Nos encontramos a pocos días de las elecciones presidenciales. Es sorprendente y preocupante la forma en que los candidatos a la Presidencia eluden dar precisiones de sus programas de Gobierno.
Buscan los votos a través de denuncias de corrupción de sus competidores, de mostrar y exhibir a sus esposas como versadas y hábiles asesoras en todas las áreas de Gobierno. Tratan de ignorar o minimizar los ciertos y los conocidos actos de corrupción e incapacidad en su gestión de Gobierno, de simplificar la gravedad de los problemas que tenemos que enfrentar, de mostrar una algarabía en cada una de sus presentaciones que sólo reflejan una carencia de seriedad y de profesionalismo para abordar y asumir el mando de la nave al garete que es hoy la república.
No hay sector de la economía que no transite por serios problemas, que en muchos casos está ante el peligro de una cierta e ineludible quiebra; en esta última situación se encuentran las economías regionales. El daño inferido para algunos sectores es irreparable, otros extenuados sobreviven.
Quienes tengan la responsabilidad de gobernarnos en los próximos cuatro años deberán encarar un programa global de ayuda, recomposición y promoción de las devastadas economías regionales. Continuar leyendo