¿Cómo es el dolor cuando el dolor se introduce en el cuerpo y en el alma y desde adentro lo desgarra todo?
Es una pregunta válida, porque se sabe que ese estado de las cosas sucede.
Tal vez nadie mejor que una madre o un padre o un abuelo o una abuela de un niño que acaba de morir pueda expresarlo con la mayor de las certidumbres. Como los padres de Néstor Femenia, el niño qom de 7 años que murió debido a las complicaciones producidas por la desnutrición y la tuberculosis, luego de dos meses de internación en un hospital de la provincia de Chaco. O su abuelo. Su abuelo Hipólito Femenia fue entrevistado por el periodista Ignacio Otero, de TN, en Villa Río Bermejito, ciudad que da acceso al espeso bosque de El Impenetrable, mientras recogía agua en un balde plástico. Agua de un estanque, que luego debía ser hervida para poder ser bebible, ya que nadie le reparte agua potable a su comunidad, cuyas casas carecen de cloacas. “¿Néstor lo acompañaba a buscar el agua?”, preguntó el periodista, e Hipólito Femenia comenzó a llorar. Con un llanto intermitente y sostenido e inevitable. “Lloré porque Néstor siempre está acá buscando agua”, dijo Hipólito Femenia, hablando en presente de su nieto. “Llevaba su bidoncito”, recordó. Continuar leyendo