Y en el 2016 ¡Milico a tu cuartel!

Ya han transcurrido tres semanas de ese triunfo extraordinario de la civilidad sobre el militarismo salvaje. Triunfo que debemos administrar con inteligencia, con serenidad y firmeza. Triunfo que nos exige más que nunca hablar claro y no quedarnos como convidados de piedra en una obra magna donde casi 8 millones de venezolanos con pequeñas papeletas de votación gritamos ¡Basta!

Y es que si algo debe impulsar este pasado 6D es quitarles a los militares la arrogante creencia de que les tenemos miedo y que la civilidad está supeditada a su barbarie armada. Los militares a los cuarteles es una proclama inaplazable por necesaria. El gobierno debe ser civil. Ya está bueno de altaneros troperos creyéndose dueños de Venezuela. Ya está bueno que muchos civiles -unos por cálculos miedosos y otros por cálculos indignos- estén desgañitándose en loas a un grupo militar que pasará a la historia republicana de Venezuela como el más abyecto. Como grandes traidores y muchos, delictuosos integrantes de una banda hamponil.

17 años de tragedia tienen padres. No se generaron en un laboratorio. Son producto de la apatía, del conformismo, de la complicidad. Y no callaré tampoco ahora que mi contento es grande porque creo que esos -que mucho hemos denunciado y combatido- han recibido por fin un ¡Tatequieto! Yo he apostado desde siempre por Venezuela y veo lo que si se maneja con inteligencia, será el final del Chavismo con Chávez y sin Chávez, porque con él y sin él es la misma letrina. La misma comparsa de chulos, pseudo opositores, hampones de franelas rojas y hampones de camisa cara.

Por eso, unos días después del 6D, a las preguntas que me hizo un colega periodista para su análisis sobre los sucesos electorales, mis respuestas llevaron el mismo estilo con el que he hablado y hablaré siempre.

Me dijo: ¿Cuál es la razón por la que el ejército se negó a obedecer la orden desesperada de Maduro?

Aclarándole previamente que esa versión de cuento para niños no me va, y aclarándole también que respondería desde lo que creo supuestos negados, las razones pueden ser varias… una de ellas, que después de haber convertido el estamento militar en brazo armado del castrochavismo, de haber aceptado complacidos la invasión cubana en cuarteles e instituciones militares, en registros y notarías públicas, en ministerios y hasta en el propio Palacio de Miraflores, en el cual Raúl Castro tuvo la descarada osadía de montar consejos de ministros como el de abril de 2010 donde honores al invasor fueron rendidos por esa legión indigna de uniformados tanto al dictador cubano como a sus ministros y altos jerarcas, sopesaron y prefieren comenzar a lavar sus sucias caras…

¿Y me voy a olvidar de esto y los voy a hacer mis héroes? Pues no. Escucho aún  el grito ¡Fuerza armada Chavista, revolucionaria y anti imperialista!, el ¡Patria Socialismo o Muerte!

¡No! más bien se me parecen  a las legendarias ratas de las naves hundiéndose y sus desesperados abandonos…

Y siguió mi colega con sus preguntas, una: ¿Es esto el final del chavismo?

Y le aclaré que decir el final es muy apresurado y muy altanero. Creo que es sí, la confirmación de que hay un pueblo que se hartó de mentiras y robos, y otro que gusta de apoyos remunerados y al terminarse la plata por la ruina del estado, producto del saqueo rojo, no les motivó más el cuento de la “Revolución bonita” y menos aquel slogan de “Con hambre y sin empleo yo con Chávez me resteo…”

Es muy complicada la realidad sociopolítica que ha dejado este tiempo de arengas violentas, de desmontaje de leyes, de impunidad a cambio de apoyos… Es también complicado hoy, imaginar que en esa desbandada roja, haya propósito de enmienda y mucho menos contrición de corazón… Por eso es más que sensato dar tiempo antes de responder de manera axiomática.

Preguntó también mi colega si veo riesgo aún de golpe de Estado… y le respondí que yo no lo creo… Pero siempre puede haber en un militarote rojo ese corazoncito golpista y esas ganas de ser un nuevo caudillo. Sin embargo, reitero: ¡No lo creo! Además, enriquecidos como están muchos, pueden pensar que es mejor cargar la lana, quedarse con ella, y no ganarse la fama que a todas todas es y sería muy mala.

Y otra incógnita ¿Saldrán a la luz pruebas que demuestren al mundo el intento de fraude de última hora de los chavistas y del plante militar a Maduro?

Le comento a él y a todos mis lectores que de hecho ya está más que confirmada la intención… pero dicen que no tuvo apoyo de los que en ese momento prefirieron la “Institucionalidad” algo que se habían saltado a la torera por años. ¡Pero vamos, nunca es tarde! y si sumamos a esto el desnude del narcotráfico en las filas del régimen,  las consecuencias legales a nivel internacional, también frenan cualquier mal pensamiento… El supuesto “Cartel de los Soles” debe estar más preocupado por no llegar a cambiar el uniforme, las medallas y charreteras por un overall color naranja…

Por eso, desde aquí pido con fe que el 2016 sea el año del rescate de nuestras libertades en una Venezuela con democracia real. El año donde impongamos que lo más sano es decir con fuerza ciudadana y civilismo: ¡Milico a tu cuartel!

