Time Warp, una tragedia que obliga al debate

La cercanía de la noticia y del suceso requiere de opiniones fundamentadas. La tragedia de Costa Salguero amerita meditar las palabras. Ni el oportunismo legalizador ni el prohibicionismo colaboran en esta instancia de necesaria reflexión.

No se debe apelar a la retórica cuando, al momento de redactar esta columna, hay cinco jóvenes fallecidos y cinco internados en grave estado por presunta intoxicación debido al uso de drogas sintéticas. Pero la instancia es propicia para generar conciencia en torno a un problema del cual nadie habla demasiado. Parecería que se requiere de una desgracia para que los medios de comunicación posen la vista sobre un fenómeno preocupante, que quienes trabajamos la temática lo advertimos desde hace diez años.

El último informe con rigor metodológico sobre consumo de drogas entre estudiantes de enseñanza media, elaborado por el Observatorio Argentino de Drogas de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), daba cuenta de una tendencia alarmante en la magnitud del consumo de éxtasis entre jóvenes de 14 a 17 años durante el período 2001-2011. En diez años, la prevalencia de vida pasó del 0,2% al 2,1%, un aumento de casi mil por ciento. Continuar leyendo

Discutamos proyectos, no discursos mediatizados

La mayoría de las teorías clásicas de la comunicación refieren a un proceso lineal de participación entre un emisor, un mensaje, un canal y un receptor, que puede fallar fácilmente debido a una gran variedad de factores externos denominados ruidos o interferencias. Con el transcurrir de los años, es notorio que el mayor impedimento para ponernos de acuerdo sobre el problema de las drogas es la mala y deficiente comunicación en torno a los diversos planteos existentes.

Hace tiempo que en materia de información sobre el fenómeno algo pasa entre el emisor y el receptor. El que emite no emite con sustento. El que recibe lo hace escuchando sólo una parte y descartando el resto. Un error en la elección del qué y el cómo, un filtro periodístico subjetivo y una interpretación final por parte del escucha que luego la transforma en feedback a través de las redes sociales. A esto se le suman multiplicidad de interferencias, gritos, lobbies, ideologías, intereses contrapuestos. Y la bola de inconsistencias comienza a crecer de manera exponencial, retroalimentando al show mediático, el fulbito tribunero, la milimétrica fracción de rating.

El debate público sobre drogas en Argentina es como la lata de sopa Campbell inmortalizada por Andy Warhol. Continuar leyendo