Estuve en China desde el 8 hasta el 22 de junio próximo pasado. Fue mi cuarto viaje en los últimos 5 años (3 de ellos invitado por el Partido Comunista Chino).
No voy a perder tiempo ni espacio reiterando la muy conocida información que ilustra el volumen y la calidad de los logros alcanzados por la República Popular China, en particular, desde el 12° Congreso del PCCH – 1982 – donde se decidiera la “política de reforma y apertura” conducida por Deng Xiao Ping.
Tuve la oportunidad de exponer las conclusiones de mi libro sobre la relación entre China y el subcontinente sudamericano así como seguir aprendiendo los fascinantes vericuetos de un sistema de poder que cuenta con ceremonias que saben combinar 5.000 años de historia – imperio, ocupaciones extranjeras, guerras civiles – con el marxismo ortodoxo y la modernidad más audaz y creativa.