La teoría del poder en el taekwon-do

Como conté en varias oportunidades, el deporte que practico es el taekwon-do, versión ITF, que es la no olímpica. Sin el glamour del olimpismo, esta versión es totalmente amateur en Argentina.

Es una disciplina marcial moderna, menos rígida que otras artes marciales, pero deportivamente más completa. Empecé de grande y soy claramente un competidor regular. Lo tomé como una carrera y llegué a cinturón negro.

En este sentido el taekwon-do es como la carrera de abogacía: (aclaro que soy abogado) hasta el más negado, si sienta el culo, obtiene su título. Yendo al tema del título de la nota, la teoría del poder en el taekwon-do tiene varios elementos, pero me voy a concentrar en dos:

1) La ley de Newton, que dice que toda fuerza ejercida genera una fuerza igual y opuesta. Es decir, si golpeamos una pared con 90 k, la pared devuelve 90 k. Si la fuerza supera la resistencia de la pared, se rompe.

2) La concentración del impacto en un punto o, como me gusta decir a mí, “hacer foco”.

Esto quiere decir, concentrar el golpe en un lugar exacto y con una pequeña superficie de impacto, desde una parte del cuerpo idónea, por ejemplo, nudillos, para ejercer la mayor presión posible. Continuar leyendo

Alex Freyre y los razonamientos patoteros

Alex Freyre es Presidente del Archivo de la Memoria de la Diversidad Sexual, una organización que se dedica a documentar testimonios e información sobre la detención y tortura de personas gays durante la última dictadura. Está vinculada a MILES, la organización kirchnerista de Luis D’Elía. En los últimos días se volvió foco de atención pública por sus desastrosas declaraciones sobre la repartición de medicamentos para personas portadoras de HIV. Según Freyre, como le expresó a Aníbal Pachano, en caso de que Sergio Massa o Mauricio Macri ganen las elecciones nacionales el año que viene, los enfermos de sida tendrán que resignarse a no recibir las medicaciones necesarias… y por lo tanto, se van a morir.

El razonamiento de Freyre es tan retorcido y tirado de los pelos como se puede esperar del kirchnerismo hoy: básicamente Massa y Macri van a pagarle a los fondos buitres, cosa que vaciaría presupuestariamente a la Argentina, lo cual tendría como resultado que se corten los medicamentos. Bastó con que Leandro Cahn, director de Comunicación y Desarrollo Institucional saliera a aportar una serie de datos sencillos que tiran abajo la descabellada hipótesis de Freyre. Entre ellos, como pieza de información más contundente, que ni siquiera durante la crisis de 2001 ocurrió algo semejante.

Esto no fue solamente una exagerada y escabrosa declaración. Freyre no estaba simplemente aventurando una hipótesis alocada, estaba haciendo un trabajo de apriete político. El otro día en su Twitter publicó “En 2016 morirá Anibal Pachano, en las peores condiciones, él lo decreta. Otra muerte más para la estadística del Sida.”

Pachano es un massista declarado. Este tuit, como otros que siguen la misma línea, tiene muchas características comunes del modo patotero en que los kirchneristas intentan asfixiar al pensamiento disidente. Soberbio, dueño de una verdad inventada, falaz y sobretodo agresivo. Exponer una condición de la vida íntima como es el HIV, invocar a la muerte y sentenciar al otro por su pensamiento político es de las cosas más bajas que hayamos visto hacer en mucho tiempo a un promotor del oficialismo.

Tan así fue que el propio Anibal Fernández tuvo que desautorizar sus declaraciones. “El retroviral -dijo Aníbal- va a venir al país con cualquier gobierno. Nadie es tan tarado como para pensar una cosa semejante”.

No es esa la explicación. No es una cuestión de taradez, es una cuestión de decencia. El kirchnerismo quiere imponer la idea de que son los dueños de la decencia, de los tratos humanitarios, de hacer las cosas que están bien. Por eso cuando se le espeta a Freyre sobre las muchísimas fallas en el sistema actual de repartición de medicamentos responde que eso es responsabilidad de los centros de salud. ¿Quién administra los centros de salud? ¿El massismo? ¿Macri?

Hay que cortarla con el tremendismo y empezar a tomar en serio las problemáticas que acechan a la Argentina. Por mucho que le moleste al Gobierno y a sus promotores, el recambio de autoridades no va a hacer que se extingan la vida, el amor y la decencia en el país. No son ellos o la muerte. Semejante idea sólo puede ocurrírsele a un bárbaro, a un patotero. Usar los derechos individuales para patotear al que piensa distinto es tristísimo. Con una serie de tuits, Freyre tergiversa aquello por lo que dice luchar.

