Cuando uno viaja al exterior, las expectativas que genera el cambio de régimen en Argentina son asombrosas. Hay mucho interés en los avances y en ser parte del cambio, léase: como una oportunidad de inversión. Gran parte de esto se basa en que se entiende perfectamente la situación en que Argentina se había colocado en el mundo, una suerte de aislamiento, con errores no forzados, tanto en materia de relaciones internacionales como en el área económica.
Hay una clara visión de la herencia recibida y el costo de volver a la senda del crecimiento, pero no hay dudas de que se logrará. Esto se basa en las políticas no sólo económicas, sino en el trazado del marco institucional, que impacta más en los inversores que en el tipo de cambio o la expansión monetaria.
Por otro lado, cuando uno llega al país, si bien las expectativas por el cambio siguen altas, se siente más la erosión que provocan la inflación, las subas de tarifas, la caída de la actividad económica, etcétera. El impacto de la microeconomía es muy fuerte. Continuar leyendo