Por: Ezequiel Vázquez Ger
La situación de anarquía que se vive en las calles de Venezuela, reflejada en los saqueos, la violencia, el crimen, la falta de productos básicos como el pan, la leche o la electricidad, no puede durar mucho más. La “revolución” está agotada. El desgobierno de Maduro está destinado a caer.
¿Qué es lo que hace falta? Que los venezolanos que están desesperados con esta situación, cansados de vivir este martirio, dejen de esperar el llamado de un mesías que los guíe a su salvación y decidan por sí mismos autoconvocarse, salir a las calles a protestar y exigir la renuncia del presidente.
Meses atrás el secretario general de la Mesa de la Unidad, Ramón Guillermo Aveledo, dijo en una reunión a puertas cerradas en Washington DC que “la unidad no sabe ser oposición sin elecciones”, refiriéndose a que el único mecanismo de resistencia que conocen es la movilización a través del voto. Estas palabras de Aveledo demuestran la desconexión que hoy por hoy existe entre la mesa de la unidad y la realidad del país. No me malentiendan. Con esto no quiero desmerecer todo el enorme trabajo y los avances que se hicieron durante los últimos años. Aveledo fue un titán que logró construir una alternativa política al chavismo que le abrió los ojos a millones de personas.
Pero una oposición que no sabe leer la realidad no puede liderar al país en este momento. El 16 de abril, luego de las últimas elecciones presidenciales, Capriles tomó la decisión de entregarle la calle al chavismo pidiendo a la gente que no se movilice para protestar contra el robo electoral que había ocurrido. Si lo hizo por convicción, por miedo, o por conveniencia, no lo sé. Pero la realidad es que se enterró a sí mismo y dejó pasar la oportunidad de responder al llamado de la gente que masivamente había votado por él.
Desde abril hasta hoy la oposición política en Venezuela comenzó a perder los espacios que había conseguido. Se olvidó que Maduro se robó las elecciones y en lugar de trabajar para conseguir más espacios y recuperar lo que les robaron, pareciera que lo único que les importa es seguir siendo oposición y mantener este status quo que poseen. Capriles ya no marca ninguna agenda, si no que sigue la agenda que el propio gobierno le impone. Y mientras tanto el país se prende fuego.
Con la excusa de “el gobierno no nos da espacio en la radio o la televisión”, dicen que los únicos medios de comunicación son las redes sociales. Sin embargo, lo único que hacen es llamar a la gente a votar en diciembre, como si está vez fuese a ser diferente de las últimas diez que el gobierno se robó. Aveledo pasa más tiempo denunciando que el “decreto del día de la lealtad a Chávez viola ley electoral” y otras irregularidades, pero no se da cuenta que el problema no son las irregularidades, si no que todo el sistema está corrupto.
Existe sólo una manera de acabar con este régimen bruto, incompetente, corrupto, autoritario y retrógrado: recuperando la calle. Los venezolanos que están hartos de esta situación tienen que dejar de esperar que un líder los llame a protestar. Tienen que dejar de maldecir por Twitter y dar un paso más. Tienen que autoconvocarse y salir a la calle pacíficamente a exigirle la renuncia a Nicolás Maduro. Si el pueblo no lo pide, nadie lo va a hacer. No esperen que salgan todos para también salir. El momento es ahora.