El Castrochavismo no se resigna

El mundo entero primero pudo ver como una mayoría electoral puso punto final a la supremacía roja en la Asamblea Nacional, sede del Poder Legislativo de Venezuela. Con el paso de los días, también está viendo como una banda delincuencial enquistada desde hace más de 16 años en el absolutismo, busca con desespero y descaro la manera de desconocer esos resultados del 6 de diciembre pasado, y poder continuar imponiéndose a la voluntad de cambio de millones de electores.

Desde cometer francas violaciones a la ley electoral, hasta pretender ahora endilgarle un fraude a las fuerzas opositoras reunidas en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), pasando por creaciones espurias de instituciones sin base constitucional alguna, el castrochavismomadurismo no se resigna y menos admite su categórica derrota. Y no se resigna porque definitivamente no están perdiendo el Gobierno, están perdiendo un Poder omnímodo que les ha garantizado impunidad a los crímenes que han cometido a lo largo de más de tres lustros.

Los “herederos de Chávez” saben muy bien el tamaño de sus culpas y la responsabilidad en cada una. Los “herederos de Chávez” saben que ya éste no vive y no podrá responder ante los tribunales terrenales, sean nacionales o internacionales y saben además que serán ellos, corresponsables en los crímenes, los que responderán en juicios varios, todos por terribles delitos.

Y no viene mal pensar que sucede que cuando la suerte se cambia, todo comienza a ir mal. Por eso a la ruina producto de pillerías, saqueos e ineficiencias, se les vino el derrumbe de los precios petroleros, impidiendo cualquier posibilidad de remontar o de componer estropicios.

Incapaces de admitir la derrota y sus causas, vemos a Jorge Rodríguez exjefe de campaña del comando Bolívar-Chávez, despotricando de los opositores venezolanos que según dice “se dedicaron a realizar una guerra psicológica, que incluyó el aumento de precios”. Y cualquiera podría reírse por tamaña mentira, pero 17 años de falsedades nos han mostrado que muchos creen lo que el descaro asegura.

Jorge Rodríguez, un chavista emblemático de esa metamorfosis sufrida por los jerarcas rojos, que de pobres de solemnidad han pasado a milmillonarios, sigue despotricando por la pérdida producto del hartazgo de un pueblo, del hambre de un pueblo, de la vejación a un pueblo, y se queja por lo que considera un error de táctica electoral, dice reflexionar sobre lo que hizo esa banda maleante durante los días de campaña y concluye que debieron actuar distinto: “Ante una estrategia de guerra nosotros hubiéramos tenido que resistir con las mismas artes, nuestras candidatas y candidatos tomando los negocios que estaban acaparando los productos de primera necesidad y obligando a esos gerentes y a esos propietarios de esos productos a que lo distribuyeran tal cual como era la disposición del Gobierno bolivariano”.

Imposible frente a esa banda de fascinerosos esperar otra cosa más que la que estamos observando. Imposible creer que con esos delincuentes se puede dialogar para encontrar salidas a la horrenda crisis que nos asfixia a todos sin distingo de militancia partidista. Imposible pretender que van a aceptar que perdieron el Poder Legislativo al que por años convirtieron en el horno donde cocinaron todo tipo de horrores políticos y toda impunidad para sus crímenes. La Asamblea Nacional se encargó de dar el visto bueno a todas las violaciones a la constitución y las leyes. La Asamblea Nacional, copia de la cubana, fue la garante de la entrega de Venezuela a los tiranos Castro y al resto de los chulos cooperantes.

Hoy, a 16 días para ver juramentado el nuevo Poder Legislativo, los delincuentes colorados pretenden desconocer la voluntad ciudadana, pretenden, utilizando esa mojiganga que llaman Tribunal Supremo de Justicia, posponer la juramentación de la nueva Asamblea Nacional.

Los venezolanos mueren de hambre y escasez de medicamentos. Es gravísima la situación, pero a los hampones nada les frena, se han cebado en el abuso, por eso hoy, cuando el mundo entero ve lo que protagoniza en ese estercolero llamado castrochavismomadurismo, cuando los sobrinos de la pareja presidencial son juzgados en una corte de Nueva York por narcotráfico y el Comandante General de la Guardia Nacional de Venezuela y siete capos más –curiosamente militares- van por igual camino al ser acusados por los Estados Unidos, el régimen rojo no es más que un hatajo de delincuentes cercados en la Venezuela mancillada, un pozo séptico donde único logran aún impunidad

De ciudadanos a víctimas

Para cualquier venezolano medianamente lúcido hablar de ciudadanía es estulticia… Esa condición la perdimos cuando en 1998 un tropero golpista infame, junto con su horda de malandros rojos, llegó al poder.