Por qué hay que declarar de inmediato la emergencia en seguridad

Hace algunas semanas salió en los diarios la solicitud que hicimos a los gobiernos de la Ciudad y Nación desde el Frente Renovador, Florencia Arietto y quien escribe, para declarar el estado de emergencia en seguridad en la Ciudad. La noticia hizo hincapié más bien en cuestiones políticas y dejó de lado las implicancias concretas del pedido que están plasmadas en un proyecto de Ley. Quiero aprovechar el espacio de esta columna para contarles de qué se trata la iniciativa que estamos presentando.

En diciembre de 2006 se sancionó la ley 2257 de Transferencia de Competencias Penales de la Justicia Nacional al Poder Judicial de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que trasladaba  la capacidad de reprender ciertos delitos a la órbita de la Ciudad. Esto, que fue ciertamente un gran avance en la autonomía de la Capital, lamentablemente hoy día tiene algunas repercusiones negativas que es necesario resolver con suma urgencia. Continuar leyendo

La Cámpora, esos jóvenes prehistóricos

El enfrentamiento por el procesamiento del vicepresidente Amado Boudou y la eventualidad de un juicio político va más allá de lo específico del caso y tiene que ver con los mecanismos para asegurar la transparencia de nuestros dirigentes.

Escribo esta columna a algunas horas de la reunión de la Comisión de Juicio Político. El kirchnerismo ya adelantó que votará en contra y se preocupó por congregar a los diputados más duros para convalidar su posición. Algunos son de La Cámpora, que ingresó a la “política grande” como promesa de renovación.

Que quede claro: la necesidad de modernizar muchos paradigmas históricos de la política no tiene signo partidario. Se puede percibir tanto con La Cámpora como con el PRO y algunas otras expresiones partidarias. La coyuntura pide no sólo gente joven sino mentalidades jóvenes, es decir, ideas que se correspondan con el mundo que vivimos hoy, donde la información circula libremente.

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¿Qué tiene de malo el pacto Macri-Cristina?

Esta semana la presidenta Cristina Kirchner y el Jefe de Gobierno Mauricio Macri inauguraron juntos la extensión de la autopista Illia que representará grandes beneficios para los miles de conductores que a diario transitan por el área metropolitana. Esta obra, para usar las palabras de la Presidenta durante el acto era “objetivamente” necesaria; estoy de acuerdo. Ahora bien, ¿qué necesidad había de remarcar esa objetividad?

La Presidenta quiere disipar la idea de que su actual acercamiento con Macri (quien fuera desde 2007 cuando asumió la Jefatura de Gobierno uno de los más grandes enemigos del kirchnerismo) es parte de un pacto en reacción a la creciente popularidad de la alternativa opositora del Frente Renovador. En otras palabras, quiere despolitizar el asunto con el argumento de la objetividad.

Efectivamente hay un pacto ¿qué hay de malo en reconocerlo? ¿Por qué tantos esfuerzos en disimularlo? Durante casi dos mandatos los porteños vienen esperando una comunicación más fluida entre la Nación y la Ciudad. Obras como ésta, que serán beneficiosas tanto para los habitantes de la Capital como de Gran Buenos Aires, nos encaminan hacia una ciudad más organizada. Si eso nace de un pacto, entonces me quedo con la Presidenta que pacta. Nunca es malo decir la verdad, en especial cuando se trata de buenas noticias.

Es cierto, no obstante, que las repercusiones de reconocer ese pacto son un poco más complejas de lo que se ve a simple vista. Para el Gobierno Nacional la presencia de Macri como un dirigente opositor de centro-derecha siempre fue funcional para sostener su reputación de centro-izquierda. Se trata de un esquema dual en el que Cristina se siente cómoda y que la aparición del Frente Renovador sin duda pone en crisis. Sin esa polarización centro-derecha / centro-izquierda el destino post-presidencial de Cristina queda en manos del justicialismo que nunca es muy benévolo con los que se van. Por eso es comprensible que haga énfasis en las diferencias: no quiere perderlo a Macri como antagonista ideológico porque eso supondría perder su lugar de centro-izquierda.

Sostener esa ficción no le va a ser fácil. Después de casi una década de enfrentamientos y disputas con el Gobierno de la Ciudad, cuando las diferencias que los separan no parecían hacer lugar ni siquiera a necesidades “objetivas” de ningún tipo, es hasta de perogrullo decir que las intenciones de fondo son lisa y llanamente políticas.

Siempre que su acercamiento con Macri redunde, como en este caso, en el beneficio de todos, me parece que no hay nada de malo en reconocerlo. Sin rasgarse las vestiduras ni hacer el papel de mártir, que a fin de cuentas están haciendo lo que hace rato deberían haber hecho: dialogar.