¿Choque de civilizaciones o “intracivilizaciones”?

Veinte años atrás, el sobresaliente y recientemente fallecido politólogo Samuel Huntington escribía uno de sus artículos mas taquilleros y con impacto mas allá del mundo académico: ”El choque de civilizaciones“. Como siempre polémico, punzante, afirmaba que superada la Guerra Fría ganada por los EEUU y Occidente, los conflictos de las décadas por venir tendrían un fuerte condimento ligado a las variables culturales y religiosas. Variables siempre presentes en la vida del hombre y de los Estados, pero que el los siglos recientes habían pasado un poco al costado de la mano de las ideologías y los nacionalismos.

En esta hoja de ruta que nos ofrecía Huntington, las lineas de toque entre el mundo occidental y las zonas dominadas por el Islam y por la tradición confusiana en Asia deberían ser miradas y tratadas con particular atención. No casualmente, mientras escribía ese ensayo existía una violenta guerra en la zona de los Balcanes, en la puerta de Europa, en donde se masacraban bosnios musulmanes, croatas católicos y serbios ortodoxos.

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Las dificultades para la consolidación democrática: la teocracia no está sola

En los últimos meses han ocupado parte sustancial de los análisis periodísticos y académicos las tensiones cada vez más evidentes que se dan entre gobiernos con matrices teocráticas y fundamentalistas en el Medio Oriente con el normal desarrollo de procesos políticos democráticos y las garantías y derechos individuales. La situación en Egipto fue el epicentro de estas discusiones, con el ascenso al poder el año pasado de la Hermandad Musulmana y su posterior derrocamiento por un golpe de Estado pocas semanas atrás. En un escenario de manifestaciones cruzadas y ascendente violencia, amplios sectores de la población y la casi totalidad de las FFAA venían cuestionando al presidente Morsi, que llegó al poder por ser una primera minoría electoral, por sus planes crecientemente autoritarios y “cesarísticos“. Otro caso que genera particular atención, y con implicancias estratégicas aun mayores de las ya importantes que se dan en la tierra de los faraones, es Turquía. Allí, un fundamentalismo pretendidamente moderado ocupa el Poder Ejecutivo, pero ha venido dando muestras de crecientes turbulencias por sus acciones y medidas y generando malestar y temor en amplios sectores sociales en general y en los militares en particular.

Desde hace años un sobresaliente politólogo como Giovanni Sartori advierte acerca de las tensiones propias que existen cuando se busca cambiar teocracia y democracia. La razón básica es que, en esta última, la voz del pueblo es la voz de Dios en tanto que en la primera la voz de Dios se escucha de la boca y pluma de los religiosos y teólogos-políticos que la decodifican y retransmiten a la sociedad. El caso más extremo y conocido es el Irán post revolución de 1979. Allí, la palabra final de quién y cómo se presentan a los diferentes cargos electivos la tienen los mandos religiosos y en especial el jefe político y espiritual del país, el Ayatollah. La gente vota, pero sólo a aquellos que pasan el filtro. Usualmente sólo un 20 o 30%, o aún menos son autorizados.

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