La situación de anarquía que se vive en las calles de Venezuela, reflejada en los saqueos, la violencia, el crimen, la falta de productos básicos como el pan, la leche o la electricidad, no puede durar mucho más. La “revolución” está agotada. El desgobierno de Maduro está destinado a caer.
¿Qué es lo que hace falta? Que los venezolanos que están desesperados con esta situación, cansados de vivir este martirio, dejen de esperar el llamado de un mesías que los guíe a su salvación y decidan por sí mismos autoconvocarse, salir a las calles a protestar y exigir la renuncia del presidente.
Meses atrás el secretario general de la Mesa de la Unidad, Ramón Guillermo Aveledo, dijo en una reunión a puertas cerradas en Washington DC que “la unidad no sabe ser oposición sin elecciones”, refiriéndose a que el único mecanismo de resistencia que conocen es la movilización a través del voto. Estas palabras de Aveledo demuestran la desconexión que hoy por hoy existe entre la mesa de la unidad y la realidad del país. No me malentiendan. Con esto no quiero desmerecer todo el enorme trabajo y los avances que se hicieron durante los últimos años. Aveledo fue un titán que logró construir una alternativa política al chavismo que le abrió los ojos a millones de personas.