Nota escrita en colaboración con Ignacio Rosenfeld
El nuevo Gobierno ha generado sentimientos encontrados en la población. Por ambos lados encontramos personas, sectores, que alaban y critican distintas aristas de una misma medida de la administración entrante. Es decir, las decisiones económicas del Gobierno de Mauricio Macri han puesto sobre la mesa la discusión sobre qué intereses deben ser atendidos primordialmente. En ese sentido, ¿deben solucionarse primero las cuestiones más micro, las que tienen un impacto inmediato en la población o deben mejorarse las condiciones macroeconómicas —alivianar la presión fiscal, establecer reglas de juego claras, etcétera— para que las empresas recuperen su nivel de actividad y así pueden trasladar su bonanza al resto de la comunidad?
Ahora bien, es interesante ver, no lo que ha ocurrido precisamente en estos meses de nuevo Gobierno, sino adentrarnos, aunque sea subrepticiamente, en lo que ha sido la gestión de la anterior administración, que, quiérase o no, ha planteado las condiciones a las que debe atenerse en el corto y mediano plazo la nueva administración. A tal efecto, un punto crucial es el atinente a los servicios públicos, más que nada cuando hoy en día el sinceramiento de las tarifas ha más que contribuido a la espiralización de la inflación.
De este modo, para el presente análisis debemos partir de los siguientes presupuestos —algunos generalizables para todos los países y otros propios del medio local, frutos de nuestra idiosincrasia: Continuar leyendo