Verdaderamente debemos ser honestos y admitir que poco hicimos, en aquella época, ni durante los 16 años posteriores, para impedir ese despojo.

Hugo Chávez, ese que ahora le pretenden levantar altares como si el patrón de la Venezuela quebrada fuera, ese bárbaro de verde olivo que de un pitazo despidió a más de 18.000 empleados de la estatal petrolera PDVSA, cifra que aglutinó técnicos de todas las áreas, geólogos, geofísicos, ingenieros, informáticos, personal administrativo, obreros, oficinistas. Más de 18.000 seres que el tropero dejó en la calle y lo aceptamos y al hacerlo, convalidamos  la destrucción de nuestra única empresa generadora de riquezas, le aprobamos la catástrofe que ya tenía en su mente enferma, como le aceptamos que la hija pequeña le pareciera mejor el escudo nacional con el caballo a galope hacia la izquierda, y a él los cubanos comunistas, ruinosos y perversos como ejemplo a seguir.

Le consentimos que nos despojara del país y lo usara como su conuco, y digo conuco y no hacienda, porque Chávez asumió ese casi millón de kilómetros cuadrados como eso, un terreno para arrasarlo, para espolearlo y compartirlo con sus compinches nacionales y extranjeros, mientras nosotros le mirábamos hacer.

Y seguir haciendo el inventario de errores no lo veo necesario, ni por el espacio de esta columna ni porque le sea desconocido a alguien. Simplemente aceptamos que aquel milico brutal, abusivo y terrorista hiciera lo que le dio la gana, expropiara y robara para hacer ricos a sus cómplices y crear una ralea corrupta e inepta a la que se le deben estos 16 años de horrores aunque por allí hayan unos cuantos que pretendan limpiarle las culpas y dejarlas todas en el haber de Nicolás Maduro, esa mojiganga abyecta que claramente no tiene capacidad, él ni sus secuaces, para enderezar lo que heredó y sencillamente ha terminado de destruir lo poco que quedaba tanto en lo económico como en lo moral.

Y no le demos vueltas para definir lo que la Peste nos aplicó y aplica. Es terrorismo lo que hizo Chávez contra todos nosotros y continuaron haciendo Maduro y Diosdado, aunque por allí un perdedor sin garras y su vástago enchufadito pretendan decir que los satanizamos, sobre todo al capitán Trucutú, ese que alucina cada vez que se imagina asentando mazazos a todo el que se rebele contra su pretensión de tratarnos como a conscriptos.  

Nuestra condición de ciudadanos se volvió leña porque no hay posibilidad de conservarla después que un Chávez nos mantuvo casi 14 años en una febril confrontación política e ideológica, para que no viéramos que el país se caía a pedazos. Para que no hiciéramos nada para impedir que la inflación pulverizara nuestros ingresos y nos pusiera cada día más pobres, ni nos rebeláramos porque el hampa cobraba cientos de muertos semanalmente y a Chávez le resbalaban como le resbalan a Maduro, a Diosdado Cabello y a todo ese Puesto de Comando Presidencial, en el Palacio de Miraflores, que con absoluta franqueza debo decirles que parece más bien un puesto de venta de cochino frito.

Hablando tonterías vimos lo que nadie puede llamar sorpresa: la caída de los precios del petróleo y la crisis financiera mundial que sinceró el desastre del padre del Socialismo del Siglo XXI e impidió que también la mojiganga gozara de liderazgo planetario, simplemente porque nos colocó en muy poco tiempo en una situación desesperada al no haber dinero para cubrir las importaciones que en Venezuela representan más del 80% de lo que consumismos y los millones de millones que entraron por concepto de venta de petróleo, a precios jamás vistos ni soñados, sirvieron únicamente para mantener chulos cubanos, nicaragüenses, bolivianos y “amigos” igualitos a los ratones tan fraternos con el queso.

Y el pasado viernes, entrando la noche, apareció el combo anunciando el Estado de Excepción… y resulta que realmente la única excepción es que los venezolanos nos sigamos calando esta Peste Roja con su malandraje empoderado.

Por todo, me pregunto: ¿qué somos ahora? Porque ciudadanos hace mucho que dejamos de serlo. Decía Aristóteles: “El que es ciudadano en una democracia con frecuencia no es ciudadano en una oligarquía” y lo que está en el poder es eso, una oligarquía de malandrines, una pandilla que nos despojó de la ciudadanía plena y nos convirtió en sus víctimas.

Venezuela, aliada de los diablos

Esta semana que pasó, mi país, secuestrado por una banda delincuencial, generó noticias que sólo sirven para sumirme -a mí y a millones- en el desespero. El recuento lo comenzaré con la autorización del régimen de Maduro para que la siniestra tiranía de Corea del Norte abra embajada en Venezuela.

