modo instantáneo.

 

Datos y mediciones

Se profesionalizará nuevamente al Indec y a todas las reparticiones que provean información sobre las cuentas públicas o datos estadísticos socioeconómicos. El país no puede marchar a la deriva sea por descuido o por acción deliberada de nadie.

Este paso se entronca en un paquete de medidas tendientes a recuperar la credibilidad mínima que se requiere no solamente para reinsertarse en la comunidad internacional, sino también para reconstruirnos como sociedad.

Dejo para otra entrega, la necesaria contrapartida a estas ideas, que es el análisis de todos los aspectos tributarios con cualquiera de sus nombres y formatos, que evidentemente no pueden dejar de evaluarse cuidadosamente en un proceso refundacional como el que viene.

Sigamos juntos y la semana próxima lo vemos.