Con la misma convicción con que tantos especialistas predicaron la salida gradual del cepo para evitar una explosión, según ellos, ahora hablan de la necesidad de un largo y cuidadoso gradualismo en la baja del gasto. Algunos confían en el solo uso de manejos monetaristas para controlar la inflación, hasta tanto el crecimiento salvador concurra oportunamente para licuar cualquier exceso en que se hubiera incurrido.
A esto se agregan los nuevos avances sobre el Estado, como el escandaloso caso de Cresta Roja, que debería resolverse con todos los implicados presos: dueños, abogados, jueces, síndicos, ex gobernantes y comisión interna, en vez de resolverse con cortes de la autopista a Ezeiza protegidos adecuadamente por la Policía. Un caso emblemático, porque concentra en un ejemplo singular todas las circunstancias que nos pueden llevar no sólo a un error conceptual grave, sino a perder la única oportunidad de acabar con nuestro perverso sistema fiscal. Se pueden cambiar nombres, detalles, rubros, pero los argumentos de todos los factores son los mismos.
Hay en el Gobierno y en sus partidarios un temor, que puede ser justificado, a que cualquier episodio de calle pueda culminar no sólo en saqueos y tomas, sino en algún muerto oportuno que coloque en situación de martirio, lucha y protesta a los violentos a sueldo del kirchnerismo. Continuar leyendo