La Gaceta Oficial número 40.438 ya lo publicó y debo decir que con esos tenebrosos asesinos sólo 30 países en todo el mundo tienen relaciones diplomáticas, y en nuestro continente la Cuba comunista y ahora Venezuela; y como bien sabemos que con Hugo Chávez nos convertimos en colonia del lupanar castrista, esa decisión se tomó en La Habana.

Sigo con una reunión convocada por una de las mujeres del régimen, esas que están demostrando que la maldad femenina es uno de los activos de la revolución… La canciller Delcy Rodríguez se reunió con la fiscal general Luisa Ortega, y la rectora principal del Consejo Nacional Electoral, Sandra Oblitas, para evaluar el informe que será presentado este lunes 29 de junio ante el Comité de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra.

La reunión -por lo que puedo deducir- buscó que  la delegación que está ya en Suiza falseé el informe de Venezuela en materia de Derechos Humanos Civiles y Políticos. Deducción lógica luego de leer lo declarado por Luisa Ortega, que asegura que “Venezuela es un país que está comprometido con los derechos humanos y cada discurso nuestro (de la Peste roja), siempre es acerca del tema de los Derechos Humanos, porque para nosotros revisten demasiada importancia”.

Y cómo no enfurecerme ante tanto cinismo, ante tanta maldad, cuando justo coincide con lo divulgado por el periodista venezolano José Domingo -Mingo- Blanco, sobre las horrendas torturas que le aplican a una joven químico venezolana, Araminta González, apresada hace ya un año y violados todos sus derechos más elementales. A Luisa Ortega Díaz desde aquí le exijo que diga si para ella y el resto de las maléficas señoras reunidas en la cancillería, arrancarle el cabello a Araminta, dejarla sin agua potable más de 20 días, someterla a cada rato a humillantes requisas intensivas en toda su humanidad, negarle papel higiénico, jabón, toallas sanitarias y alimentos, es lo que ella define como “estar comprometidos con los derechos humanos”…

También sí las 252.073 muertes violentas que la revolución ostenta en estos 16 años de saqueo y muerte, y que nos ubica ¡oh proeza! como el segundo país más violento del mundo, serán presentadas en Ginebra como logros que sólo en socialismo pudieron darse, y que ya forman parte de la cotidianidad de un país saqueado y ensangrentado que ve como normal que en 25 días del mes de junio, solo a la Morgue de la ciudad de Caracas hayan trasladado 363 cuerpos de víctimas de hechos violentos.

Otro asunto debería sacudir la apatía y prender las alarmas, no solo de nosotros los venezolanos, sino de todo el mundo democrático… Resulta que la misma Sra. Delcy Rodríguez, alborozada, firmó sopotocientos turbios acuerdos con los santones iraníes, más que reconocidos violadores de derechos humanos y promotores del terrorismo, y se impone preguntar: ¿Venezuela e Irán “alianza estratégica” o dúo siniestro?

Supuestos acuerdos comerciales tan iguales a los inescrutables firmados durante la presidencia de Hugo Chávez y que, ¡Oh casualidad!, muchos generaron oficinas y plantas industriales en el estado Aragua, coto particular del yihadista Tarek El Aissami, hombre que representa, favorece e impone en Venezuela al islam radical, y cuenta para ello con respaldado de Cuba. Así Parchin Chemical Industries y Qods Aviation, empresas pertenecientes a las fuerzas armadas iraníes, y que dicen poseer sociedades con la industria militar venezolana, fabrican explosivos, municiones y propulsores para misiles, también vehículos aéreos no tripulados. Estas “impecables” empresas están en el grupo que ha sido sancionado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas bajo la Resolución 1747, como lo certifica el libro Iran’s Strategic Penetration of Latin America, coeditado por Joseph Humire, analista de seguridad, quién denuncia que La Habana posee cerrados intereses con Irán y alinea a países bajo su influencia -Venezuela es uno- a este tipo de acuerdos.

Y cierro acotando que en este mismo lapso se han desconocido los resultados de las elecciones primarias llevadas a cabo por la oposición e imponen un reglamento inconstitucional de participación “obligatoria” de un 40% de mujeres en las listas para elegir el 6 de diciembre.

Todo desesperante, ¿no les parece?

¿A qué hieden los sociópatas?

El milico golpista venezolano Hugo Chávez, destructor de la soberanía, la economía, la salud, el tejido social de Venezuela y el futuro de millones de venezolanos  y el asesino Ernesto Che Guevara tendrán desde ahora un perfume que ha inventado la mañosa nomenclatura cubana, asegurando que el motivo de tan trascendentes creaciones es honrarles.

Aunque en la ruinosa y siniestra isla de los Castro lo que menos existen son buenos aromas, ahora han sacado a relucir una industria perfumera donde –según la propaganda castrocomunista- los expertos químicos y diseñadores cubanos con estos dos “Perfumes” esperan hacer pensar a sus compradores en atributos como heroicidad o gallardía, dos particularidades que por ninguna parte tenían ambos malhechores. Continuar leyendo

El padrote cubano

Estoy convencida que la erotización que Fidel Castro ha causado en millones de seres en el mundo sólo puede ser tema de estudio para la psicología profunda. Tanto lo creo que una de mis fijaciones fue hacer una exhaustiva investigación sobre este fenómeno -a dúo con el psiquiatra y antropólogo Luis José Uzcátegui- al escribir un libro titulado “Los hombres que erotizó Fidel” (Editorial Los Libros de El Nacional; 2005).

