Durante más de una década, los países de América Latina en general, y Argentina en particular, se vieron beneficiados por un contexto internacional muy favorable e irrepetible.
Por un lado, los términos del intercambio alcanzaron niveles récord debido al fuerte incremento de los precios de las materias primas a partir de finales de los ’90, con el ingreso al mercado de China e India, con los precios de importaciones expandiéndose a un ritmo menor. Por otra parte, las tasas de interés internacionales se ubicaron durante varios años en sus mínimos históricos, representando un escenario de abundante liquidez y crédito “híper-barato”.
¿Qué hizo se Argentina en este contexto? Si bien se pudo aprovechar el “boom” del precio de los commodities, los cuales generaron cuantiosos ingresos de divisas y fiscales, a diferencia de los países de la región, no se tuvo en cuenta (o no se quiso tener en cuenta) la transitoriedad de este contexto: “nada es para siempre”. Continuar leyendo