El bravo pueblo enfrentado a la Cubazuela corrompida

Eleonora Bruzual

Un gris y anodino funcionario, de los tantos que rodearon a Chávez en sus 14 años en el poder, es hoy el carnicero sanguinario que desde la demencia que le causa su desesperación por permanecer donde sus amos los tiranos cubanos le colocaron, y está matando a jóvenes que con coraje le adversan. Ya no es Caracas solamente la ejemplarizante, es la tierra andina con sus recios montañeses indomables frente a la tiranía del otrora chofer de autobús convertido en autócrata por la dudosa lucidez de un moribundo que recibía en su bruma medicamentosa también órdenes de esas hienas que desde hace 55 años esclavizan y hambrean a Cuba y corrompen con su odio a toda América.

Tampoco es la bien llamada “Tierra de sol amada”, ese lar zuliano que ha parido por igual próceres libertarios y poetas. No es la tierra larense con sus crepúsculos que enamoran y su música que fascina… No es el centro bravío donde nació Venezuela… Tampoco las provincias orientales llenas de corajudos hombres en pareja con las mujeres tradicionalmente heroicas. Es Venezuela toda, Patria mancillada que despierta con la ira que sacude verla convertida en lupanar donde delinquen por igual gobierno y hampa porque en resumen de cuentas, son lo mismo. Es la ira de sabernos invadidos de chulos de una izquierda que agrupa asesinos, ladrones, resentidos, cínicos y los ha convertido en las figuras de un sub continente que perdió su latinidad para emerger como América Letrina, ladina y vergonzante con sus delincuentes trastocados en Jefes de Estado y sus pobres pueblos engañados pero felices siendo explotados por los favoritos del diablo.

En Venezuela están a la vista dos realidades: la de los honestos, la de los buenos -en ese sentido del que hablaba el poeta Antonio Machado- y la realidad que marca un régimen que muestra la parte abyecta de toda sociedad. En ese lado oficialista, junto a los Castro, verdaderos mandamases del lupanar llamado Cubazuela, están los chorros de corbata y cuello almidonado, los resentidos insaciables que desde la cúpula del Poder exigen más sangre y más botines buchones; los hampones vestidos de rojo, con sus carnets del partido de gobierno y sus “chapas” policiales que les dan licencia para masacrar.

Los militares, fauna maligna supremamente sinvergüenza e infinitamente cobarde. Rambos de pacotilla que han salido ahora de los campos de guerra de los lujosos restaurantes donde a lomo de Blue Label o la grupa de Buchanan’s 18 años han librado sus históricos combates, para enfrentar a nuestros jóvenes armados sólo de su dignidad. Generales con sus cornamentas ganadas a fuerza de perfeccionar la cabronería y hacerla su sobresaliente táctica…

También -y en puesto VIP- esos que apropiadamente define la analista política Thays Peñalver como “los Cadiveros, Caimaneros, Suiceros, Andorristas”. Están frente a nosotros, se sientan a nuestras mesas, se las disparan de moralistas, muchos son de misa diaria y otros los que “fervorosos” sacan la Torá del Arón Hakodesh, mientras esperan para seguir llenando sus arcas propias… Los que ven a La Meca, postrados en Mezquitas donde la mejor reunión y las más santas de las Salawāt se hacen para ver cuántos negocios proveerá este Alá que viéndoles a ellos me permito creer que resultó ser del PSUV… Todos hablan mal del gobierno, frente a la Venezuela opositora, y hacen cualquier cosa para que esta barbarie siga… Son esos que me causan un asco que me llega a ocasionar vómito…

Conocido resulta que las fieras cuando están heridas de muerte son más feroces… Por eso ese analfabeta funcional que hoy cuida los intereses de los infames tiranos Castro, extraordinarios generadores de eunucos y jineteras, analfabeta segundón del caudillo Hugo Chávez, más que caudillo, un Therminator, ha sacado las garras y asesina a nuestros jóvenes disidentes con una saña que tiene al mundo impresionado. Nicolás Maduro conduciendo un país como si fuese el chofer delirante de un autobús con ruta hacia los infiernos…

Y conocido ya es igualmente que Venezuela en esos jóvenes descomunales en su gallardía tiene el liderazgo a la altura de su bravo pueblo. Que a ellos se unen Leopoldo López, María Corina Machado y Antonio Ledezma, en sintonía clara con el clamor de millones de venezolanos. Que en las plazas, en las calles, en las universidades, en cada pueblo y cada ciudad se levantaron las trincheras heroicas de una lucha desigual.

Venezuela épica y democrática que sabe que no tiene aliados, pero que igual descubrió que con sus jóvenes decorosos tampoco los necesita. Venezuela tienen desnudo y acorralado al carnicero Nicolás Maduro y a un componente militar infame que ven despavoridos en cada rincón del suelo patrio, un resistente.