Erotización que no sólo se presentó en Latinoamérica y en algunos reductos de izquierda al norte del continente, porque también hay que decir que el truhan cubano logró seducir en Europa, Africa y hasta en Asia (recuento muy completo en el mencionado libro). De Venezuela digo que el tirano caribeño fue un obseso y tuvo la gran suerte de agenciarse cientos de traidores que, desde la misma década de los 60, se le entregaron como solícitos sirvientes postrados eróticamente al influjo de su fuerte personalidad y a su codicia por un subsuelo rico en recursos petroleros, manjar delicioso y apetecido que finalmente lo alcanza plenamente cuando llega al poder Hugo Chávez -no el más importante de sus erotizados pero sí el más provechoso.

Chávez, un tropero sagaz, sin clase ni estudios, alumbrado al verse tratado en La Habana en 1994 como jefe de Estado cuando apenas sus 15 minutos de gloria los recibía por un golpe de Estado fallido.

Como decimos los venezolanos, Fidel Castro “se saca el clavito” y consigue ese cuerno de la abundancia que es nuestro país. Es sin la menor duda su gran triunfo y una venganza que maduraba, preparaba y logra décadas después, ya que por años mantuvo un gran reconcomio debido a que Rómulo Betancourt fue inmune a “sus encantos”. La historia muestra como la Venezuela de los años 60 no le fue amable al mayor de los Castro y a su banda forajida, ese país eufórico con su democracia novel donde gobernaba un descendiente de canarios: Rómulo Betancourt, hombre procedente de la clase media, nacido en un pequeño pueblo cercano a Caracas, quien después de una amplia experiencia política e inclusive de una pasantía por el pensamiento marxista, sorprende pues no muestra las debilidades necesarias para caer erotizado en los brazos del cubano.

Algunos se salvan, otros sucumben. Y es que Eros, siempre eterno y malvado, no tiene piedad con la psiquis del hombre cuando penetra en lo más recóndito de sus misteriosos espacios. Eros hacedor de uniones, propiciador de cópulas… Eros apareciendo inmediatamente después del dios de la tragedia, Caos. Eros divinidad antigua, misterio arcaico. La historia lleva al conocimiento y a la ubicación de respuestas a mil enigmas, a mil preguntas. Caos moral donde gente común y pensadores ven perfecto que un farsante caribeño tenga tiranizada a Cuba durante 55 años y lo llaman “presidente” en contraposición al “tirano” Pinochet, déspota porque osó ser de derechas y detener los planes de Castro y sus hordas. Caos moral que ve los crímenes en la era Pinochet, pero le parecen tan buenos los paredones castristas llenos de la sangre de disidentes, la persecución a todo opositor, las aterradoras Brigadas de Acción Rápida, los balseros ahogados cuando se tiraron al mar en busca de libertad, los asesinatos disfrazados de accidentes de tránsito y sobre todo la descarada condición de chulos de estos cubanos castrocomunistas, sin moral ni vergüenza.

Ya en pleno siglo XXI, Fidel Castro, que sabe a la perfección lo que hace ya que por bastante más de medio siglo ha desarrollado una alta capacidad histriónica y el manejo de los afectos, habla con Chávez por cadena de radio y TV y el chulo cubano platica de los calzoncillos, que como comprenderán es algo muy privado y lleva encubierto mensajes implícitos de intimidad y sensualidad.

Cuba y Venezuela, donde el hambre, la mentira y la represión han quebrado la dignidad y un domingo de tantos estos dos “querubines” se comunicaban de la siguiente manera: (Chávez, le dijo a Castro) “los domingos te pones un short, una franela roja, unas sandalias de pescador y una silla de extensión para ver mi programa”. “No es cierto”, contestó el cubano. “Lo veo todos los domingos pero sin tanta indumentaria. Tú me perdonas, pero muchas veces veo tus programas de televisión en calzoncillos. ¡Ja, ja, ja!, porque es en domingo y como tú nunca comienzas a la hora exacta tengo a alguien de guardia que me avise”.

Allí pues el Padrote cubano, un espécimen que dolorosamente conocimos, como lo conocieron por tiempo corto los chilenos, los grenadinos, los angoleños… pero que a diferencia de ellos, nosotros seguimos padeciendo.

El Padrote cubano cambia de rostro obligado por la inexorable vejez. Por eso, esta semana que pasó, vimos a Putin buscando en La Habana su concurso, ya que lo necesita para venderle porquerías rusas a estos pueblos que por siglos se han fascinado por cualquier baratija ofrecida como joya. Ya acordado el asunto, se va a Brasil y allí en romería llegan esos lacayos de los Castro a ver que ofrece el ruso que vuelve a concebir interesante a Raúl Castro y hasta al carcamal Fidel, sobre todo cuando el fiador y principal pagador es el pueblo venezolano.

