Por: Domingo Cavallo
Política fiscal es sinónimo de política de deuda pública. Una política fiscal expansiva es aquella que genera un déficit fiscal financiado con endeudamiento para aumentar la demanda agregada y contribuir a que la economía salga de una recesión. Una política fiscal contractiva es aquella que genera un superávit fiscal y permite reducir el endeudamiento público para evitar el recalentamiento de una economía que está viviendo un boom económico.
Para que se pueda implementar una política fiscal expansiva se necesita que exista el crédito público, es decir que el Tesoro pueda acceder a endeudamiento a tasas razonables de interés. Hoy, aunque se quisiera, no se puede implementar una política fiscal expansiva porque nuestro país no tiene crédito, ni externo ni interno. Lo que el Gobierno está haciendo es financiar el déficit fiscal con emisión monetaria. Eso significa cobrar el impuesto inflacionario. Luego de cobrar ese impuesto no hay déficit y por lo tanto no puede haber efecto positivo sobre la demanda agregada.
Política monetaria es sinónimo de búsqueda de la estabilidad de los precios. La política monetaria sirve para hacer bajar la inflación o sacar al país de una deflación. También puede ayudar a atenuar el ciclo económico cuando la inflación viene asociada con fuerte expansión del nivel de actividad económica y la deflación viene asociada con un clima de recesión. Pero para que se pueda aplicar una política monetaria adecuada, se necesita que haya moneda. Es decir, que el Banco Central administre una moneda en la que la gente confíe y de la que la gente no esté desesperada por desprenderse. Hoy nadie confía en el Peso y la mejor demostración de que ello ocurre es que hay una brecha de más del 40% entre el valor del Dólar en el mercado oficial (en el que la gente no puede convertir sus pesos) y el mercado paralelo (al que la gente tiene que recurrir si quiere convertir sus pesos en monedas extranjeras).
En una economía que sufre estanflación pero en la que existe la posibilidad de hacer política monetaria y política fiscal, la combinación adecuada es: política fiscal expansiva (déficit fiscal financiado con endeudamiento) con política monetaria contractiva. La primera sirve para estimular el nivel de actividad económica y la segunda, para frenar la escalada inflacionaria y apuntar a metas bajas de inflación.
Puede sorprender que yo sostenga que, de existir la posibilidad de endeudamiento a tasas razonables, lo correcto en una situación como la actual sería aplicar una política fiscal expansiva cuando el gasto público como porcentaje del PBI ha alcanzado niveles récords. Pero el déficit fiscal que yo sostengo que correspondería financiar con endeudamiento es el déficit fiscal que se originaría no en el aumento del gasto público sino en la eliminación de muchos impuestos distorsivos que hoy desalientan la inversión y hacen perder competitividad a la producción.
Lo que el Gobierno argentino está haciendo hoy es utilizar al Banco Central para financiar el déficit fiscal, es decir, para cobrar el impuesto inflacionario. Como la base del impuesto inflacionario es la masa monetaria, esta política induce a que aumente cada vez más la velocidad de circulación del dinero, con lo que el proceso inflacionario se acelera: cada vez será necesaria una tasa de inflación mayor para cobrar un mismo porcentaje del PBI como impuesto inflacionario. Como luego de cobrar el impuesto inflacionario la política fiscal resulta neutra o contractiva, porque el impuesto inflacionario puede incluso ser superior al déficit y beneficiar, por ejemplo, a los intermediarios financieros, el resultado es que no se sale nunca de la recesión. Por el contrario, la recesión tiende a agravarse.
El conflicto con los fondos buitres y la justicia de New York hace que desaparezca por completo el crédito público y que la gente confíe cada vez menos en la moneda argentina. Sín moneda y sin crédito la estanflación sólo tenderá a agravarse.