Si se leen bien, los datos fiscales aterrorizan

En mis análisis anteriores, en particular cuando con Guido Salvaneschi escribimos el artículo titulado “Devaluación y dinámica inflacionaria en Argentina“, resumí los datos fiscales en un cuadro como el siguiente:

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Los datos del déficit fiscal, bien calculados, es decir, excluyendo de los recursos tributarios las transferencias desde el Banco Central y la Anses al Tesoro, son el indicador fiscal más utilizado por los analistas. Mirando este cuadro, el panorama fiscal de los últimos 7 años no aparece más preocupante que el panorama fiscal de los últimos 7 años en que rigió el Plan de Convertibilidad. Las cifras del déficit fiscal como porcentaje del PBI son, en promedio, bastante inferiores a los de los períodos previos a las grandes crisis inflacionarias de los 70 y 80.

Esta lectura de los datos fiscales podría fundamentar la poca preocupación por la situación fiscal que demuestran los candidatos presidenciales y sus asesores. Si bien algunos cuestionan el alto déficit fiscal, parecen confiados en que será relativamente fácil reducirlo e incluso eliminarlo. Continuar leyendo

Sin moneda y sin crédito la estanflación sólo tenderá a agravarse

Política fiscal es sinónimo de política de deuda pública. Una política fiscal expansiva es aquella que genera un déficit fiscal financiado con endeudamiento para aumentar la demanda agregada y contribuir a que la economía salga de una recesión. Una política fiscal contractiva es aquella que genera un superávit fiscal y permite reducir el endeudamiento público para evitar el recalentamiento de una economía que está viviendo un boom económico.

Para que se pueda implementar una política fiscal expansiva se necesita que exista el crédito público, es decir que el Tesoro pueda acceder a endeudamiento a tasas razonables de interés. Hoy, aunque se quisiera, no se puede implementar una política fiscal expansiva porque nuestro país no tiene crédito, ni externo ni interno. Lo que el Gobierno está haciendo es financiar el déficit fiscal con emisión monetaria. Eso significa cobrar el impuesto inflacionario. Luego de cobrar ese impuesto no hay déficit y por lo tanto no puede haber efecto positivo sobre la demanda agregada.

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