Fidel, el Padrote de Chávez y de toda esa banda que lo acompañó en la destrucción de la soberanía integral de Venezuela. Ahora Raúl que no erotiza pero pesca y otros de los que me entero, como en el cuento de mi manicurista que a la pregunta mía sobre la fulana “Misión Barrio Adentro” me dice: “Como médicos los cubanos se han “Echado” (matado a unos cuantos) porque no saben nada, no son doctores y lo que sí han hecho, es que dentro de unos años en el barrio, cuando esos muchachitos crezcan, se casarán entre hermanos porque casi todos son hijos del padrote cubano”.

Un país llamado olvido

Nada debe asustar más que la desmemoria, pero parece que los venezolanos no nos paseamos por esa infinita tragedia que significa padecerla. Y es que así de simple, sufre de desmemoria la gran mayoría. Me impacta que 15 años de castrochavismo haya borrado realidades y formas de vida que teníamos y que muchos ya no recuerdan. Y miren que no me refiero a los muy jóvenes, porque realmente si tomamos en cuenta más de 15 años de Robolución, un hombre de 25 años apenas tenía menos de 10 cuando ese encantador de serpientes llegó mintiendo, desmantelando el Estado, destruyendo la democracia e inventándose una historia donde nos resultó pariente de Cristo, hijo de Bolívar, ahijado de José Martí e inventor del agua tibia, extraño líquido que nadie por estas tierras conocía.

Detalles tontos como olvidar por ejemplo, que un pasaporte te lo sacabas rápidamente y no tenías que hacer infinidad de trámites, incluido pagarle cuatro sueldos mínimos a un gestor que de paso no te liberará de la larga cola así llegues amaneciendo a la oficina de identificación “eficientemente” dirigida por cubanos.

Olvidar que ibas a un mercado y allí encontrabas lo que buscabas y necesitabas y no tenías que plantearte varias romerías, con sus consabidas colas, para en uno obtener harina, en otro aceite, con suerte en alguno lejos de donde vives, papel toilet y en el máximum de la buena fortuna, que ningún desesperado como tú, te caiga a golpes porque vio primero el último desodorante que quedaba.

Olvidamos que en las farmacias había medicamentos, que unos frasquitos azules con la marca Vick VapoRub te guiñaban desde las estanterías donde igualmente había Alka-Seltzer y Sal de Fruta ENO. Que podían hacerte exámenes médicos porque existían reactivos y que no morías de mengua, como ahora, después que el “Salvador” de los pobres irrumpió sembrando odio, desatando violencia. Destruyendo hospitales, corriendo a nuestros médicos y supliéndolos por farsantes cubanos de batas blancas. Decretando el hambre y la ruina como primer derecho revolucionario.

Los crímenes sacudían la opinión pública y eran resueltos los casos por policías eficientes. Pero ahora, bajo esta peste colorada, matan, secuestran, roban y todo se convirtió en cotidiano, en normal. Cien cadáveres ingresados un fin de semana sólo en la morgue de la ciudad de Caracas no nos impresiona y menos nos enerva. Más de uno borró la Venezuela donde se podía vivir y no ésta donde no sabes cómo sigues vivo.

Olvidamos que, aunque nunca fuimos país turístico, llegaban extranjeros y no los asesinaban en lobbies de hoteles 5 estrellas. No mataban diplomáticos, no asaltaban sus casas. Más de un adolescente piensa que siempre los ministros de Relaciones Interiores eran tan farsantes como ese que se vanagloria de darnos una “Patria Segura” con unas fulanas divisiones que él se inventó y llama “Cuadrantes” y donde en uno, el Sr. Christophorus Wilhelm, empresario alemán fue abatido la semana pasada por tres hampones llegando al Hotel Eurobuilding y teniendo como última visión un matero grandote que dice: ¡Welcome to Caracas!

Millones ya no conocen otra cosa que esta malandrocracia que empoderó el odio y la violencia, saqueó el país, tiró a cientos de miles al destierro, sembró de muertos Venezuela y pone vallas publicitarias asegurando que todo está “Chévere”. Millones creen que jamás un venezolano tuvo acceso a divisas extranjeras porque ya cumplimos once años con Control de Cambio (2003) y es una dádiva graciosa que te asignen (sólo a los que pueden tener tarjeta de crédito), 300$ para compras por internet -una vez al año- 700$ si vas a Miami, a Bogotá (por más de 8 días) también 700$ y nunca más de 2.500 al año, vayas donde vayas. Control de Cambio que por supuesto no padecen jerarcas castrochavistas, chulos extranjeros y militares archicorruptos.

