Perón murió hace 40 años. En ese tiempo no pudimos ni hacerle su merecido monumento ni colocarlo definitivamente al lado de otros estadistas de su tiempo – Getulio Vargas, Charles de Gaulle, Mao Tse Dong, Nehru y otros – en ese “Olimpo” que les corresponde a las grandes figuras que marcaron la historia de sus naciones.
Es justamente la “dimensión histórica” lo que nos permite procesar el pasado en una suerte de “archivo” para que no sigamos viviendo en el presente los acontecimientos que nos trajeron hasta aquí, pero que no pueden seguir condicionándonos ni, mucho menos, hacernos repetir ese pasado en forma perpetua.