Una sola muestrita la tenemos en los 3,7 millones de dólares que Chávez en diez años le asignó a ese engendro donde comandan Pablo Iglesias, Íñigo Errejón, Luis Alegre y coincidencialmente un tío avispado de apellido Monedero. La asignación del Terminator Chávez, la justificó dada su “ilusión” ante estos trúhanes españoles que tenían una fundación “sin ánimo de lucro” nacida el año 2002 y cuya meta era promover “la redistribución de la riqueza”. ¡Y miren que la redistribuyeron!

Desmemorias, resignación, apatía, sinvergüenzura… De todo hay, fíjense no más que parece normal que ya no haya casi líneas aéreas internacionales volando a Venezuela y ofreciendo sus rutas desde aquí. Que mientras vemos a miles de colombianos, argentinos, ecuatorianos, uruguayos, costarricenses, mexicanos en las gradas de los diferentes estadios de Brasil donde juegan sus equipos, apenas unos cientos de venezolanos han podido viajar al Mundial de Fútbol. Y por eso –respetados lectores- en Venezuela en sangrienta parodia los goles hieden a pólvora. El guardameta es la Muerte y el capitán de la oncena de malandros, el odio y los antivalores.

Ahora cuando ya lo que nos dejan es un país destruido, saqueado, ensangrentado, comienzan a echarse las culpas unos a otros. Ratas abandonando un barco maltrecho que hace aguas. No me falla la memoria ¡No! Yo –gracias a Dios- tengo presente cada delito, cada crimen, cada engaño, cada culpable. No me confunden rencillas entre hampones. Observándolas estoy segura que el muerto, que era astuto y pendenciero debe tener ganas de aparecérsele a la banda y caerles a golpes.

Yo en cambio lo único que espero es que despierten millones y no acepten jamás que seamos un país llamado olvido

El bravo pueblo enfrentado a la Cubazuela corrompida

Un gris y anodino funcionario, de los tantos que rodearon a Chávez en sus 14 años en el poder, es hoy el carnicero sanguinario que desde la demencia que le causa su desesperación por permanecer donde sus amos los tiranos cubanos le colocaron, y está matando a jóvenes que con coraje le adversan. Ya no es Caracas solamente la ejemplarizante, es la tierra andina con sus recios montañeses indomables frente a la tiranía del otrora chofer de autobús convertido en autócrata por la dudosa lucidez de un moribundo que recibía en su bruma medicamentosa también órdenes de esas hienas que desde hace 55 años esclavizan y hambrean a Cuba y corrompen con su odio a toda América.

Tampoco es la bien llamada “Tierra de sol amada”, ese lar zuliano que ha parido por igual próceres libertarios y poetas. No es la tierra larense con sus crepúsculos que enamoran y su música que fascina… No es el centro bravío donde nació Venezuela… Tampoco las provincias orientales llenas de corajudos hombres en pareja con las mujeres tradicionalmente heroicas. Es Venezuela toda, Patria mancillada que despierta con la ira que sacude verla convertida en lupanar donde delinquen por igual gobierno y hampa porque en resumen de cuentas, son lo mismo. Es la ira de sabernos invadidos de chulos de una izquierda que agrupa asesinos, ladrones, resentidos, cínicos y los ha convertido en las figuras de un sub continente que perdió su latinidad para emerger como América Letrina, ladina y vergonzante con sus delincuentes trastocados en Jefes de Estado y sus pobres pueblos engañados pero felices siendo explotados por los favoritos del diablo.

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Judíos de Venezuela, la nueva diáspora

Soy periodista. Desde hace décadas me he dedicado a la fuente política y durante el mismo lapso he seguido las perversiones de una izquierda mal llamada progresista que consuetudinariamente se ha aliado a lo peor de la humanidad. Que ha revestido de idealismos las más nefastas tiranías y ha convertido en paladines a sociópatas y transgresores.

De esa izquierda salió o fue captado por ella, un hombre sin escrúpulos, obsesionado con el poder y capaz de hacer cualquier cosa porque en su mente no hubo jamás freno moral. Ese hombre se llamó Hugo Chávez.

Se puede con absoluta precisión decir que la historia y el hacer venezolano se dividen en el antes y el después de este militar golpista. Este clásico caudillo de montonera latinoamericana que luego de intentar derrocar el gobierno constitucional de Carlos Andrés Pérez el 4 de febrero de 1992, por esas incongruencias y amoralidades fue rodeado por seudo-demócratas que le alfombraron de dinero, medios de comunicación y ambiciones el camino a la presidencia de Venezuela por vías que ofrecía la democracia que después se encargó de destruir.

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¿A Obama o a Eufemia?

Cuando recibas esta carta sin razón, Eufemia,

Ya sabrás que entre nosotros todo terminó.

Si no la veses recebida por traición, Eufemia,

Te devuelvo tu palabra, Te la vuelvo sin usarla,

Y que conste en esta carta que acabamos de un jalón.

(Estrofa de la Carta a Eufemia, escrita por Martín Corona)

 

Mi pregunta viene después de leer la carta de Nicolás Maduro que han hecho pública luego de habérsela enviado a Barack Obama.

Y es que en un ejercicio de paciencia me calé los 8.200 caracteres que suman las sandeces, cursilerías y burradas que el “Multiplicador de penes” y algunos de sus compinches le zamparon al presidente norteamericano, en el castellano más altisonante que pudieron usar.

Me imagino al funcionario de la Casa Blanca a quien le asignaron la “misión” de traducir aquel mazacote de adjetivos, citas y disparates. Lo imagino perplejo, impactado, enredado, porque con seguridad nunca había recibido un texto así… Lo imagino también llegando a dudar de su impecable capacidad de traductor, porque con Maduro y su combo la lingüística, la fonología, la fonética, la semántica, la sintaxis, la morfología, la pragmática y la lexicografía fueron mandadas  al diablo por burguesas e imperialistas.

Vean no más esta perlita con la que arranca: “En nombre del pueblo del Libertador Simón Bolívar y del comandante Hugo Chávez, me dirijo a usted en defensa de la causa de la paz y como enemigo acérrimo de la guerra. Esta carta quiere llamarlo a la reflexión con respecto a la injusta, nefasta y aterradora posibilidad de una intervención militar estadounidense contra el pueblo de Siria”.

Me parece escuchar a Obama exclamar: “What?”

En la misma tónica se presenta cada párrafo, pero más allá del “estilacho” quiero pasearme por algunas “lindezas” que le dice. Una de ellas es esa donde lo pone de fan de Malcolm Little Norton. Dando por sentado que Obama es un “encapuchao” le dice que “Recuerde los luminosos ejemplos de dignidad de Malcom X”. Ejemplos tan “luminosos” como sus tratos con el hampa en Boston y Nueva York, lo que le costó ser condenado a varios años de prisión no precisamente por político ni ideólogo, sino por choro.

Con toda sinceridad, yo imagino a Cilia Flores, la “primera combatiente”, y a Elías Jaua, ese que por estos lares llaman “Burro con sueño” o en la legua de Obama “Donkey with dream”, redactando la carta… Uno le dice al otro ¡machete! lo “del inmenso John Lennon” y Maduro emocionado, ordenando desde su majestad presidencial: ¡Empújale esta otra vainita!

Así en esos interminables leroleros ñangaras se pasean por Malcom X y Martin Luther King, saltan de allí a Susan Sontag y por supuesto a la mazamorra ideológica del “Gigante” colorado…

Los escribidores de tan importante misiva, olvidando que Venezuela es uno de los países más peligrosos del mundo y donde las muertes violentas pan de cada día, le dicen a Obama, refiriéndose a la supuesta intervención en Siria: “¿Ése es el mundo que usted quiere? ¿Un mundo donde impere la paz de los cementerios?”. Lo dicen sin percatarse de que cualquiera puede recordarles que sólo en Caracas, durante el mes de agosto ingresaron a la morgue casi 500 cadáveres de víctimas de la violencia, y que aquí ni en los cementerios hay paz porque hasta los huesos se roban para usarlos en ritos importados de Cuba…

Gamelote del que comen los burros ese con el que borrajearon fastidiosas cuartillas. Cinismo el de estos farsantes al citar a Howard Zinn, un referente antibélico de esa izquierda que loa la anarquía, el marxismo y el comunismo hambreador, ellos que torturan a los presos políticos, que acosan hasta obligar al destierro a sus adversarios. Que persiguen, que amenazan, que siembran terror, que hacen del miedo política… Citan a Zinn cuando dijo: “¿No deberíamos pedirles a todos que olvidaran por un momento sus inflamados discursos e imaginaran lo que significará la guerra para unos seres humanos cuyos rostros no llegaremos a conocer, cuyos nombres no aparecerán sino en algún monumento futuro de la guerra?”. Lo citan estos facinerosos que garantizan seguridad al delincuente, y que nada dicen del 90% de impunidad en los crímenes que son parte de nuestra cotidianidad.

Desfalcadores de un país que han arruinado al mismo ritmo que ellos se han hecho inmensamente ricos. Mentirosos e hipócritas que no les sonroja –citando a Zinn- asegurar, en una Venezuela donde cada día hay más hambrientos y más desesperados: “…el bienestar de un pueblo nos enaltece mientras que su dolor nos rebaja a la inhumanidad más vil”

Cientos de miles de venezolanos han caído en esta guerra del hampa empoderada contra el ciudadano bueno e indefenso pero Maduro “aspira y espera” que Obama pare “el redoble fúnebre de los tambores de la guerra sobre Siria”. “Aspira y espera” además con esta sarta de estupideces, que lo crea un humanista, un pacifista y quizá hasta un Poeta.

Y en la “Onda” de Maduro, yo estoy segura que Obama “Aspira y espera” que  si hay una próxima carta, los inspirados prosistas tengan en cuenta que A writer have to think in her audience (Un escritor tiene que pensar en su audiencia).

 

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